PATRONA
DE LA GRAN CIUDAD SANTAFESINA
La Virgen del Rosario
es
la Fundadora y Patrona Jurada de
esta populosa ciudad homónima.
Rosario, la Villa Ilustre y Fiel,
que no conoce fundador, por ser la Virgen su única Fundadora, no fue
establecida con el protocolo de las demás ciudades de la época colonial.
Hay divergencia respecto a la fecha de su
fundación. Pero, lo que no podrá ponerse en duda, es el acierto de haber
elegido el día de la Virgen del Rosario
como punto de partida fundacional, a cuya devoción tradicional están ligados
sus orígenes, de tal manera que resultan inseparables.
Según don Pedro de Tuella y Mompesar, el nacimiento de Rosario tuvo lugar en
1725. En ese año, don Francisco Godoy, al frente de varias familias españolas e
indios calchaquíes, emigraron desde las fronteras del Chaco hacia el sur de la provincia
de Santa Fe, y fijaron su residencia en el Pago
de los Arroyos, donde se halla la
ciudad de Rosario. Al emigrar llevaron consigo la imagen de la Virgen que
veneraban en la capilla de la reducción, que se denominaba Nuestra Señora del Rosario.
En el Pago de los Arroyos, en un humilde
rancho, que los sirvió de templo, colocaron la imagen. Desde entonces el citado
pago se llamó Capilla
del Rosario.
Según don Augusto Fernández Díaz, la fundación de Rosario tuvo lugar en 1746,
pues en tal año se levantó la iglesia parroquial y los vecinos construyeron sus
viviendas cerca del santuario.
Respetemos ambos pareceres; pero lo
innegable es que el núcleo y centro de atracción fue la imagen de Nuestra Señora
del Rosario, objeto del amor y de
la veneración de los pobladores, cuya devoción se acrecentó con el correr de
los años.
La peregrinación de la imagen de la Virgen
del Rosario no fue tan sencilla ni tan rápida. Después de abandonar la
reducción, fue venerada en los oratorios de varias estancias y luego en la
iglesia matriz de Santa Fe.
Llegó al Pago de los Arroyos en brazos de su primer cura, don Ambrosio Alzugaray, en 1731.
La veneración y amor del pueblo de Rosario
a su Virgen Patrona y Titular, fueron correspondidos por Ella con manifiesta
protección y múltiples mercedes.
La primitiva imagen de la Virgen
desapareció años más tarde, siendo reemplazada por la actual, que llegó al Pago
de los Arroyos en 1773.
Bajo su protección siguió desarrollándose
la vida de esta población cristiana en las postrimerías de la época colonial. Durante
los turbulentos días de la emancipación, los rosarinos fueron protegidos
especialmente por su Virgen Fundadora.
Un grupo de vecinos de la Capilla del Rosario, encabezados por
su cura párroco, resolvieron solicitar a la Honorable Representación de la
Provincia el título de Ciudad o Villa
para el pueblo de Rosario, y también el nombramiento
oficial de Santa Patrono del territorio a la Virgen del Rosario.
Habiendo presentado la solicitud el mismo
cura párroco, el general Estanislao
López, gobernador de Santa Fe, reconociendo la justicia del pedido, dictó
un decreto el 29 de octubre de 1823, aprobando por su parte y elevándolo a la Honorable Representación Provincial.
Ésta, con fecha 12 de diciembre del mismo año, concedió a Rosario el título de Ilustre y Fiel Villa, y reconoció solemnemente
por Patrona a Nuestra Señora del Rosario, como se había solicitado.
No sabiéndose con certeza el día en que fue fundada la ciudad de
Rosario, y tratándose de fijar una fecha para conmemorar tal fundación, se
envió un proyecto de Ordenanza a la Municipalidad rosarina, proponiendo se
eligiera el día de la Virgen que le dio
el nombre y que es oficialmente su Patrona. Y en ello se convino.
También fue presentado otro proyecto para
que se declarara día de Rosario el 27 de
febrero, aniversario de la creación de la Bandera; pero fue retirado,
porque el día de la Virgen se ajustaba más a la verdad histórica.
La Legislatura de Santa Fe sancionó más
tarde, con fuerza de ley, feriado para el municipio de Rosario el día 7 de octubre, en que se celebra la fiesta de su
Virgen Fundadora y Patrona Jurada.
Aspecto de la imagen histórica antes de su coronación tal como la conoció Belgrano.
El 25 de noviembre de 1939 se firmó el
decreto de Coronación
de la imagen de Nuestra Señora del Rosario.
Tan gratísima nueva fue anunciada a toda
la diócesis por el Eminentísimo Cardenal
Caggiano, primer obispo de Rosario.
Al regresar de la Ciudad Eterna dijo a su
grey con expresión emocionada:
“Para la Reina y
Madre de la ciudad de Rosario traigo lo primero y lo mejor: los honores de la
Coronación”.
El pueblo respondió con jubilosas
aclamaciones al anuncio de tan feliz noticia.
En el decreto, después do reconocer que la
venerable imagen de Nuestra Señora del Rosario reúne todas las condiciones para
el rito solemne de la Coronación, se encomendó al propio Monseñor Caggiano la
colocación de la corona de oro sobre la cabeza de la Virgen.
Durante todo un año: el transcurrido desde
la festividad del Santísimo Rosario do 1940 a la de 1941, denominado Año preparatorio a la Coronación, se
realizaron numerosos actos en honor de la Virgen.
Gracias a la tesonera labor de las
Comisiones y Subcomisiones que nombró el señor Obispo, se celebraron en la
diócesis fiestas en honor de la Madre de Dios como nunca se habían visto.
Muchas personas que las presenciaron han
afirmado que no se vio nada más hermoso después del Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires.
La corona de la Virgen
fue confeccionada con el aporte de los fieles: la cadenita humilde, la
piedra preciosa, el recuerdo familiar más querido, la medalla meritoria, el
anillo de brillantes, los aritos de una niña... No se compró ni un gramo de
oro, ni una sola piedra preciosa.
Antes de ser coronada la imagen de Nuestra Señora del Rosario, fue llevada
a todas las parroquias de la ciudad, para recibir en ellas el homenaje sincero
y afectuoso de los fieles.
La recepción de la imagen en cada una de
las parroquias fue magnifica y triunfal.
En todas las escuelas católicas de la
diócesis se celebraron Congresillos Marianos,
los que cumplieron acabadamente su finalidad de preparar el ambiente y
entusiasmar a los alumnos y a sus familias.
Para honrar a la Santísima Virgen del
Rosario con motivo de su Coronación, se organizó también la Semana del necesitado. La Madre de
Dios, que inspiró esta iniciativa, bendijo todos los esfuerzos que se hicieron
para acudir en ayuda del prójimo.
Días de gloria: el
miércoles 1° de octubre de 1941 fue el día
de los niños. El parque Belgrano se embelleció con la presencia de miles de
niños.
El jueves 2 fue el día de las jóvenes. Allí la joven estudiante, la obrera, la
empleada, la maestra... todas confundidas en fraternal devoción a los pies de la Virgen de las vírgenes.
El viernes 3 fue el día de las madres. Espectáculo emocionante el de esas reinas de los
hogares rosarinos, en torno a la Reina de cielos y tierra; de tantas madres
sonrientes o dolorosas manifestando su devoción
a la Madre por excelencia.
El sábado 4 fue el día de la Patria. Los soldados desfilaron ante la Virgen, oficialmente
reconocida como Generala de nuestros ejércitos.
Por la noche, se realizó la manifestación de hombres y jóvenes,
ansiosos de rendir a la Patrona Jurada el homenaje viril de sus corazones.
A la cabeza de la columna se colocaron los
gobernantes provinciales y locales, jefes militares y dirigentes católicos.
Se les hizo entrega de la histórica imagen
de la Virgen, que llevaron procesionalmente.
A
medianoche se celebró la santa Misa en el altar de la Coronación, en la cual
comulgaron los manifestantes.
Domingo 5 de octubre: Día de la Coronación.
Por la mañana: Misa Pontifical y homilía
por Su Eminencia el Cardenal Primado. Por la tarde: Grandiosa apoteosis.
Monseñor Copello
colocó las respectivas coronas en las cabezas del Niño Jesús y de Nuestra
Señora del Rosario, acto que saludaron los aplausos y vítores de doscientas mil
personas que lo presenciaron.
De inmediato tuvo lugar la renovación
solemne de la elección de la Virgen del Rosario por Patrona de la ciudad de Rosario.
HIMNO
a la Santísima Virgen del Rosario
Patrona de Rosario
Señora,
te dimos
corona
fulgente,
y
perpetuamente
resplandecerá.
En
las tierras estas
de
la azul y blanca
que
en nuestra barranca
lució
el Paraná.
Reina
del Rosario, Virgen Fundadora,
Te
aclama y te implora
la
Fe de tu antigua Villa Ilustre y Fiel,
Donde
aquella gente de cruz en la espada
Deshizo
a la indiada
Y
fuiste “Patrona jurada”
De
un bravo tropel.
Porque
dominaron sequías y pestes
Tus
gracias celestes,
Y
a tu pago diste nombre triunfador,
Haz
que atesoremos siempre en la memoria,
Junto
a nuestra historia,
Tus
quince misterios de Gloria,
De
Gozo y de Dolor.
"MARÍA Reina y Madre de los Argentinos"
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