sábado, 11 de mayo de 2019

BREVE PRÁCTICA, DEL MES DE MAYO CONSAGRADO A LA MADRE DE DIOS: MEDITACIÓN DÍA 11 DE MAYO.




POR FELIX SARDA Y SALVANY, PBRO.


ACTO DE CONTRICIÓN.


Por la señal, etc.

   A vuestra soberana Madre vengo a honrar, Señor mío Jesucristo, y al querer debidamente hacerlo, me avergüenza ante todo el estado de mi pobre alma, tan llena de ofensas a Vos. Os he faltado, Señor, mil veces, y agraviándoos a Vos, he agraviado juntamente a vuestra dulcísima Madre y mía. ¿Cómo he de poder, pues, presentarme en su presencia sin que le provoque a asco y enojo mi indignidad?

   Vos, Señor mío, que tan misericordioso sois y que desde las entrañas de vuestra dulce Madre habéis traído al mundo tesoros de bondad y de compasión, tenedla de ese pobrecito pecador, y perdonadle una vez más sus negras ingratitudes. ¡Pésame, Señor en lo más vivo de mi alma haber herido con ellas vuestro amante Corazón! ¡Pésame, Padre mío y no quiero ofenderos con ellas ya más! Ayudadme con vuestra gracia para perseverar en este mi arrepentimiento y firme propósito hasta el fin de mi vida. Amén.



ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA.


   Vuestro permiso imploro, Madre y Señora mía, para acercarme, a pesar de mi indignidad, a vuestro altar sagrado. A él vengo, celestial Maestra, para que me instruyáis; a él corro, bondadosa Madre, para que me consoléis; a él me refugio, Abogada poderosísima, para que me protejáis. Todo lo sois, Señora, para el pueblo cristiano y para este infeliz pecador, luz, consuelo, amparo, fuerza, esperanza y segura protección. Enseñadme con el ejemplo de vuestra vida, especialmente con el paso de ella que me propongo hoy meditar; fortalecedme con la divina gracia que benévolamente me alcanzaréis de vuestro Hijo Jesús; consoladme y acariciadme con las infinitas dulzuras de vuestro culto y amor, singularmente en este vuestro devoto Mes. Amén.

   ¡Madre y Señora mía! De vuestro Soberano Hijo y Señor mío otorgadme en estos momentos el especial beneficio de hacer con fruto para mi alma estos breves puntos de meditación.




MEDITACIÓN DÍA 11 DE MAYO.


María en su Purificación. —Celo del buen ejemplo.



   La Virgen Madre, más pura que el sol, sale de su casita y va al templo cuarenta días después de su alumbramiento para ofrecer su Hijo allí y purificarse como las demás mujeres.

   Exenta de esta ley por el carácter divino de su maternidad castísima, quiere no obstante sujetarse a ella, para dar en todo, ejemplo de perfecta observancia legal.

   Nada hay tan eficaz como el buen ejemplo, y es esta un arma de celo cristiano que toda alma fiel puede y debe emplear para gloria de Dios y provecho de sus hermanos. No se te pedirá tal vez cuenta, alma cristiana, de si has escrito sabios libros, o pronunciado elocuentes discursos, o acaudillado grandiosas empresas. Todo esto puede ser quizá muy ajeno a tu especial vocación. Mas se te pedirá estrechísima sobre si has dado o no a los tuyos y al mundo la luz del buen ejemplo que con tus palabras y acciones les debías dar. Seas hombre, seas mujer, seas rico, seas pobre, seas rudo, seas sabio, tu voz y tu obra tienen alguna influencia, poca o mucha, alrededor de ti, y con esta influencia puedes ayudar a la causa de Dios y del bien, o a la causa del demonio su enemigo. Apóstol de Dios eres, si en su ayuda trabajas; satélite del diablo, si te empleas en obras que él inspira. Tu familia, tu círculo de amistades o negocios, la plaza y calle en que vives, el sitio de diversión o pasatiempo a que concurres, esa es la arena de tu apostolado, ese el terreno en que siembras sin cesar o para el bien o para el mal. ¿Qué uso has hecho hasta hoy, oh cristiano, de esa arma poderosísima del buen ejemplo?

   Gran cuidado debe darte para el día del juicio esta reflexión, y te pido la consideres y revuelvas en tu interior siquiera unos breves minutos cada noche. Dite a ti mismo: en este día que acaba de transcurrir ¿he favorecido con mis obras y palabras la causa de Dios o la causa de su enemigo?






DESPUÉS DE LA MEDITACIÓN.


   Ahora saludaremos fervorosamente el Nombre suavísimo de nuestra Divina Madre con las siguientes jaculatorias y Ave Marías:

Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí, pobre pecador. Ave María.


Arca de Dios y Tesorera del cielo, concededme abundantes gracias para detestar y llorar mis pecados. Ave María.


Reina de cielos y tierra, sedme amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos. Ave María.


Inmaculada Madre de mi Dios y Señor, alcanzadme lo que os pido para mi salvación. Ave María.


Abogada mía y refugio mío, amparadme en el trance espantoso de la muerte y abridme las puertas del cielo. Ave María y Gloria.




ORACIÓN DE SAN BERNARDO.


(Memorare).


   Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que alguno de los que acudieron a vuestra mediación e imploraron vuestro auxilio fuese desamparado de Vos. Alentado con esta seguridad, a Vos acudo, Virgen Reina de las vírgenes, y aunque agobiado bajo el peso de mis culpas, atrévome á parecer ante vuestra presencia. No despreciéis mis ruegos, antes dignaos atenderlos y favorablemente despacharlos. Amén.




OFRECIMIENTO DEL DÍA...


   Cuanto piense, cuanto hable, cuanto obre y cuanto quiera en este día de vuestro sagrado Mes, os lo ofrezco, purísima Reina de los cielos, como florido homenaje de amor consagrado a vuestra devoción. Sean por Vos todas y cada una de mis respiraciones. Sean por Vos todos y cada uno de los latidos de mi corazón, sean por Vos los deseos más íntimos de mi alma. Os dedico muy especialmente el obsequio o flor espiritual de hoy, y deseo lo recibáis como nueva prenda de mi fidelidad a vuestro amor. Y haced, Señora, que según Vos viva, y en Vos muera, y con Vos reine felizmente por toda la eternidad. Amén.

 



FLORES ESPIRITUALES:


—11. Hacer un acto público de Religión de los que más repugnen a nuestro amor propio. 


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