sábado, 29 de abril de 2017

EXIGENCIAS DE LOS CINCO PRIMEROS SÁBADOS DEL MES PEDIDO POR LA VIRGEN DE FÁTIMA



     Son cuatro las exigencias para cumplir el fervoroso deseo de la Madre de Dios expresado en Pontevedra:


-         CONFESAR

-         COMULGAR

-         REZAR CINCO MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO

-         MEDITAR 15 MINUTOS SOBRE LOS MISTERIOS DEL ROSARIO.



     Y todo esto durante cinco primeros sábados de mes consecutivos, con la intención de consolar a María Santísima y de expiar los pecados con los cuales Ella es ofendida.


LA CONFESIÓN




     Es recomendable recibir el sacramento de la Santa Confesión en el tiempo comprendido dentro de los ocho días anteriores o posteriores al primer sábado. Pero, si ello fuera imposible, este plazo puede ser extendido, siempre y cuando, el día mismo del primer sábado el alma se halle en estado de gracia.


     En efecto, el 15 de febrero de 1926, al aparecérsele el Niño Jesús, Sor Lucía le presentó:


   “las dificultades que tenían algunas almas de confesarse en sábado y pidió que fuese válida la confesión de ocho días. Jesús respondió: –Sí, puede ser de muchos días más todavía, con tal que, cuando me reciban, estén en gracia y tengan la intención de desagraviar al Inmaculado Corazón de María. Ella preguntó: ––Jesús mío, ¿y las que olvidan tener esta intención? Jesús respondió: ––Pueden hacerla en otra confesión siguiente, aprovechando la primera ocasión que tuvieran de confesarse”.


     Aquí cabe plantear la siguiente pregunta: ¿Cómo una buena confesión puede reparar las ofensas cometidas contra el Corazón Inmaculado de María?


     Las ofensas contra Dios no pueden ser separadas de las que se cometen contra la Santísima Virgen. Si se ofende a Dios, se ofende también a la Bienaventurada Virgen María, y viceversa. Es por eso que la Madre de Dios exige en sus apariciones esta doble expiación.


     En su primera aparición del 13 de mayo de 1917, Nuestra Señora, después de haberles prometido el Cielo, preguntó a los pequeños videntes:


     “¿Queréis ofrecer a Dios sacrificios y aceptar todos los sufrimientos que Él os envíe en reparación de LOS TAN NUMEROSOS PECADOS QUE OFENDEN A SU DIVINA MAJESTAD? ¿Queréis sufrir para obtener la conversión de los pecadores, para reparar las blasfemias, así como también TODAS LAS OFENSAS HECHAS AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA? ––Sí, queremos–– responde Lucía, con entusiasmo, en nombre de los tres.”



   ¿Cuáles son estas ofensas de las cuales habla la Madre de Dios?



     Hay que considerar que María es incomparablemente la más grande benefactora de los hombres. Es Ella quien dio a luz a nuestro Salvador. Es Ella quien, como Corredentora, padeció al pie de la cruz. Todas las gracias de la Redención que Nuestro Señor Jesucristo, Salvador por esencia, nos ha merecido a través de su amarga Pasión, Ella, como Corredentora, también las ha co-implorado y co-merecido. Finalmente, Dios queriendo recompensar los inigualables méritos de la Madre Dolorosa, la honró instituyéndola Mediadora de Todas las Gracias.


     Sin embargo, por el pecado no solamente se ofende a Dios, sino que se rechaza su gracia. Y al rechazar las gracias de Dios se rechazan también vilmente las gracias que Ella, sumergida en la Pasión junto a su Divino Hijo  en el mar del dolor, nos ha co-merecido. El pecado y la frialdad e indiferencia frente a Dios resultan también, por lo tanto, una amarga ingratitud e injusticia que ofenden el tierno Corazón maternal de María y por las cuales Dios exige reparación.


     En primer lugar, entonces, una confesión puede desagraviar al Corazón Inmaculado de María si, aparte del habitual pedido de perdón por los pecados cometidos contra Dios, se tiene también la intención de pedir perdón por haber ofendido con esos mismos pecados al Corazón de María.


     En segundo lugar, una confesión puede consolar el Corazón Doloroso de María en cuanto el alma, al expresar así su voluntad de recibir los frutos  de la Redención en toda su plenitud, no solamente alcanza el perdón de sus pecados, sino que aumenta en sí misma la gracia santificante, procurando de este modo que la Madre de Dios, al menos para sí misma, no haya padecido en vano.



“FATIMA ROMA MOSCÚ"


Padre Gérard Mura.




jueves, 27 de abril de 2017

EXCELENCIA DEL SANTO ROSARIO EN SU ORIGEN Y EN SU NOMBRE 4a Rosa: El Rosario y el Beato Alano




     
      Todas las cosas, inclusive las más santas — sobre todo cuando dependen de la voluntad humana — están sujetas a cambio.  No hay, pues, por qué extrañarse de que la Cofradía del Santo Rosario no haya subsistido en su primitivo fervor sino unos cien años después de su fundación. Luego permaneció casi sumido en el olvido. Además, la malicia y envidia del demonio han contribuido mucho seguramente para que se descuidara el Santo Rosario, a fin de detener los torrentes de gracia divina que esta devoción atrae al mundo. Efectivamente, la justicia divina afligió todos los reinos europeos en año 1349 con la peste más temible que se haya visto jamás. Esta se extendió desde Oriente  por Italia, Alemania, Francia, Polonia y Hungría…, devastando casi todos estos territorios, ya que de cada cien hombres sólo  quedaba uno vivo. Las ciudades, los pueblos, las aldeas y los monasterios quedaron casi desiertos durante los tres años que duró la epidemia. A este azote de Dios siguieron otros dos: la herejía de los flagelantes y un malvado cisma en el año 1376.

Nota: Tres calamidades que se interpretaron como castigos divinos:
   la llamada peste negra (1348), que despobló conventos y ciudades;
   la guerra, que a su vez, hacía estragos —especialmente en Francia — y conducía a los peores desórdenes en todos los campos;
   la herejía de los flagelantes, especie de iluminados que comenzaron su actividad “flagelándose” el cuerpo hasta sangrar, para apaciguar —según ellos — la ira divina, pero que luego se convirtieron en un movimiento herético-político, que rechazaba la autoridad de la Iglesia, despreciaba los medios ordinarios de salvación y no conocía otra razón que la hoguera y la cárcel.


     Después de que, por la misericordia divina, cesaron estas calamidades, la Santísima Virgen ordenó al Beato Alano de la Rupe —célebre doctor y famoso predicador de la Orden de Santo Domingo del convento de Dinán, en Bretaña — renovar la antigua Cofradía del Santo Rosario, a fin de que — ya que la susodicha Cofradía había nacido en esta provincia — un religioso del mismo lugar tuviera el honor de restaurarla. Este bienaventurado Padre comenzó a trabajar en esta noble empresa en el año 1460, sobre todo después de que el Señor — como lo cuenta él mismo — le dijo cierto día desde la hostia consagrada, mientras celebraba la Santa Misa, a fin de impulsarlo a predicar el Santo Rosario: "¿Por qué me crucificas de nuevo?" — "¿Cómo, Señor?", respondió aterrado el Beato Alano. — "Tus pecados me crucifican, respondió Jesucristo. Aunque preferiría ser crucificado de nuevo a ver a mi Padre ofendido por los pecados que has cometido. Tú me sigues crucificando, porque tienes la ciencia y cuanto es necesario para predicar el Rosario de mi Madre e instruir y alejar del pecado a muchas almas… Podrías salvarlas y evitar grandes males. Pero, al no hacerlo, eres culpable de sus pecados." Tan  terribles reproches hicieron que el Beato Alano se decidiera a predicar incesantemente el Rosario.


     La Santísima Virgen le dijo también cierto día, para animarlo más todavía  a predicar el Santo Rosario: "Fuiste un gran pecador en tu juventud. Pero yo te alcancé de mi Hijo la conversión. He pedido por ti y deseado — si fuera posible — padecer toda clase de trabajos  por salvarte, ya que los pecadores convertidos constituyen mi gloria, y hacerte digno de predicar por todas partes mi Rosario."  


     Santo Domingo, describiéndole los grandes frutos que había conseguido entre las gentes por esta hermosa devoción que él predicaba continuamente, le decía: "Mira los frutos que he alcanzado con la predicación del Santo Rosario. Que hagan lo mismo tú y cuantos aman a la Santísima Virgen, para atraer, mediante el santo ejercicio del rosario, a todos los pueblos a la ciencia verdadera de la  virtud."

      Esto es, en resumen, lo que la historia nos enseña acerca del establecimiento del Santo Rosario por Santo Domingo y de su restauración  por el Beato Alano de la Rupe.



“El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”



San Luis María Grignion de Montfort.



lunes, 24 de abril de 2017

EXCELENCIA DEL SANTO ROSARIO EN SU ORIGEN Y EN SU NOMBRE 3a ROSA- El Santo Rosario y Santo Domingo




El establecimiento del santo rosario en forma tan milagrosa guarda cierta semejanza con la manera de que se sirvió Dios para promulgar su ley en el monte Sinaí y manifiesta claramente la excelencia de esta maravillosa práctica. Santo Domingo, iluminado por el Espíritu Santo e instruido por la Santísima Virgen y por su propia experiencia, dedicó el resto de su vida a predicar el Santo Rosario, con su ejemplo y su palabra, en las ciudades y los campos, ante grandes y pequeños, sabios e ignorantes, católicos y herejes. El Santo Rosario —que rezaba todos los días— constituía su preparación antes de predicar y su acción de gracias después de la predicación.


     Se preparaba el Santo, detrás del altar mayor de Nuestra Señora de París, con el rezo del Santo Rosario para predicar en la fiesta de San Juan Evangelista, cuando se le apareció la Santísima Virgen y le dijo: " Aunque lo que tienes preparado para predicar sea bueno, aquí, te traigo un sermón mucho mejor." Santo Domingo recibe, de manos de María, el escrito que contiene el sermón, lo lee, lo saborea, lo comprende y da gracias por él a la Santísima Virgen. Llega la hora del sermón, sube al púlpito y, después de no haber recordado, en alabanza de San Juan, sino que había merecido el guardián de la Reina del Cielo, dijo a la asamblea de nobles y doctores, que habían venido a escucharlo y estaban acostumbrados a oír solo discursos ingeniosos y pulidos, que no les hablaría con palabras elocuentes de la sabiduría humana, sino con la sencillez y fuerza del Espíritu Santo.
     Les predicó el Santo Rosario, explicándoles palabra por palabra, como a niños, la salutación angélica, sirviéndose de comparaciones muy sencillas, leídas en el escrito que le diera la Santísima Virgen.


     Aquí están las palabras del sabio Cartagena, que él tomó, en parte, del libro del Beato Alano de la Rupe titulado De Dignitate Psalterii: Afirma el Beato Alano que su Padre, Santo Domingo, le dijo un día en una revelación: “¡Hijo mío! Tú predicas. Pero para que no busques la alabanza humana, sino la salvación de las almas, escucha lo que me sucedió en París: Debía predicar en la Iglesia Mayor de Santa María, y quería hacerlo ingeniosamente, no por jactancia, sino a causa de la nobleza y dignidad de los asistentes. Mientras recitaba mi salterio (es decir, el rosario), según mi costumbre, durante la hora que precedía al sermón tuve un éxtasis. Veía a mi amada Señora, la Virgen María, que, ofreciéndome un libro, me decía: Por bueno que sea el sermón que vas a predicar, aquí te traigo una mejor!
     

     Muy contento, tomé el libro, lo leí todo, y, como María lo había dicho,  encontré lo que debía predicar. Se lo agradecí de todo corazón. Llegada la hora del sermón, subí a la cátedra sagrada. Era la fiesta de San Juan, pero sólo dije del apóstol que mereció ser escogido para guardián de la Reina del cielo. En seguida hablé así a mi auditorio: ¡Señores e ilustres maestros! Estáis acostumbrados a oír sermones sabios y elegantes. Pero no quiero dirigiros doctas palabras  de sabiduría humana, sino mostraros el Espíritu de Dios y su poder.” Entonces, añade Cartagena, siguiendo al Beato Alano, Santo Domingo les explicó la salutación angélica mediante comparaciones y semejanzas muy sencillas.


     El Beato Alano —como dice el mismo Cartagena— relata muchas otras apariciones del Señor y de la Santísima Virgen a Santo Domingo para instarle y animarle más y más a predicar el Santo Rosario, a fin de combatir el pecado y convertir a pecadores y herejes. Oigamos este pasaje: “El Beato Alano refiere que la Santísima Virgen le reveló que Jesucristo, su Hijo, se había aparecido después de Ella a Santo Domingo y le había dicho: “Domingo, me alegro de que no te apoyes en tu sabiduría y de que trabajes con humildad en la salvación de las almas sin preocuparte por complacer la vanidad humana. Muchos predicadores quieren desde el comienzo tronar contra los pecados más graves, olvidando que antes de dar un remedio penoso es necesario preparar al enfermo para que lo reciba y lo aproveche. Por ello deben exhortar antes al auditorio al aprecio de la oración, y especialmente a mi salterio angélico. Porque, si todos comienzan a rezarlo, no hay duda de que la clemencia divina será propicia con los que perseveren. Predica, pues, mi rosario”.


     En otro lugar dice el Beato Alano: “ Todos los predicadores hacen rezar a los cristianos la salutación angélica al comenzar sus sermones para obtener la gracia divina. La razón de ello es una revelación de la santísima Virgen  a Santo Domingo: “Hijo mío —le dijo—, no te sorprendas de no lograr éxito en tus predicaciones, porque trabajas en una tierra que no ha sido regada por la lluvia. Recuerda que, cuando Dios quiso renovar al mundo, envió primero la lluvia de la salutación angélica. Así se renovó el mundo. Exhorta, pues, a las gentes en tus sermones  a rezar el rosario, y recogerás grandes frutos para las almas.” Hízolo así el Santo constantemente, y obtuvo notable éxito en sus predicaciones.(Puedes leer esto en el “ libro de los milagros del santo rosario” escrito en italiano, y en el discurso 143 de Justino).


     Me he complacido en citarte palabra por palabra los pasajes de estos serios autores en favor de los predicadores y personas eruditas, que pudieran dudar  de la maravillosa eficacia del Santo Rosario. Mientras los predicadores — siguiendo el ejemplo de Santo Domingo — enseñaron la devoción del Santo Rosario, florecían la piedad y el fervor en las órdenes religiosas que lo practicaba y en el mundo cristiano. Pero, cuando empezó a descuidarse este regalo venido del cielo, sólo vemos pecados y desórdenes por todas partes.




“El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”



San Luis María Grignion de Montfort


EXCELENCIA DEL SANTO ROSARIO EN SU ORIGEN Y EN NOMBRE 2° ROSA- Origen del rosario



     El rosario, compuesto fundamentalmente y sustancialmente por la oración de Jesucristo (el padrenuestro), la salutación angélica (el avemaría) y la meditación de los misterios de Jesús y de María, constituye, sin duda, LA PRIMERA PLEGARIA Y LA PRIMERA DEVOCIÓN DE LOS CREYENTES. Desde los tiempos de los apóstoles y discípulos ha estado en uso, siglos tras siglos, hasta nuestros días. (los apóstoles y discípulos, que habían aprendido de labios de Jesús el padrenuestro–y quienes creyeron gracias a su palabra y testimonio– y se reunían para celebrar la presencia salvadora del  Señor, recitaban la oración dominical, meditaban y celebraban el memorial de Jesucristo y sentían la presencia de María, la Madre de Jesús, Maestra de oración.)


     Sin embargo, el santo rosario —en la forma y método de que hoy nos servimos en su recitación— sólo fue inspirado a la Iglesia —en 1214— POR LA SANTÍSIMA VIRGEN QUE LO DIO A SANTO DOMINGO para convertir a los herejes albigenses y a los predicadores. Ocurrió en la forma siguiente, según lo narra el Beato Alano de la Rupe en su famoso libro intitulado De dignita te psalterii:


     “Viendo Santo Domingo que los crímenes de los hombres obstaculizaban la conversión de los albigenses, entró en un bosque próximo  a Tolosa y permaneció allí tres días y tres noches dedicado a la penitencia y a la oración continua, sin cesar de gemir, llorar y mortificar su cuerpo con disciplinas para calmar la cólera divina, hasta que cayó medio muerto. La Santísima Virgen se le apareció en compañía de tres princesas celestiales y le dijo: “¿Sabes, querido Domingo, de qué arma se ha servido la Santísima Trinidad para reformar al mundo?” — ¡Oh Señora, tú lo sabes mejor que yo—respondió él—, porque, después de Jesucristo, tu Hijo, tú fuiste el principal instrumento de nuestra salvación! Pues sabe añadió ella — que la principal pieza de la batalla ha sido el salterio angélico, que es el fundamento del Nuevo Testamento. Por ello, si quieres ganar para Dios esos corazones endurecidos, predica mi salterio.”

     Se levantó el Santo muy consolado. Inflamado de celo por la salvación de aquellas gentes, entró en la catedral. Al momento repicaron las campanas para reunir a los habitantes, gracias a la intervención de los ángeles. Al comenzar él su predicación, se desencadenó una terrible tormenta, tembló la tierra, se oscureció el sol, truenos y relámpagos repetidos hicieron palidecer y temblar a los oyentes. El terror de éstos aumentó cuando vieron que una imagen de la Santísima Virgen, expuesta en lugar prominente, levantaba por tres veces los brazos al cielo para pedir  a Dios venganza contra ellos si no se convertían y recurrían a la protección de la santa Madre de Dios.

     Quería el cielo con estos prodigios promover esta nueva devoción del rosario y hacer que se la conociera más.

     Gracias a la oración de Santo Domingo, se calmó, finalmente, la tormenta. Prosiguió él su predicación, explicando con tanto fervor y entusiasmo la excelencia del santo rosario, que casi todos los habitantes de Tolosa lo aceptaron, renunciando a sus errores. En poco tiempo se experimentó un gran cambio de vida y costumbre en la ciudad.”




“EL SECRETO ADMIRABLE DEL SANTÍSIMO ROSARIO”



San Luis María Grignion de Montfort


EXCELENCIA DEL ROSARIO EN SUS ORIGEN Y EN SU NOMBRE 1.° ROSA – Las oraciones del Rosario



El rosario encierra dos realidades: la oración mental y la vocal. La ORACIÓN MENTAL en el santo rosario es la meditación de los principales MISTERIOS DE LA VIDA, MUERTE Y GLORIA, de Jesucristo y de su Santísima Madre. La ORACIÓN VOCAL consiste en la recitación de QUINCE DECENAS DE AVEMARIAS, precedidas de un padre nuestro, unida a la meditación y contemplación de las QUINCE principales virtudes que Jesús y María practicaron, conforme a los QUINCE MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO.


     En la primera parte–QUE CONSTA DE CINCO DECENAS–se honran y consideran los CINCO MISTERIOS GOZOSOS. En la segunda, LOS CINCO DOLOROSOS. Y en la tercera, LOS CINCO MISTERIOS GLORIOSOS.


     De este modo, el santo rosario constituye un conjunto sagrado de oración mental y vocal para honrar e imitar los misterios y virtudes de la vida, muerte, pasión y gloria de Jesucristo y de María.



“EL SECRETO ADMIRABLE DEL SANTÍSIMO ROSARIO”



San Luis María Grignion de Montfort.




sábado, 22 de abril de 2017

MARÍA MI IDEAL



Asunto importante, vital, y por desgracia muy poco comprendido, es el que nos proponemos desarrollar en el presente capítulo.

     Hijos amantes de nuestra bondadosa Madre, leedlo con sencillez, reflexionadlo detenidamente para penetraros de su importancia y practicarlo.

     De entre las distintas maneras como se puede considerar el asunto, la más común es tratarlo con profundidad excesiva, situándose en elevaciones muy pocos alcanzadas. De ahí que muchas almas, tras no pequeña fatiga, se quedan sin llegar a entender ni aun el sentido de la palabra IDEAL. Para tales, el ideal no es sino una especie de quimera puramente imaginaria, buena a lo sumo para entretenerse en bellas especulaciones y fantásticas teorías.

     Falsa y funesta apreciación.

     No; el ideal no es un fantasma caído de las nubes, una aberración, un correr ciego hacia lo incierto y desconocido, que adormece e ilusiona a ciertos espíritus poco equilibrados. El ideal es una cosa real.

     Podríamos definirlo: EL PENSAMIENTO DE DIOS REALIZADO. 

     Pero como esta definición es todavía demasiado abstracta, procuraremos sensibilizarla cuanto nos sea posible.

     El ideal es el bien que entreveo, el deber que presiento, la virtud que aprecio y anhelo, la perfección elevada a sus más finos quilates y amada como tal. Eso es el ideal.

     
     Pero no basta conocer un ideal; he de buscar MI IDEAL. Pues distintas cosas son tener un ideal y tener mi ideal. 
     El primero es la perfección y el amor del bien en común; cosa necesaria.
     El segundo es eso mismo, pero aplicado a mi peculiar situación personal.
     En el último aspecto podría definirlo: LA IDEA LUMINOSA Y VIVA DEL FIN QUE DEBO ALCANZAR Y DE LOS MEDIOS QUE ME CONVIENE ESCOGER.

     El ideal, en su aspecto genérico y universal, es uno solo: la virtud, la santidad.
     El ideal, en su aspecto específico, puede ser múltiple, como múltiples son los objetos en que concretarse puede; existe el ideal del militar, el del ingeniero, el del pintor, el del poeta, el del orador, etc. Cada estado y cada profesión tienen su propio ideal.
     No siendo nuestro objeto hablar de todos esos distintos ideales, descendamos ya a  señalar NUESTRO IDEAL.

     ¿Cuál será, piadosos hijos de María, nuestro peculiar ideal?

     Nuestro ideal es la Virgen Inmaculada, es la vida de intimidad, es el volvernos semejantes a María por la imitación de sus virtudes.


     MARÍA ES NUESTRO IDEAL: ¿y qué intentamos expresar con eso?

     Queremos significar que, cautivadas nuestras almas por los encantadores hechizos y atractivos de la Virgen sin mancha, la constituimos eje y centro de nuestra vida, nos la ponemos por modelo a imitar en nuestras acciones y concentramos todos los esfuerzos de nuestras almas, toda la actividad de nuestros espíritus y los entusiasmos de nuestros corazones en amarla y asemejarnos a Ella para parecernos más a Jesús.


     MARÍA ES NUESTRO IDEAL: ¿qué más deseamos decir con eso?

     Que Ella es para nosotros la obra maestra, el compendio de toda perfección, y nuestro mayor anhelo se cifra en se perfectos como nuestra Madre celestial es perfecta.


     ¡Oh!, tú, que suspiras por amar a María, que sientes pasar por tu alma la brisa cálida y arrulladora del amor de esa Madre ideal; tú, cuya alma, siempre joven y ardiente, vibra en presencia de lo hermoso, de lo grande y de lo noble: detente un instante en el rápido correr de la vida y pon los ojos en María…, mírala otra vez, contémplala bien, y …camina con la vista fija en Ella, el corazón unido a Ella y el alma de Ella rebosante.


     Nunca descanses; sueña en constantes mejoras, en progresar siempre, si jamás reposar en la realización de tu hermoso ideal.


     MARÍA ES NUESTRO IDEAL: significa la necesidad de reproducirla en nosotros, de vivir ese ideal; y para vivirlo siento la precisión de acercarme a él lo más posible; experimento el apremio de acostumbrarme a vivir la vida de intimidad con la divina Madre de Jesús.

     Tenemos que recordar frecuentemente cual sea nuestro ideal. Hacer como el pintor que desea reproducir su imagen predilecta: mira, examina, tantea, borra, añade, completa y perfecciona siempre más su obra.


     ¡Oh!, sí, miremos y examinemos siempre a María; y a la contemplación de la grandeza y bondad de este divino ideal, entusiasmémonos y apasionémonos por él, ya que la pasión santa en la prosecución de un fin sobrenatural se viene a cristalizar en supremos esfuerzos por abrazarse con el ideal.
     ¡Inmenso e irresistible poder el de la pasión al servicio del ideal! ¡Ojalá brote en nuestro corazón esa noble pasión de amar a la divina Madre de Jesús!


     ¿Sería demasiado pedir?

     A veces surge tan arrolladora e irresistible en el corazón de los mundanos esa pasión por alcanzar un ideal efímero, engañoso y frecuentemente vergonzoso, que arrastraría la muerte y se dejaría hacer pedazos; y María, ideal tan puro, tan noble y tan divinamente sublime, ¿no será suficiente a encender a nuestras almas esa llama que transfigura y así endulza el dolor cual si con él jugara, no de otra manera sino como el viento juega con las hojas muertas, a su soplo levantadas de la tierra y arrancadas de los árboles por una ráfaga otoñal?

     ¿Seríamos nosotros, hijos privilegiados de María, más flojos en el amor y en la correspondencia a las regaladas  finezas de nuestra encantadora Señora, que los ciegos esclavos que Satanás encadena a su carro de triunfo para hacer de ellos trofeos de su victoria?

     No, no, oh encantadora Madre, no ha de ser así. Jamás consentiremos quedarnos en una medianía o vulgaridad rastreras.

     Miraremos de frente este divino ideal, donde Jesús se refleja y a través del cual se manifiesta tan tierno y celestial.

     Y con esta vista, encendida en nosotros la noble, la ardiente, la insaciable pasión de unirnos a Vos, oh dulce Madre:

    
VIVIREMOS junto a Vos,
                                                VIVIREMOS en Vos,
                                                VIVIREMOS para Vos. 


Y vuestro amor, ¡oh Madre idealmente bondadosa y bella!:


IRRADIARÁ en nuestra frente,
CENTELLARÁ en nuestro corazón,
RESPLANDECERÁ en nuestra alma,



         Será la antorcha sagrada que nos alumbrará, nos calentará y nos mostrará el camino. Será la bandera inmaculada a cuya sombra marcharemos fuertes, generosos, caballerescos.


¡OH MARÍA, SIEMPRE, SIEMPRE, SED VOS MI BELLO IDEAL!
¡SED EL CORAZÓN DE MI CORAZÓN!
¡SED MI VIDA, MI DULZURA, MI ESPERANZA! AMÉN.



“Espíritu de la vida de intimidad
Con la Santísima Virgen”

R.P Lombaerde- Misionero de la Sagrada Familia.
 





OBSEQUIO DÉCIMO A NUESTRA SEÑORA (Último obsequio).




DIFERENTES HOMENAJES QUE PUEDEN PRACTICARSE EN HONOR DE MARÍA


    I—Celebrar, hacer celebrar u oír Misa en honor de la Santísima Virgen. No negamos que el santo sacrificio de la Misa sólo puede ofrecerse a Dios, en reconocimiento de su dominio supremo. Pero esto no impide, dice el Concilio de Trento, que pueda, al mismo tiempo, ofrecerse a Dios en acción de gracias por los favores concedidos a los santos y a su Madre Santísima y para que, al hacer nosotros memorias de ellos, se dignen interceder en favor nuestro. Por eso se dice en la Misa: Para que redunde en honor de ellos y a nosotros nos alcance la salvación. La misma Virgen reveló a una persona que el obsequió de la Misa, al igual que recitar tres Padre Nuestro, Avemarías y Gloria a la Santísima Trinidad en acción de gracias por los dones concedidos a María, le es agradable en extremo. Porque no pudiendo  ella dar las gracias en plenitud al Señor por todos los dones que le concedió. Goza mucho con que sus hijos le ayuden a agradecer al Señor.


    II—Honrar a los santos más allegados a María, como San José, San Joaquín y Santa Ana. La Virgen misma recomendó a una persona noble la devoción a Santa Ana, su madre. Del mismo modo, honrar a los santos más devotos de la Madre de Dios, como San Juan evangelista, San Juan Bautista, San Bernardo, San Juan Damasceno, defensor de sus imágenes, San Idelfonso, defensor de su virginidad, etc.


III—Leer cada día algún libro que hable de las Glorias de María. Predicar o animar a todos, especialmente a los propios familiares, a practicar la devoción a la Madre de Dios. Un día le dijo la Virgen a Santa Brígida: “Haz que tus hijos sean mis hijos”. Orad cada día por los vivos y los difuntos más devotos de maría.


    Dejo de lado muchas otras devociones que se hallan en otros libros, como la de los gozos, de los doce privilegios de María y otras semejantes, y término esta obra con las hermosas palabras de San Bernardino:


“¡OH MUJER BENDITA ENTRE TODAS LAS MUJERES! TÚ ERES EL AMOR DEL GÉNERO HUMANO, LA SALVACIÓN DE NUESTRO PUEBLO. TIENES MÉRITOS ILIMITADOS Y PODER ABSOLUTO SOBRE TODAS LAS CRIATURAS. ERES LA MADRE DE DIOS, LA SEÑORA DEL MUNDO, LA REINA DEL CIELO. ERES LA DISTRIBUIDORA DE TODAS LAS GRACIAS Y ORNAMENTO DE LA SANTA IGLESIA. ERES PARADIGMA DE LOS JUSTOS, CONSUELO DE LOS SANTOS, FUNDAMENTO DE NUESTRA SALVACIÓN. ERES ALEGRÍA DEL PARAÍSO, PUERTA DEL CIELO, GLORIA DE DIOS. MIRA, HEMOS PUBLICADO TUS ALABANZAS. TE SUPLICAMOS PUES, OH MADRE DE BONDAD, QUE SUPLAS NUESTRAS LIMITACIONES, EXCUSES NUESTRA OSADÍA, ACEPTES GUSTOSA NUESTRO SERVICIO Y BENDIGAS NUESTRAS FATIGAS, IMPRIMIENDO EN EL CORAZÓN DE TODOS TU AMOR, PARA QUE DESPUÉS DE HABER AMADO Y HONRADO EN ESTE MUNDO A TU HIJO, PODAMOS ALABARLO Y BENDECIRLO ETERNAMENTE EN EL CIELO, AMÉN.”



“LAS GLORIAS DE MARÍA”



San Alfonso María de Ligorio.

viernes, 21 de abril de 2017

OBSEQUIO NOVENO A NUESTRA SEÑORA




ACUDIR FRECUENTEMENTE A MARÍA

   
    Sostengo que entre los obsequios que se brindan a nuestra Madre, ninguno le agrada tanto como el acudir con frecuencia a su intercesión, pidiéndole ayuda en todas las necesidades particulares, tales como peligros, aflicciones y tentaciones, y especialmente en las tentaciones contra la pureza. 

Entonces la Madre de Dios nos libra si acudimos a Ella con la antífona BAJO TU AMPARO, etc., o con el AVEMARÍA, o con sólo invocar su santísimo nombre, que posee una fuerza especial contra los demonios. 

El beato Santi, acudió a María en una tentación deshonesta. En seguida se le apareció, le puso la mano en el pecho y lo libró. Provechoso  es también en esos casos besar o apretar el Rosario, el escapulario o mirar alguna imagen de la Virgen. Se ha de saber, además que Benedicto XIII concedió 50 días de indulgencia a quien pronuncia los nombres de Jesús y de María.


“LAS GLORIAS DE MARÍA”


San Alfonso María de Ligorio.





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