viernes, 27 de octubre de 2017

EXPLICACIÓN DE LAS LETANÍAS


CHRISTE, ELÉYSON.

CRISTO, ten misericordia de nosotros.

Petitionem unam parvulam deprecor a te: ne confundas meam: et dixit ei Rex: pete, Mater mea, neque enim fas est ut avertam faciem tuam.  

Una pequeña suplica quiero alcanzar de ti; no quede yo avergonzada: dijo entonces el Rey, pide Madre mía, pues no es justo que tú quedes desconsolada.


CONSIDERACION.

   Representémonos a Cristo Señor nuestro teniendo en su mano derecha tres saetas como para significar los terribles castigos que en otro tiempo había dispuesto su justicia para castigo del mundo por sus graves y multiplicados delitos, y que suspendió por intercesión de Nuestra Señora, la que nos figuraremos interpuesta entre el mundo y Jesucristo. En verdad que en aquel tiempo de maldad (como se leen varios autores) estaba como pronunciada la sentencia de un terrible castigo contra el mundo, y entonces los grandes Santos Francisco y Domingo invocaron a María santísima como abogada nuestra, diciéndole: Bajo tu patrocinio nos acogemos, y ved aquí que por esta Señora se consiguió el perdón.


   Según el texto del principio, Bethsabé dijo en otro tiempo a su hijo Salomón:
—una pequeña súplica me concedas te ruego: no confundas mi rostro negándomela;  y dijo el Rey:
—pide Madre mía, pues no me es licito ni puedo dejarte avergonzada.
   A este modo habla Jesucristo a María, diciéndola: pide, o Madre mía, pues todo lo que pidieres te será concedido: por tanto de esta santísima Señora se dice con toda verdad: lo que Dios puede con su virtud, tú, ¡oh Virgen!, lo alcanzas con tus ruegos.

   Por éstas razones cantando la iglesia la Letanía Lauretana exclama al principio: Christe eleyson: esto es, ¡Oh Cristo ten misericordia!
Así clamaban en otro tiempo dos ciegos diciendo: hijo de David ten misericordia de nosotros: del mismo modo clamó a Jesucristo aquel Padre en el Evangelio: Señor ten misericordia de mi hijo porque esta lunático.
En verdad que así como de estos y otros innumerables se ha compadecido Cristo, así también tendrá misericordia de todos aquellos que la impetran por medio de su santísima Madre.



ORACIÓN.

   Señor mío Jesucristo, por aquella grande misericordia que en otro tiempo mostraste a los hombres en tu carne mortal, es decir, cuando restituisteis la vista a los ciegos, la voz a los mudos, el oído a los sordos y la salud a los enfermos: cuando resucitaste a los muertos y recibiste en tu gracia a los grandes pecadores absolviéndoles de sus pecados, te ruego humildemente que a mí, grande pecador, me concedas tus auxilios en todos mis necesidades dándome fuerza para resistir a mis enemigos; pero Señor perdona principalmente a aquellos pecadores que por medio de María clamamos:

Cristo ten misericordia.


P. FRANCISCO JAVIER DORNN
DEAN Y PREDICADOR DE PRIDBER

(1834).

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