COMENZAMOS: 16 de mayo.
FINALIZAMOS: 24 de mayo día de su FESTIVIDAD.
Virgen Sacratísima,
dígnate permitirme que te alabe.
-Dame fortaleza contra
tus enemigos.
ORACIÓN PREPARATORIA (Para todos los días)
Oh Dios Todopoderoso y Misericordioso, que en defensa del pueblo cristiano
estableciste admirablemente en la Beatísima Virgen María un perpetuo auxilio;
concédenos propicio, que, fortalecidos con tal protección, luchando en esta
vida podamos en la muerte, conseguir victoria del enemigo maligno, por Nuestro
Señor Jesucristo. Amén.
—Tres Ave María, Gloria y la
jaculatoria:
“María Auxilio de los Cristianos, Ruega por nosotros”.
Rezar a continuación la oración del día
que corresponda.
DÍA NOVENO (24 de mayo).
¡Oh,
piadosísima Madre! Tú
que en todo tiempo te mostraste verdaderamente la Auxiliadora de los cristianos
asístenos con tu poderosísimo patrocinio en vida y especialmente en el terrible
trance de la muerte, y alcánzanos la perseverancia final. ¡Ah! No nos dejes un solo instante hasta
que felices cantemos tus glorias y las misericordias de tu Hijo en el cielo,
por los siglos de los siglos.
—Tres Avemarías y Gloria.
A MARÍA SS.MA AUXILIADORA
Don Bosco dijo: “la Virgen quiere que la
honremos bajo el título de María Auxiliadora”. Y él fue el celoso apóstol de esta
devoción y quieren que lo sean sus hijos a quienes dijo: “si queréis ver milagros,
propagad la devoción a María Auxiliadora”.
ORACIONES FINALES (Para todos los días)
Invocación:
¡Oh María! Virgen
Poderosa, grande e ilustre defensora de la Iglesia… Singular Auxilio de los cristianos,
terrible como un ejército ordenado en batalla… Tú solas has triunfado en todas
las herejías del mundo.
¡Oh Madre!, en
nuestras angustias, en nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del
enemigo, y en la hora de nuestra muerte, llévanos al Paraíso. Amén.
Suplica a María Auxiliadora:
Necesitando un favor especial y confiando en tu bondad, a Ti recurro,
poderos Auxilio de los cristianos. Conocedor de las innumerables gracias que
diariamente concedes a tus devotos, he puesto siempre en Ti toda mi confianza;
y hoy, humildemente postrado a tus plantas, te suplico, con todo el fervor de
mi alma, remedies mi necesidad… (Pídase aquí la gracia que se desea obtener). Bien sé, Madre querida que yo no
merezco nada; y aún temo que mis culpas sean un obstáculo a tu bondad. Mas Tu
puedes, dulcísima Señora, sacarme de este lastimoso estado y hacer que sirva
con fidelidad a Ti y a tu Divino Hijo, a fin de que yo también pueda
experimentar la maravillosa eficacia de tu santo Auxilio.
INVOCACIÓN A MARÍA AUXILIADORA
Compuesta por Don Bosco
Oh María, Virgen poderosa:
Tú, grande y excelsa defensora de la
Iglesia,
Tú, singular auxilio de los cristianos,
Tú, terrible como ejército ordenado
para la batalla,
Tú solas has triunfado de todas las
herejías del mundo entero,
Tú, oh Madre, en las angustias,
Tú, en la lucha,
Tú, en las necesidades,
Líbranos del enemigo,
Y en la hora de la muerte recíbenos en
las eternas mansiones
Del Paraíso. Así sea.
ORACIÓN Y CONSAGRACIÓN
A María Auxilio de los Cristianos
¡Oh
Santísima e Inmaculada Virgen María, tiernísima Madre nuestra y potente Auxilio
de los Cristianos! Nosotros
nos consagramos enteramente a vuestro dulce amor y a vuestro santo servicio. Os
consagramos la mente con sus pensamientos, el corazón con sus afectos, el
cuerpo con sus sentidos y con todas sus fuerzas, y os prometemos, dirigir
siempre nuestras acciones a la mayor gloria de Dios y a la salvación de las
almas.
Vos, pues, oh Virgen incomparable, que
fuisteis siempre la Auxiliadora del pueblo cristiano, continuad ¡por piedad!
Siéndolo especialmente en estos días. Humillad a los enemigos de nuestra santa
Religión y frustrad sus perversas intenciones. Iluminad y fortificad a los
obispos y sacerdotes, y tenedlos siempre unidos y obedientes al Papa, maestro
infalible; preservad de la irreligión y del vicio a la incauta juventud;
promoved las santas vocaciones y aumentad el número de los ministros sagrados,
a fin de que por medio de ellos se conserve el reino de Jesucristo entre nosotros,
y se extienda hasta los últimos confines de la tierra.
Os suplicamos, además, ¡oh dulcísima Madre!, que no apartéis nunca vuestra piadosa
mirada de la juventud expuesta a tantos peligros, de los pobres pecadores y
moribundos; sed para todos, oh María, dulce esperanza, Madre de misericordia y
puerta del Cielo.
Asimismo, ¡oh gran Madre de Dios!, os suplicamos para nosotros que nos
enseñéis a imitar vuestras virtudes, especialmente la angelical modestia, la
humildad profunda y la ardiente caridad, a fin de que, en lo posible, con
nuestro continente, con nuestra palabra y con nuestro ejemplo representemos al
vivo en medio del mundo a vuestro Hijo Jesús, logremos que le conozcan y amen,
y consigamos con este medio la salvación de muchas almas.
Haced, además, ¡oh María Auxiliadora!, que todos permanezcamos reunidos bajo
vuestro maternal manto; haced que en las tentaciones os invoquemos luego con
toda confianza; haced, en fin, que el pensamiento de que sois tan buena, tan
amable y tan amada, y el recuerdo de lo mucho que favorecéis a vuestros devotos
nos aliente de tal modo, que salgamos victoriosos contra los enemigos de
nuestra alma, en la vida y en la muerte, para que podamos formaros corona en el
Paraíso. Así
sea.
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