de san Juan Eudes
Para explicar y expandir la devoción al Corazón de María, San Juan Eudes
publicó en Autun, en 1648, un opúsculo titulado La
devoción al santísimo Corazón y al santísimo Nombre de María. La reeditó
en Caen en 1650, y luego en 1663, agregando un Discurso donde explica el
origen, el objeto, las razones de ser y la práctica de esta devoción. Pero esta
obra no era a los ojos del santo más que un primer ensayo:
“Si amáis verdaderamente el muy amable
Corazón de la Madre del amor hermoso, escribe en el Aviso al lector de la
edición de 1663, mucho os agradará saber
que lo que se escribe a continuación no es más que una muestra de una obra mayor
y una pequeña parte de un libro mucho más amplio que éste, que he comenzado
hace algún tiempo y que tengo gran deseo de concluir si a Dios place”.
A esa nueva obra quería darle por título El
Corazón admirable de la santísima Madre de Dios. En ella
trabajó hasta el fin de su vida, y le dio la última mano el 25 de julio de
1680, algunas semanas antes de su muerte, que sobrevino el 19 de agosto
siguiente. Publicado en Caen en 1681, el libro fue reeditado en París en 1834,
y en las Obras Completas (12 tomos) en 1908.
El Corazón
admirable es la más considerable de las obras de
San Juan Eudes. Allí estudia al Corazón de María en sí mismo, traza la historia
de la devoción desde los orígenes del cristianismo, y enseña cómo practicarla.
Se basa en la Sagrada Escritura, especialmente en el Cantar de los Cantares, en la
liturgia, en las enseñanzas de los Padres y doctores de la Iglesia, así como en
las revelaciones hechas a Santa Gertrudis,
Santa Matilde, y, sobre todo, a Santa Brígida.
Es una verdadera suma que contiene todo lo que se ha podido escribir de
notable sobre el Corazón
de María.
La obra está dividida en doce libros. El plan es de los más grandiosos,
lo iremos viendo al dar las grandes líneas del tratado.
SAN JUAN EUDES Y LA VIRGEN MARÍA. |
Libro primero
Que hace ver lo que es el Corazón de la
bienaventurada Virgen.
San Juan Eudes comienza por decirnos que:
“Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de
María, habiendo elegido a esta incomparable Virgen entre todas las creaturas
para que fuera su Madre,… quiso que nosotros la honremos como El la honra, y
que la amemos como El la ama”.
El santo muestra a continuación que el Corazón de la Santa Virgen es
llamado admirable en razón de todos los privilegios de la Madre de Dios:
“(María) es la más ilustre obra maestra
del cielo, la emperatriz del cielo, la gloria y el gozo del cielo; nada hay en
ella que no sea celeste. … Ella está revestida del sol de la divinidad y de
todas las perfecciones de la divina Esencia, de la que ella está de tal modo
rodeada, colmada y penetrada, que está completamente transformada en la luz, en
la sabiduría, en el poder, en la bondad, en la santidad de Dios, y en todas sus
otras grandezas.
La luna está bajo sus pies, para mostrar que
todo el mundo está debajo de ella, no estando más que Dios por encima de ella,
y que tiene un poder absoluto sobre todas las cosas creadas.
Ella está coronada con doce estrellas, para
representar todas las virtudes que brillan soberanamente en ella.
Pero
lo que hay de más admirable en María es su corazón virginal. … Pues fue por la
humildad, por la pureza y por el amor de su santísimo corazón, que ella llegó a
la sublime dignidad de Madre de Dios, y que ella se hizo digna por consiguiente
de todas las gracias, favores y privilegios con que Dios la ha colmado en la
tierra”.
San Juan Eudes
distingue luego tres Corazones de María:
— Su corazón de
carne,
ya “espiritualizado
por el espíritu de gracia y por el Espíritu de Dios del que está repleto”;
— Su corazón
espiritual, “el
corazón de su alma, que es designado por estas palabras del Espíritu Santo:
Toda la gloria de la hija del rey está en su interior (Ps 44, 14)”;
— En fin, su corazón divino: el Hijo de Dios mismo que está
en Ella.
“Estos tres corazones de la Madre de Dios no
son más que un solo corazón, por la más santa y más estrecha unión que existió
y que jamás existirá después de la unión hipostática…
He aquí lo que se entiende por el Corazón
admirable de la muy amada de Dios, la que es una imagen perfecta del Corazón
adorable de Dios y del Hombre Dios”.
San Juan Eudes describe seguidamente cada uno de esos corazones. Detengámonos
en el corazón
espiritual:
“En primer lugar, la divina bondad preservó
milagrosamente ese corazón de la Madre de Dios de la herida del pecado,… lo
revistió de tan grande pureza que no se puede imaginar mayor después de la de
Dios…
En segundo lugar, el Padre de las luces
colmó ese bello sol de todas las luces más brillantes de la naturaleza y de la
gracia”.
Después de haber expuesto en detalle los conocimientos de los que fue colmado
el Corazón de María y señalado su muy ardiente amor, que expondrá en el tercer
y noveno libros del tratado, el santo concluye que el Corazón de María es “un retrato vivo de todos los
divinos atributos, una imagen viviente de la Santa Trinidad”.
Libros segundo y
tercero
Que contiene el
primer fundamento de la devoción al Corazón admirable de la santísima Madre de
Dios, esto es el corazón adorable del Padre eterno, el cual nos presenta doce
bellas imágenes de ese Corazón virginal.
“El
primer fundamento y la primera fuente de la devoción al santísimo Corazón de la
bienaventurada Virgen, es el corazón adorable del Padre eterno, y el amor
insondable del que ese corazón inmenso está colmado respecto a la muy amable
Madre de su Hijo bien amado”.
San Juan Eudes pasa entonces revista a las numerosas imágenes de Nuestra
Señora que a Dios Padre plugo representar en todas las partes del universo y en
los misterios, sacrificios y ceremonias de la Antigua Ley.
Luego se detiene más largamente sobre las
doce imágenes que representan simbólicamente al Corazón de María:
—
“seis de las principales partes del mundo” (el cielo,
el sol, la tierra, la fuente que riega toda la tierra, el mar y el paraíso
terrestre);
—
“y las otras seis, de las seis cosas más considerables que se vieron desde el tiempo
de Moisés hasta la muerte de Nuestro Señor” (la zarza
ardiente, el arpa misteriosa de David, el trono de Salomón, el templo de
Jerusalén, el horno ardiente, el calvario).
Libros cuarto y
quinto
Que contienen el
segundo fundamento de la devoción al santísimo Corazón de la bienaventurada
Virgen, que es el divino Corazón de Jesús.
“El
amor ardentísimo con que el Corazón adorable de Jesús está abrasado para con el
Corazón de su queridísima Madre, lo lleva a recomendarnos esa devoción, y a
recomendárnosla de dos maneras muy poderosas, por sus palabras y por su
ejemplo”. Sus palabras, tales son por ejemplo
las revelaciones que le hizo a Santa Matilde para exhortarla a venerar el
Corazón de su Madre.
— Nuestro Señor
sabe lo que debe al Corazón de María. Él sabe que es antes el fruto de su
corazón (gracias al Fiat de
la Virgen) que el de su
seno: “Ella no se hizo digna de formarme y de
llevarme en su vientre, más que por que me ha formado y llevado primeramente en
su corazón, por la excelencia de la humildad, de la pureza y del amor de ese
mismo corazón”.
— Su ejemplo, es
el amor ardentísimo con que el corazón de Jesús está abrasado por el corazón
virginal de María. Él la ha amado y honrado tanto que, desde el primer
instante, la hizo partícipe de las mismas perfecciones divinas que recibió de
su Padre, “y
con tanta plenitud que ese santísimo corazón lleva en sí una maravillosa semejanza
de todas las excelencias de ese adorable Salvador”.
Y San Juan Eudes explica cómo se encuentran en María la simplicidad, la infinitud, la
incomprensibilidad, la inmensidad, la inmutabilidad, la eternidad y la plenitud
de Dios.
Explica también cómo el Corazón de la
preciosa Virgen es una imagen viva de la pureza, la santidad, la fuerza y el poder,
la sabiduría y la verdad, la bondad, la providencia, la misericordia, la mansedumbre,
la paciencia, la clemencia, la justicia de Dios, el celo divino por su propia
gloria y por la salvación de las almas, y la soberanía divina.
Él es una expresión perfecta y un maravilloso compendio de la vida de Dios;
lleva en sí una excelente semejanza de la paz de Dios, una imagen viva de la
gloria y de la felicidad divinas. Es una
maravillosa imagen de la Santísima Trinidad y de cada una de las tres Personas. Es la
fuente, con el Hijo de Dios, de todos los bienes que proceden del misterio de
la Encarnación. Está, en fin, totalmente transformado en Dios y en sus divinas
perfecciones.
Libros sexto,
séptimo y octavo.
El tercer
fundamento de la devoción al Corazón de Nuestra Señora, es “el
corazón admirable del Espíritu Santo, completamente abrasado de amor por su dignísima
Esposa, la divina María”.
“Es ese infinito amor que tiene por ella, el
que le lleva a descubrirnos los tesoros inestimables que están escondidos en
ese maravilloso corazón, y a publicarlos alto y claro de muchas maneras:
1. Por las sentencias de las divinas Escrituras;
2. Por la voz de las sagradas bocas de la
Iglesia,
que son los santos Padres;
3. Por los escritos de muchos sabios teólogos;
4. Por los soberanos pontífices y otros prelados de la
Santa Iglesia, que son vicarios de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra, y los
órganos de su divino Espíritu;
5. Por el ejemplo de un gran número de santos que han tenido
esta devoción en singular estima”.
San Juan Eudes desarrolla a continuación cada
uno de esos puntos.
Libro noveno
Que contiene el cuarto fundamento de la devoción
al santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen, que son doce excelencias
maravillosas de ese mismo Corazón.
“(Estas doce excelencias) nos comprometen a rendir (al Corazón de María) todos los deberes de respecto,
veneración y amor que merece el más noble, el más digno, el más santo y el más amable
de todos los corazones después del divino Corazón de Jesús”.
Siguen doce
capítulos que exponen las excelencias del Corazón de Nuestra Señora: siempre estuvo exento de pecado;
es un mar de gracias; un milagro de amor; el espejo de la caridad; un abismo de
humildad; el trono de la misericordia; el imperio de la divina voluntad; el
sagrario de las gracias gratuitas; un tesoro inestimable que contiene todas las
verdaderas riquezas de la tierra y del cielo; el santuario, la víctima, el
sacerdote, el incensario y el altar del divino amor; el centro de la cruz y la
aureola del mártir junto con la de los santos doctores y las santas vírgenes;
el primer objeto del amor de la Santa Trinidad entre las simples creaturas.
Libro décimo
Que
contiene el cántico sagrado del santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen,
con su explicación.
San Juan Eudes comenta aquí el Magnificat
versículo
por versículo.
Libro undécimo
Que contiene las razones y los medios para
honrar al santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen
San Juan Eudes desarrolla aquí doce razones: el ejemplo del mismo Dios; el
amor incomparable del Corazón de María por su Hijo Jesús; la solicitud de ese
Corazón por nuestra salvación; su corredención; el culto de la Iglesia por el
Santo Nombre de María; la veneración de la Iglesia por el seno que ha llevado
al Salvador del mundo; el hecho de que el Corazón de Nuestra Señora es el
templo santísimo de la Trinidad; el hecho de que el Corazón de María es el depositario de los misterios de la vida de
Nuestro Señor (Lc 2, 19 y 51); el hecho de que
ese Corazón inocentísimo fue traspasado por nuestros pecados; es también el
ejemplar y el modelo de nuestros corazones; es el rey de todos los corazones;
está revestido de todas las perfecciones.
Después San Juan
Eudes nos da doce medios para honrar al Corazón de María:
1. ser fiel a las promesas de nuestro bautismo;
2. tener en nuestro corazón los sentimientos propios del
Corazón de Nuestra Señora: horror al pecado; desprecio del mundo;
desprecio de sí mismo; estima, respeto y amor a todas las cosas de Dios y de su
Iglesia; veneración y afecto por la Cruz;
3. imitar las virtudes del Corazón de Nuestra Señora;
4. consagrarse al Corazón de Nuestra Señora;
5. practicar las obras de misericordia para con el prójimo;
6. trabajar por la salvación de las almas;
7. honrar especialmente a los santos que han tenido una
devoción especial al amabilísimo Corazón de la Madre de Dios;
8. estudiar cuidadosamente ese Corazón que debe ser la
regla de nuestra vida;
9. no tener sino un solo corazón con el Corazón de Nuestra
Señora;
10. rendir todos los días algún honor al Corazón real de la
soberana Señora del universo;
11. acudir al Corazón de Nuestra Señora en todos nuestros
asuntos;
12. celebrar las fiestas de la Virgen María con una devoción
absolutamente particular.
Libro duodécimo.
El divino Corazón de Jesús
No teniendo el
Corazón de Nuestra Señora otro propósito que el de conducirnos al Corazón de
Nuestro Señor, San Juan Eudes concluye su obra refiriéndose a este último.
Este último libro está consagrado en gran parte a explicar ese
pensamiento de San Bernardino de Siena, según el cual el Corazón del divino
Maestro es una hoguera de amor destinada a abrasar el universo.
Este libro
termina con dos series de meditaciones para la fiesta y la octava del Corazón
de Jesús.
Hno.
Marie-Dominique O.P
Fuente: Le Sel de la Terre n°53 - año
2005.
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