Escribe
San Pablo a los Corintios:
Nosotros somos el olor del incienso
Que Cristo ofrece a Dios Padre,
Y se esparce por todo el mundo.
Para los que se salvan
Es como una fragancia que les da
vida. (2Cor. 2 15-16)
María, primera
discípula de Jesús, es esa fragancia de salvación que se esparce por toda la tierra. Ella es la Madre del amor
hermoso, es decir, de aquel amor que da sentido a la vida y la hace bella.
María va por el mundo repartiendo ese dulce licor del amor divino que hace de
la fraternidad una fiesta.
Oh Virgen María,
Tú eres nuestro refugio y nuestro
gozo.
Tú has sabido guardar en el corazón
Todas las cosas de Dios
Y por eso puedes enseñarme
A recibir la palabra divina
Y a hacerla fructificar en mi vida de
cada día.
Quiero vivir amando eternamente
Y ser fragancia de Cristo para los
demás.
Madre mía, esperanza mía,
Haz que yo sea totalmente de Jesús.
Amén.
“Visitas
al Santísimo Sacramento
Y a la
Virgen María”
San Alfonso María de
Ligorio
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