jueves, 9 de mayo de 2019

BREVE PRÁCTICA, DEL MES DE MAYO CONSAGRADO A LA MADRE DE DIOS: MEDITACIÓN DÍA 9 DE MAYO.




POR FELIX SARDA Y SALVANY, PBRO.


ACTO DE CONTRICIÓN.


Por la señal, etc.

   A vuestra soberana Madre vengo a honrar, Señor mío Jesucristo, y al querer debidamente hacerlo, me avergüenza ante todo el estado de mi pobre alma, tan llena de ofensas a Vos. Os he faltado, Señor, mil veces, y agraviándoos a Vos, he agraviado juntamente a vuestra dulcísima Madre y mía. ¿Cómo he de poder, pues, presentarme en su presencia sin que le provoque a asco y enojo mi indignidad?

   Vos, Señor mío, que tan misericordioso sois y que desde las entrañas de vuestra dulce Madre habéis traído al mundo tesoros de bondad y de compasión, tenedla de ese pobrecito pecador, y perdonadle una vez más sus negras ingratitudes. ¡Pésame, Señor en lo más vivo de mi alma haber herido con ellas vuestro amante Corazón! ¡Pésame, Padre mío y no quiero ofenderos con ellas ya más! Ayudadme con vuestra gracia para perseverar en este mi arrepentimiento y firme propósito hasta el fin de mi vida. Amén.




ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA.



   Vuestro permiso imploro, Madre y Señora mía, para acercarme, a pesar de mi indignidad, a vuestro altar sagrado. A él vengo, celestial Maestra, para que me instruyáis; a él corro, bondadosa Madre, para que me consoléis; a él me refugio, Abogada poderosísima, para que me protejáis. Todo lo sois, Señora, para el pueblo cristiano y para este infeliz pecador, luz, consuelo, amparo, fuerza, esperanza y segura protección. Enseñadme con el ejemplo de vuestra vida, especialmente con el paso de ella que me propongo hoy meditar; fortalecedme con la divina gracia que benévolamente me alcanzaréis de vuestro Hijo Jesús; consoladme y acariciadme con las infinitas dulzuras de vuestro culto y amor, singularmente en este vuestro devoto Mes. Amén.

   ¡Madre y Señora mía! De vuestro Soberano Hijo y Señor mío otorgadme en estos momentos el especial beneficio de hacer con fruto para mi alma estos breves puntos de meditación.




MEDITACIÓN DÍA 9 DE MAYO.


María en su viaje a Belén. —Resignación y sacrificio.


   Un edicto del emperador gentil llama a todos los hebreos al pueblo o ciudad de su origen, y para obedecerle emprenden María y José en tan críticos días el viaje a Belén. El camino es largo, cruda la estación, el estado de la Virgen delicadísimo, los recursos escasos. Y, no obstante, va María alegre y serena, porque sabe que cumple con eso un designio de Dios.

   Sea cualquiera la prueba a que te someta la Divina Majestad, y sea cual fuere el medio humano por el que te la envíe, acéptala sin murmurar, con ánimo pronto y resuelto, con espíritu dispuesto a todo, hasta los más crudos sacrificios. Donde veas clara la voluntad de tu Señor, acátala sin vacilación; ya te la comuniqué por medio de amigos o de enemigos; ya con el carácter de arbitrariedad o persecución, ya con el de justa y racional medida. ¿Quién tiene más derecho a disponer de ti y de tus cosas que el Dueño y Soberano de ti y de todas ellas? ¿Y será lícito, y, sobre todo, será respetuoso en un siervo fiel pedirle cuenta a su legítimo Señor de cuáles sean los motivos porque me mande de esta o de la otra manera o porque me dé a conocer su voluntad por este o por el otro conducto? ¿Qué importancia deben tener a mis ojos los hombres buenos o malos que me vejen o mortifiquen, si en definitiva no he de ver en ellos más que instrumentos (por expreso decreto o por simple permisión) de la Divina Providencia?


   Esto iría pensando la celestial Doncella durante su penoso viaje a Belén, para obedecer a un capricho tiránico del gobernante: y eso debo pensar y reflexionar cada día durante el viaje de mi vida para mantener tranquilo mi corazón y razonado a la voluntad de mi Dios y Señor.




DESPUÉS DE LA MEDITACIÓN.


   Ahora saludaremos fervorosamente el Nombre suavísimo de nuestra Divina Madre con las siguientes jaculatorias y Ave Marías:

Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí, pobre pecador. Ave María.

Arca de Dios y Tesorera del cielo, concededme abundantes gracias para detestar y llorar mis pecados. Ave María.

Reina de cielos y tierra, sedme amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos. Ave María.

Inmaculada Madre de mi Dios y Señor, alcanzadme lo que os pido para mi salvación. Ave María.

Abogada mía y refugio mío, amparadme en el trance espantoso de la muerte y abridme las puertas del cielo. Ave María y Gloria.



ORACIÓN DE SAN BERNARDO.

(Memorare).


   Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que alguno de los que acudieron a vuestra mediación e imploraron vuestro auxilio fuese desamparado de Vos. Alentado con esta seguridad, a Vos acudo, Virgen Reina de las vírgenes, y aunque agobiado bajo el peso de mis culpas, atrévome á parecer ante vuestra presencia. No despreciéis mis ruegos, antes dignaos atenderlos y favorablemente despacharlos. Amén.


OFRECIMIENTO DEL DÍA...


   Cuanto piense, cuanto hable, cuanto obre y cuanto quiera en este día de vuestro sagrado Mes, os lo ofrezco, purísima Reina de los cielos, como florido homenaje de amor consagrado a vuestra devoción. Sean por Vos todas y cada una de mis respiraciones. Sean por Vos todos y cada uno de los latidos de mi corazón, sean por Vos los deseos más íntimos de mi alma. Os dedico muy especialmente el obsequio o flor espiritual de hoy, y deseo lo recibáis como nueva prenda de mi fidelidad a vuestro amor. Y haced, Señora, que según Vos viva, y en Vos muera, y con Vos reine felizmente por toda la eternidad. Amén.



 

FLORES ESPIRITUALES:


—9. Visitar a un enfermo necesitado, llevándole algún consuelo espiritual.



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