7 a ROSA:
EL ROSARIO:
CORONA DE ROSAS
Desde cuando el beato Alano de la Rupe restauró esta
devoción, la voz del pueblo, que es la voz de Dios, la llamó ROSARIO, es decir, corona de rosas. Lo cual significa
que cuantas veces se recita el rosario como es debido, colocamos en la cabeza
de Jesús y de María una corona de ciento cincuenta y tres rosas blancas y
dieciséis rosas encarnadas del paraíso, que no perderán jamás su belleza ni
esplendor.
La Santísima Virgen aprobó y confirmó el nombre de
rosario, revelando a varias personas que le ofrecían tantas rosas agradables
cuantas avemarías recitaban y tantas coronas de rosas como rosarios.
El hermano Alfonso Rodríguez, de la Compañía
de Jesús, rezaba el rosario con tanto fervor que veía con frecuencia salir de
su boca una rosa encarnada a cada padrenuestro, y una rosa blanca a cada Avemaria;
iguales ambas en belleza y fragancia y sólo diferentes en el color.
Cuentan las crónicas de San Francisco que un
joven religioso tenía la laudable costumbre de rezar todos los días, antes de
la comida, la corona de la Santísima Vírgen. Cierto día, no se sabe por qué,
faltó a ella. Cuando sonó la campana para la comida, rogó al superior le
permitiera rezar la corona antes de sentarse a la mesa. Obtenido el permiso, se
retiró a su celda. Pero, como tardase mucho en volver, el superior envió a un
religioso a llamarlo. Este le encontró en su celda iluminado de celestiales
resplandores. La Santísima Virgen y dos ángeles estaban al lado de él. A cada Avemaria
salía de la boca del religioso una bellísima rosa. Los ángeles recogían las
rosas, una tras otra, y las colocaban sobre la cabeza de la Santísima Virgen,
que se mostraba, evidentemente, complacida de ello. Otros dos religiosos
enviados para saber la causa de la demora de sus compañeros, vieron el mismo
prodigio. La Santísima Vírgen no desapareció hasta que terminó el rezo de la
corona.
El rosario es, pues, una gran corona —y el de
cinco decenas, una diadema o guirnalda— de rosas celestiales que se coloca en la
cabeza de Jesús y de María. La rosa es la reina de las flores. El rosario, a su
vez, es la rosa y la primera de las devociones.
“El secreto admirable del Santísimo Rosario”
San
Luis María Grignion de Montfort
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