sábado, 16 de mayo de 2020

MES DE MAYO… MES DE MARÍA. DÍA DECIMOSÉPTIMO.





   S. S. el Papa Pío VII concedió, el 21de marzo de 1885, y el 18 de junio de 1822, 300 días de indulgencia por cada día a todos los fieles del mundo católico que pública o privadamente honraren en el mes de mayo, a la Virgen Santísima con particulares obsequios, devotas oraciones u otros actos. Indulgencia plenaria por una vez, en el referido mes, en uno de los primeros ocho días de junio el día en que, confesados y comulgados, rogaren al Señor por la Santa Iglesia y demás intenciones de su Santidad.


MODO DE CELEBRAR EL PIADOSO EJERCICIO



Si es posible, se reza la tercera parte del Santo Rosario, con misterios cantados. Después de la Salve.


Por la señal. . .


 Acto de contrición. . .



Oración Preparatoria



   Estamos a tus plantas, ¡oh dulce Madre Nuestra! Venimos a admirar tu excelsa dignidad y tus privilegios; a ensalzar tu nombre mil veces bendecido: a estudiar tus virtudes incomparables para alabar a Dios que te llenó de gracias y pedirte tu ayuda misericordiosa a fin de imitarte.

   Queremos recrearnos en tu grandeza, en tu hermosura, regocijarnos en tus bondades, quedar más y más embriagados de tu dulzura y de tu amor.

   Somos indignos de estar en tu presencia; pero eres buena y perdonarás nuestro atrevimiento.

   Si el pecado nos impide llegar hasta tí, aborrecemos el pecado con todo nuestro corazón y lo detestamos con todas nuestras fuerzas.

   Ilumina, purifica, enciende, consuela nuestras almas.

   Tuyas son, te pertenecen, te aclaman y quieren amarte durante toda la eternidad.

   Muéstranos tu vida angelical, tus virtudes, tus excelencias y tus bondades.

   ¡Oh augusta Madre de Dios!, te alabamos, te bendecimos y te glorificamos.

   ¡Oh Madre tierna de los hombres! te suplicamos nos consigas el remedio de todas nuestras necesidades, la gracia santificante y la perseverancia final.

   Queremos vivir sirviéndote, morir amándote y estar en la eternidad cantando en tu comparsa las misericordias del Señor. Amén.







DÍA DIECISIETE (17 de mayo).




MEDITACIÓN. —MARÍA Y LOS PECADORES.


Punto primero. —La Virgen Sma. compadece a los pecadores y ansia beneficiarlos;

a) alcanzándoles la gracia del arrepentimiento;

b) defendiéndolos de Satanás y de mayores excesos;

c) librándolos de castigos y desgracias;

d) consiguiéndoles vida, salud y otros beneficios temporales. (Breve pausa.)


Punto segundo.La devoción a María es señal de predestinación. El pecador que se encomienda a la Virgen y le profesa sincera devoción, acaba por convertirse. (Breve pausa.)


Punto tercero.¿En qué consiste tu devoción a María? ¿Qué oraciones le consagras? ¿Qué prácticas le ofreces? ¿Qué piensas, qué dices y qué haces en su honor? (Breve pausa.)


Fruto. —Ser ferviente devoto de María.


Aspiración. ¡Oh María!, Refugio de pecadores, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.



Lectura. —El Ave María.


   ¿Qué es el Ave María? El saludo con que comienza, lo aprendió, en los alcázares del cielo, un cortesano de Dios. Gabriel, el arcángel de luz, el paraninfo fulguroso, el sabio confidente de los misterios de redención, articuló por vez primera el Ave cuando, admirado de la santidad de la Virgen hebrea, extático ante su pureza inmaculada, pegada la frente gloriosa al polvo, ensayó, tímido y emocionado, el cantar más bello, más sugestivo, más espiritual que sonora en las citaras del Empíreo.

    Las expresiones que siguen fueron enunciadas por santa Isabel. ¿En qué circunstancias? Cuando la esposa de Zacarías, inspirada por Dios, entonó un himno de gratitud a la huésped santísima que la visitara. Entonces los emparrados de la mansión judía temblaron y se embalsamaron con los alientos de la profetisa, con las articulaciones mismas que hoy repetimos:

   “Bendita eres María, entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”.






ORACIÓN


   ¡Oh Madre Santísima!, has curado de enfermedades mortales de tus devotos, y refiere la tradición los múltiples favores de tu bondad hacia todos los que con fe y amor te invocan. Animado de filial confianza, vengo a tí, ¡oh Reina y Señora!, para ofrecerte homenajes, bendecir tu santo nombre, implorar tu misericordia y darte el corazón.

   Acéptalo, no lo desprecies: es pecador, pequeño y miserable; pero tiene sed de que te honren todos y que te sirvan de veras

   Ojalá, augusta Madre, que, cumpliendo mis deberes y la voluntad de Dios, muera en su gracia y goce de él para siempre en tu compañía en el cielo. Amén.




ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS


  
   Acuérdate ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir, que alguno de los que han acudido a tu protección, implorado tu auxilio y pedido tu socorro, haya sido abandonado. Animado con esta confianza a tí también acudo, ¡oh Virgen de las Vírgenes!, y aunque gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, me atrevo a aparecer ante tu presencia soberana, no deseches mis súplicas, antes bien escúchalas y acógelas benignamente. Amén.



MES DE MARÍA
Por el Pbro. Cantu Corro. (1918).



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