Basado en el libro “El Corazón Admirable de la Madre de Dios”
de San Juan Eudes
(1601-1680)
CONDICIONES
En
uno de los días del mes de agosto, se ha de confesar y comulgar con la mayor
preparación y disposición que fuese posible; y será bueno ayunar algún día a la
honra de Nuestra Señora. Y procure mantenerse con una gran pureza de cuerpo y
alma, andando con especial cuidado de evitar toda culpa y particularmente
contraria a la castidad, que es virtud angélica. Quien fuera de esto hiciere
limosnas y otras buenas obras en reverencia a esta gran Señora, la obligará más
a que interceda ante Dios para que alcance lo que desea, si conviniere para su
salvación, y si no le alcanzará de su Majestad otra cosa mejor y más
conveniente para la Bienaventuranza eterna.
ACTO DE REPARACIÓN
AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
¡Oh Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las
injurias con que los pecadores ultrajan vuestro Santísimo nombre y vuestras
excelsas prerrogativas!, aquí tenéis, postrado a vuestros
pies, un indigno hijo vuestro que, agobiado por el peso de sus propias culpas,
viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a modo
de penetrantes flechas, dirigen contra Vos hombres insolentes y malvados. Deseo
reparar, con este acto de amor y rendimiento que hago delante de vuestro
amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se lanzan contra vuestro augusto
Nombre, todos los agravios que se infieren a vuestras excelsas prerrogativas y
todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a vuestro maternal amor
e inagotable misericordia.
Aceptad, ¡oh Corazón Inmaculado!, esta pequeña demostración de mi
filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de
seros fiel en adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de
propagar vuestro culto y vuestras glorias. Concededme, ¡oh Corazón amabilísimo!, que viva y crezca incesantemente en
vuestro santo amor, hasta verlo consumado en la gloria. Amén.
—Rezar tres Avemarías en honra del
poder, sabiduría y misericordia del Inmaculado Corazón de María, menospreciado
por los hombres.
JACULATORIAS
¡Oh Corazón Inmaculado de María, compadeceos
de nosotros!
Refugio de pecadores, rogad por nosotros.
¡Oh Dulce Corazón de María, sed la salvación
mía!
¿No es cierto que todos los pensamientos, palabras,
acciones, mortificaciones de este divino Salvador, todas sus santas acciones,
todos los santos usos que de las partes de su Cuerpo y Alma hizo, son de un
mérito infinito, y que todas estas cosas son dignas de otras tantas solemnidades
permanentes y eternas; y que sin embargo la Iglesia no solemniza más que un
reducido número de las más señaladas acciones y misterios de su vida?
¿Ignoráis acaso que todos los santos miembros de su
Cuerpo Místico que están ya en el Cielo, y cuyo número es incalculable, son
dignos de tal veneración hasta el punto de no haber ni uno siquiera que no
merezca en la tierra una fiesta especial en su honor; y que sin embargo sólo es
celebrada con solemnidad la memoria de los principales y más importantes?
¿No sabéis
que la gloriosa Reina del Cielo ha realizado un sin fin de santas acciones, en
el transcurso de su vida mortal, las cuales han de ser eterno objeto de
alabanza para los Ángeles y Santos del Cielo, y que deben ser consideradas como
muy dignas de que se les asignen días especiales consagrados a su honor en la
tierra: y que sin embargo no se celebra memoria sino de las más señaladas, como
la que conmemora la Presentación en el templo, la Visitación a su prima Santa
Isabel, y la sujeción a la Ley de la Purificación?
Tampoco debéis perder de vista que en esta
soberana Princesa nada hay pequeño, ni en su interior ni en su exterior; antes
lo contrario, debéis saber que nada existe en Ella que no sea grande y por
consiguiente digno de un grandísimo honor, y digno también de que Cielos y
tierra se ocupen en celebrarlo con eterna solemnidad, porque es tal su dignidad
de Madre de Dios, que es hasta cierto punto infinita y comunica también casi
infinita excelencia a cuanto se relaciona con Ella.
Pero es necesario que sepáis que su Corazón
virginal es acreedor a una veneración singularísima por las sublimísimas
excelencias de que está adornado, y por otras muchas consideraciones que vais a
ver en seguida. Por
lo tanto, si se celebra una fiesta especial en su honor, no se sigue que haya
de establecerse otras fiestas con relación a las distintas partes de su Cuerpo.
¡Qué gloria y qué honor deseará se rinda al incomparable
Corazón de su preciosísima Madre, el Hijo de Dios, que tanta solicitud muestra
por las menores cosas que afectan a sus siervos, hasta llegar a asegurarles que
lleva cuenta de todos los cabellos de sus cabezas y que ni uno sólo se
desprenderá, y que coronará con gloria inmortal las menores acciones que se
hagan en su servicio!
—Se piden las gracias que se desean
alcanzar durante este mes.
DEPRECACIONES
(Súplicas)
Para todos los días
1.
Oh Corazón de María, compadeceos de los incrédulos;
despertad a los indiferentes; dad la mano a los desesperados; convertid a los
blasfemos y profanadores de los días del Señor. Avemaría.
2. Oh Corazón de María, aumentad la fe de los pueblos;
fomentad la piedad; sostened las familias verdaderamente católicas; apagad los
odios y venganzas en que se abrasa el mundo. Avemaría.
3. Oh Corazón de María, convertid a los mundanos, purificad a
los deshonestos, volved al buen camino a tantas víctimas del vicio y del error.
Avemaría.
4. Oh Corazón de María, convertid a todos los pecadores de
la Iglesia; dirigid a patronos y obreros; iluminad con luz celestial a los
malos escritores y gobernantes para que vengan a la luz de Cristo; convertid y
santificad a los malos católicos. Avemaría.
5. Oh Corazón de María, suscitad
muchos y santos Sacerdotes y Misioneros que trabajen en la conversión de los
pecadores y en la salvación de las almas de todo el mundo, y dadnos a todos la perseverancia
final en el santo amor y temor de Dios. Así sea. Avemaría.
ORACIÓN FINAL
¡Oh Inmaculado Corazón de María!, en Vos confiamos; no nos dejéis en este
valle de lágrimas hasta vernos seguros junto a Vos en el Cielo. Así
sea.
Fuente:
Cristo ¿Vuelve o no vuelve?
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