martes, 4 de abril de 2017

MARÍA EN LA CONQUISTA Y COLONIZACIÓN DEL LITORAL ARGENTINO



La expedición de Don Pedro de Mendoza llegó a las regiones del Plata a principios de 1536.

     El 2 de febrero, fiesta de la Candelaria, se procedió a fundar en la orilla derecha del gran río una población que llamaron Santa María de los Buenos Aires (o Puerto de Nuestra Señora de Santa María del Buen Aire).

     La razón de este nombre fue la devoción que el Adelantado profesaba a la Madre de Dios.

     En el testamento, que redactara antes de embarcarse en Sanlúcar de Barrameda, se refiere a Santa María del Buen Aire nombrándola “Señora y abogada de todos sus hechos”.

    
La advocación de la Virgen del Buen Aire es anterior al descubrimiento de América. Tiene su origen  en Cagliari (Cerdeña) donde se venera, desde 1370, una imagen que llegó providencialmente a sus playas: “Nostra Signora di Bonaria”.  

     Es una hermosa imagen de la Virgen, tallada en madera, con el niño Jesús en su brazo. El niño lleva en la mano izquierda un globo representando el mundo. Según los entendidos es una obra del más puro estilo griego bizantino, y una de las más bellas imágenes de madera del medioevo. Se desconoce su origen.


     Acordaron llamarla “Madonna di Bonaria”, es decir “del Buen Aire”, porque según lo anunciado proféticamente por Fray Catalán, fundador del convento Merced de Cagliari, la Virgen vendría a habitar en esa iglesia y “cuando Ella venga, su imagen dará celebridad al templo, y el puerto tendrá tan buenos aires, que su imagen llevará su nombre”.

     Marinos y navegantes la reconocieron desde entonces como su especial Protectora y Patrona, y su devoción se extendió hasta las costas de España.

     La advocación del Buen Aire o de los Buenos Aires fue traída a estas tierras por el Adelantado Pedro de Mendoza, quien impuso su nombre a la actual Capital de la República Argentina, quizás en virtud de alguna promesa hecha en el mar, o tal vez por sugerencia de los Padres mercedarios Fray Juan de Salazar y Fray Juan de Almacia, integrantes de la expedición, y que procedían del convento de Sevilla, donde se veneraba la imagen de Cagliari.

     El 11 de junio de 1580 don Juan de Garay fundó por segunda vez la ciudad de Buenos Aires.

     Le impuso el nombre de Ciudad de la Santísima Trinidad, dejando al puerto el nombre dado por Mendoza: Puerto de Santa María de los Buenos Aires.

     Por la fuerza de una tradición de casi medio siglo, el nombre del puerto se impuso al de la ciudad.

     Con el correr del tiempo, el nombre de nuestra ciudad capital quedo reducido a Buenos Aires. Sin embargo, debemos recordar que se originó en la advocación de la Madre de Dios: Santa María de los Buenos Aires, bajo cuya protección fue puesta la población desde su nacimiento.

    
La celestial Patrona de los Navegantes tiene en nuestra ciudad capital un magnífico  santuario: la Basílica de Nuestra Señora de los Buenos Aires, en cuyo altar mayor se venera una imagen de talla que es réplica de la Virgen de Bonaria.


     En abril de 1968, se entronizó solemnemente en el Puerto de la ciudad de Buenos Aires una imagen de Nuestra Señora de los Buenos Aires, esculpida en mármol de Carrara, y que fuera donada por el Club Leones, de Cagliari.

     La Universidad Católica Argentina fue puesta bajo la advocación de  “Santa María de los Buenos Aires”, la primera devoción con que la Santísima Virgen se manifestó en estas tierras.

    
No lejos de las ruinas de la fortaleza de Corpus Christi, Mendoza fundó un asiento o fuerte que llamó: Puerto de Nuestra Señora de la Buena Esperanza.

     Ayolas e Irala, habiendo remontado el Paraná y luego el Paraguay, llegaron a un lugar abrigado, que denominaron Puerto de la Candelaria.


    

“MARÍA REINA y MADRE
De los ARGENTINOS”



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