sábado, 23 de mayo de 2020

NOVENA A MARÍA AUXILIADORA. DÍA NOVENO.








COMENZAMOS: 16 de mayo.

FINALIZAMOS: 24 de mayo día de su FESTIVIDAD.




Virgen Sacratísima, dígnate permitirme que te alabe.

-Dame fortaleza contra tus enemigos.





ORACIÓN PREPARATORIA (Para todos los días)



Oh Dios Todopoderoso y Misericordioso, que en defensa del pueblo cristiano estableciste admirablemente en la Beatísima Virgen María un perpetuo auxilio; concédenos propicio, que, fortalecidos con tal protección, luchando en esta vida podamos en la muerte, conseguir victoria del enemigo maligno, por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.



—Tres Ave María, Gloria y la jaculatoria:



 “María Auxilio de los Cristianos, Ruega por nosotros”.



Rezar a continuación la oración del día que corresponda.





DÍA NOVENO (24 de mayo).



   ¡Oh, piadosísima Madre! Tú que en todo tiempo te mostraste verdaderamente la Auxiliadora de los cristianos asístenos con tu poderosísimo patrocinio en vida y especialmente en el terrible trance de la muerte, y alcánzanos la perseverancia final. ¡Ah! No nos dejes un solo instante hasta que felices cantemos tus glorias y las misericordias de tu Hijo en el cielo, por los siglos de los siglos.



—Tres Avemarías y Gloria.




A MARÍA SS.MA AUXILIADORA




     Don Bosco dijo: “la Virgen quiere que la honremos bajo el título de María Auxiliadora”. Y él fue el celoso apóstol de esta devoción y quieren que lo sean sus hijos a quienes dijo: “si queréis ver milagros, propagad la devoción a María Auxiliadora”.






ORACIONES FINALES (Para todos los días)




Invocación:

                  ¡Oh María! Virgen Poderosa, grande e ilustre defensora de la Iglesia… Singular Auxilio de los cristianos, terrible como un ejército ordenado en batalla… Tú solas has triunfado en todas las herejías del mundo.
¡Oh Madre!, en nuestras angustias, en nuestras luchas, en nuestros apuros, líbranos del enemigo, y en la hora de nuestra muerte, llévanos al Paraíso. Amén.





Suplica a María Auxiliadora:

                                            Necesitando un favor especial y confiando en tu bondad, a Ti recurro, poderos Auxilio de los cristianos. Conocedor de las innumerables gracias que diariamente concedes a tus devotos, he puesto siempre en Ti toda mi confianza; y hoy, humildemente postrado a tus plantas, te suplico, con todo el fervor de mi alma, remedies mi necesidad… (Pídase aquí la gracia que se desea obtener). Bien sé, Madre querida que yo no merezco nada; y aún temo que mis culpas sean un obstáculo a tu bondad. Mas Tu puedes, dulcísima Señora, sacarme de este lastimoso estado y hacer que sirva con fidelidad a Ti y a tu Divino Hijo, a fin de que yo también pueda experimentar la maravillosa eficacia de tu santo Auxilio.









INVOCACIÓN A MARÍA AUXILIADORA


Compuesta por Don Bosco


Oh María, Virgen poderosa:
Tú, grande y excelsa defensora de la Iglesia,
Tú, singular auxilio de los cristianos,
Tú, terrible como ejército ordenado para la batalla,
Tú solas has triunfado de todas las herejías del mundo entero,
Tú, oh Madre, en las angustias,
Tú, en la lucha,
Tú, en las necesidades,
Líbranos del enemigo,
Y en la hora de la muerte recíbenos en las eternas mansiones
Del Paraíso. Así sea.





ORACIÓN Y CONSAGRACIÓN


A María Auxilio de los Cristianos


     ¡Oh Santísima e Inmaculada Virgen María, tiernísima Madre nuestra y potente Auxilio de los Cristianos! Nosotros nos consagramos enteramente a vuestro dulce amor y a vuestro santo servicio. Os consagramos la mente con sus pensamientos, el corazón con sus afectos, el cuerpo con sus sentidos y con todas sus fuerzas, y os prometemos, dirigir siempre nuestras acciones a la mayor gloria de Dios y a la salvación de las almas.

     Vos, pues, oh Virgen incomparable, que fuisteis siempre la Auxiliadora del pueblo cristiano, continuad ¡por piedad! Siéndolo especialmente en estos días. Humillad a los enemigos de nuestra santa Religión y frustrad sus perversas intenciones. Iluminad y fortificad a los obispos y sacerdotes, y tenedlos siempre unidos y obedientes al Papa, maestro infalible; preservad de la irreligión y del vicio a la incauta juventud; promoved las santas vocaciones y aumentad el número de los ministros sagrados, a fin de que por medio de ellos se conserve el reino de Jesucristo entre nosotros, y se extienda hasta los últimos confines de la tierra.

     Os suplicamos, además, ¡oh dulcísima Madre!, que no apartéis nunca vuestra piadosa mirada de la juventud expuesta a tantos peligros, de los pobres pecadores y moribundos; sed para todos, oh María, dulce esperanza, Madre de misericordia y puerta del Cielo.

     Asimismo, ¡oh gran Madre de Dios!, os suplicamos para nosotros que nos enseñéis a imitar vuestras virtudes, especialmente la angelical modestia, la humildad profunda y la ardiente caridad, a fin de que, en lo posible, con nuestro continente, con nuestra palabra y con nuestro ejemplo representemos al vivo en medio del mundo a vuestro Hijo Jesús, logremos que le conozcan y amen, y consigamos con este medio la salvación de muchas almas.

     Haced, además, ¡oh María Auxiliadora!, que todos permanezcamos reunidos bajo vuestro maternal manto; haced que en las tentaciones os invoquemos luego con toda confianza; haced, en fin, que el pensamiento de que sois tan buena, tan amable y tan amada, y el recuerdo de lo mucho que favorecéis a vuestros devotos nos aliente de tal modo, que salgamos victoriosos contra los enemigos de nuestra alma, en la vida y en la muerte, para que podamos formaros corona en el Paraíso. Así sea.




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