La salvación del mundo comenzó por
medio de María y por medio de ella debe consumarse...en la segunda venida de
Jesucristo, María tiene que ser conocida y puesta de manifiesto por el Espíritu
Santo, a fin de que por ella Jesucristo sea conocido, amado y servido.
Dios quiere, pues, revelar y manifestar a María, la obra maestra de sus
manos, en estos últimos tiempos.
a. porque ella se
ocultó en este mundo y se colocó más baja que el polvo por su profunda
humildad, habiendo alcanzado de Dios, de los Apóstoles y Evangelistas que no la
dieran a conocer;
b. porque ella es la obra maestra de las manos de Dios,
tanto en el orden de la gracia como en el de la gloria y él quiere ser
glorificado y alabado en la tierra por los hombres;
c. porque ella es la aurora que precede y anuncia al Sol de
Justicia, Jesucristo, y por lo mismo, debe ser conocida y manifestada, si
queremos que Jesucristo lo sea;
d. porque ella es el camino por donde vino Jesucristo a
nosotros la primera vez y lo será también cuando venga la segunda, aunque de
modo diferente;
e. porque ella es el medio seguro y
el camino directo e inmaculado para ir a Jesucristo y hallarlo perfectamente.
Por ella deben resplandecer en santidad. Quien halla a María, halla la vida, es
decir, a Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida. Ahora bien, no se
puede hallar a María sino se la busca, ni buscarla si no se la conoce, pues no se
busca ni se desea lo que no se conoce. Es, por tanto, necesario que María sea
mejor conocida que nunca, para mayor conocimiento y gloria de la Santísima
Trinidad;
f. porque María debe resplandecer
más que nunca en los últimos tiempos en misericordia, poder y gracia:
· en misericordia, para recoger
y acoger amorosamente a los pobres pecadores y a los extraviados que se
convertirán y volverán a la Iglesia católica;
· en poder, contra los
enemigos de Dios, los idólatras, cismáticos, mahometanos, judíos e impíos
endurecidos que se rebelarán terriblemente para seducir y hacer caer, con
promesas y amenazas, a cuantos se les opongan;
· en gracia, finalmente,
para animar y sostener a los valientes soldados y fieles servidores de
Jesucristo, que combatirán por los intereses del Señor;
g. por último, porque María debe
ser terrible al diablo y a sus secuaces «como un ejército
en orden de batalla» sobre todo en estos últimos
tiempos, porque el diablo, sabiendo que le queda poco tiempo y menos que nunca
para perder a las gentes, redoblará cada día sus esfuerzos y ataques. De hecho,
suscitará en breve crueles persecuciones y tenderá terribles emboscadas a los
fieles servidores y verdaderos hijos de María, a quienes le cuesta vencer mucho
más que a los demás. ´
SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT
Gracias madre por haber dicho que si bendita seas
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