De
la carta a los Hebreos:
Jesús,
el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote,
Que
se compadece de nuestras miserias…
Por
eso debemos acercarnos con confianza
Al
trono de nuestro Dios amoroso,
Para
que tenga misericordia de nosotros
Y
en su bondad nos ayude
En la hora de necesidad (Heb 4, 15-16)
Jesucristo es para
nosotros ese trono de amor y de misericordia. Pero también podemos decir que
María participa en la obra de salvación, cooperando con su Hijo y siendo para
nosotros madre y mediadora. Ella, por quien Cristo nos ha sido dado, es trono
de gracia y de sabiduría.
María,
tú eres arca de la nueva alianza,
Puerto
seguro para los náufragos,
Consuelo
de los afligidos,
Fortaleza
de los enfermos,
Y
alegría para el mundo entero.
María,
refugio de pecadores arrepentidos,
Ten
compasión de nosotros.
Amén.
“Visitas al Santísimo Sacramento
Y a la Virgen María”
San
Alfonso María de Ligorio
No hay comentarios:
Publicar un comentario