Inmaculada
Virgen y Madre mía, María Santísima,
Tú
eres la madre de Nuestro Señor Jesucristo,
Y
con Él eres esperanza y refugio de los pecadores.
A
ti recurro, aunque indigno siervo tuyo,
Para
venerarte y darte gracias
Porque
me has protegido de todo mal.
Te
amo, Señora amabilísima,
Y
prometo servirte siempre
Y
esforzarme para que sean muchos
Los
que también te amen.
Lleno
de confianza me refugio en ti,
Porque
sé que me amas
Y
me aceptas como hijo, oh madre de misericordia.
Y
ya que tu intercesión ante Jesús
Es
tan poderosa,
No
permitas que caiga en la tentación,
Y
líbrame siempre del mal.
Madre,
enséñame a amar a tu hijo,
Y
alcánzame la gracia de una buena muerte.
Que
pueda vivir amando a Dios y a mis hermanos
Hasta
el final de mis días.
No
me faltes con tu socorro
Hasta
que me veas en la feliz plenitud del cielo,
Para
cantar
Las
maravillas que Dios ha hecho en ti
Y
llamarte bienaventurada por toda la eternidad.
Amén.
Así lo espero. Así sea.
“Visitas al Santísimo Sacramento y a la Virgen María”
San
Alfonso María de Ligorio
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