Escribe San Pablo a los Romanos:
Los
que están unidos a Cristo Jesús
No
son condenados,
Porque
viven según el Espíritu.
Pues
la ley del Espíritu Santo da vida
Por la unión con Cristo Jesús.
(Rom
8,1-2)
La devoción a María nos lleva a Jesús y
es, por eso, una suave cadena de salvación (Sir
6, 29). Con María se refuerza la unión con Cristo, Salvador nuestro.
Pidamos, pues, a nuestra Señora que nos acerque siempre más a Jesús y nos ate a
él con cadenas de amor.
Oh
María,
Rocío
mañanero que refresca nuestra sequedad,
Tú
eres la estrella
Que
guía el viaje de la vida.
Al
encontrarte, encontramos a Jesús.
Escucha,
madre, las plegarias de tu pueblo.
Oh
clemente, oh piadosa,
Oh
dulce Virgen María.
Amén.
“Visitas al Santísimo Sacramento
y a la Virgen María”
San
Alfonso María de Ligorio
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