MADRE INCORRUPTA.
Posedit me in initio. Prov. 8.
Me poseyó desde el principio.
Portae inferí non prevalebunt adversus
eam.
Las puertas del infierno
no prevalecerán contra ella.
CONSIDERACION I.
Imaginémonos
cuatro monstruos infernales como vencidos y postrados a los pies de la Virgen
Santísima, y a un león teniendo el estandarte de la Cruz. De verdad que por
dichos monstruos se diseñan cuatro victorias que María alcanzo de sus enemigos,
por la asistencia del león de la Tribu de Judá. María
dice de sí; “el Señor me poseyó desde el
principio”: por cuyas palabras se indica, que en el principio o al punto
de su concepción inmaculada, quebrantó la cabeza de la serpiente infernal; ¡he aquí la
primera victoria!
Además
de esto María siempre conservó inviolada su virginidad, antes del parto, en el
parto, y despues del parto: pregunto ¿no
son estas otras tres victorias?
CONSIDERACION II.
Mas
aunque esta verdad sea muy congruente a la escritura y a la razón, no obstante
alguna herética pluma se ha atrevido a escribir que María
Santísima despues de Cristo, todavía tuvo muchos hijos siendo el padre San
José: pero ¡o temerario aserto! Di hombre embusterísimo, ¿cuál era el nombre de estos hijos? ¿Cuál su patria? ¿En dónde
habitaron? ¿Cuantos fueron? ¿De qué modo murieron? y ¿en dónde están
sepultados? Di,
¿Por qué encomendó Jesucristo en la cruz a María a Juan, y no más bien a sus hijos?
MEDITACION III.
Dirás
acaso, que Cristo cuando resucitó de entre los muertos, dijo: “id, y anunciad esto a mis hermanos”: luego es verdad que Jesucristo tuvo muchos
hermanos. A esto se responde: que unos son hermanos
por naturaleza, como Abel y Caín: otros se dicen hermanos por ser de una misma nación:
y así San Pablo llamaba hermanos a todos los judíos: finalmente, otros se dicen
hermanos por el afecto y mutua caridad; y por esta llamaba Jesucristo de
hermanos a sus Apóstoles.
ORACIÓN.
¡Oh
María Madre incorrupta! que en pureza, virtud y gracia en gran
manera excedes y aventajas a todos los ángeles y santos; pero no menos padeces
gravísimas injurias y detracciones por tus enemigos. Yo en gran manera me duelo
contigo, y te ruego también me des poder contra estos mismos enemigos para que defienda
siempre tu honor, predique sin cesar tus alabanzas y de día en día aumente tu gloria.
¡Oh María!
Madre incorrupta, ruega
por nosotros.
P. FRANCISCO JAVIER DORNN
DEAN Y PREDICADOR DE PRIDBER
(1834).
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