miércoles, 29 de mayo de 2019

BREVE PRÁCTICA, DEL MES DE MAYO CONSAGRADO A LA MADRE DE DIOS: MEDITACIÓN DÍA 28 DE MAYO.




POR FELIX SARDA Y SALVANY, PBRO.


ACTO DE CONTRICIÓN.


Por la señal, etc.

   A vuestra soberana Madre vengo a honrar, Señor mío Jesucristo, y al querer debidamente hacerlo, me avergüenza ante todo el estado de mi pobre alma, tan llena de ofensas a Vos. Os he faltado, Señor, mil veces, y agraviándoos a Vos, he agraviado juntamente a vuestra dulcísima Madre y mía. ¿Cómo he de poder, pues, presentarme en su presencia sin que le provoque a asco y enojo mi indignidad?

   Vos, Señor mío que tan misericordioso sois y que desde las entrañas de vuestra dulce Madre habéis traído al mundo tesoros de bondad y de compasión, tenedla de ese pobrecito pecador, y perdonadle una vez más sus negras ingratitudes.  ¡Pésame, Señor en lo más vivo de mi alma haber herido con ellas vuestro amante Corazón! ¡Pésame, Padre mío y no quiero ofenderos con ellas ya más! Ayudadme con vuestra gracia para perseverar en este mi arrepentimiento y firme propósito hasta el fin de mi vida. Amén. Amén.



ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA.



   Vuestro permiso imploro,   Madre y Señora mía, para acercarme, a pesar de mi indignidad, a vuestro altar sagrado. A él vengo, celestial Maestra, para que me instruyáis; a él corro, bondadosa Madre, para que me consoléis; a él me refugio, Abogada poderosísima, para que me protejáis. Todo lo sois, Señora, para el pueblo cristiano y para este infeliz pecador, luz, consuelo, amparo, fuerza, esperanza y segura protección. Enseñadme con el ejemplo de vuestra vida, especialmente con el paso de ella que me propongo hoy meditar; fortalecedme con la divina gracia que benévolamente me alcanzaréis de vuestro Hijo Jesús; consoladme y acariciadme con las infinitas dulzuras de vuestro culto y amor, singularmente en este vuestro devoto Mes. Amén

 

   ¡Madre y Señora mía! De vuestro Soberano Hijo y Señor mío otorgadme en estos momentos el especial beneficio de hacer con fruto para mi alma estos breves puntos de meditación.





MEDITACIÓN DÍA 28 DE MAYO.


María en su Tránsito glorioso. — Perfecta unión con Dios.


   Llegó entre tanto la hora suspirada. María, como hija de Adán, debía morir; pero su muerte fue apacible y suavísima, como hubiera sido la de todos los hombres a no haber contraído la primera culpa de aquel padre prevaricador. Su muerte no fue, pues, otra cosa que el suavísimo desprenderse su alma del cuerpo mortal para volar a la íntima unión con Dios.

   Muere, alma mía, desde ahora a todo lo terreno, y únete desde ahora cuanto te sea posible con unión de verdadero afecto a tu Dios y Señor, para que sea perfecta un día está tu unión con El al romperse los lazos que te tienen en este miserable cuerpo aprisionada. Bajo este punto de vista debes mirar la muerte, a fin de que no te sea espantosa, sino risueña y apacible su perspectiva. Así la miró María, y así la miraron los Santos, y la vieron venir con calma y sosiego; esperándola como se espera la visita de un buen amigo que nos viene a dar una fausta noticia. Observa a María en su lecho de muerte. Sobre su frente y sobre sus ojos diríase se reflejan ya anticipados los resplandores de la eternidad feliz. No merecemos tanta dicha nosotros, que no tuvimos en esta vida su integridad e inocencia; pero si lloramos arrepentidos, la misericordia de Dios guardará todavía inefables sonrisas para la hora de nuestra agonía. Vamos a poseer para siempre a Dios; vamos a vernos estrechados en su dulce abrazo, y así eternamente, y sin temor de perderle ya más. Abrazo más estrecho entre el Criador y su criatura no existirá sino en la unión personal que tienen la naturaleza humana y la divina en el Verbo encarnado. Así me querrá Dios, y así me querrá para siempre, y así me tendrá eternamente unido a su dulcísimo Corazón.

   Hagámonos dignos de una muerte dichosa que nos traslade, como a María, de las borrascas de este mundo al puerto seguro de aquella feliz y suspirada unión.





DESPUÉS DE LA MEDITACIÓN.



   Ahora saludaremos fervorosamente el Nombre suavísimo de nuestra Divina Madre con las siguientes jaculatorias y Ave Marías:


Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí, pobre pecador. Ave María.



Arca de Dios y Tesorera del cielo, concededme abundantes gracias para detestar y llorar mis pecados. Ave María.



Reina de cielos y tierra, sedme amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos. Ave María.


Inmaculada Madre de mi Dios y Señor, alcanzadme lo que os pido para mi salvación. Ave María.


Abogada mía y refugio mío, amparadme en el trance espantoso de la muerte y abridme las puertas del cielo. Ave María y Gloria.






ORACIÓN DE SAN BERNARDO.

(Memorare).


   Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que alguno de los que acudieron a vuestra mediación e imploraron vuestro auxilio fuese desamparado de Vos. Alentado con esta seguridad, a Vos acudo, Virgen Reina de las vírgenes, y aunque agobiado bajo el peso de mis culpas, atrévome á parecer ante vuestra presencia. No despreciéis mis ruegos, antes dignaos atenderlos y favorablemente despacharlos. Amén. Amén.



OFRECIMIENTO DEL DÍA...




Cuanto piense, cuanto hable, cuanto obre y cuanto quiera en este día de vuestro sagrado Mes, os lo ofrezco, purísima Reina de los cielos, como florido homenaje de amor consagrado a vuestra devoción. Sean por Vos todas y cada una de mis respiraciones. Sean por Vos todos y cada uno de los latidos de mi corazón, sean por Vos los deseos más íntimos de mi alma. Os dedico muy especialmente el obsequio o flor espiritual de hoy, y deseo lo recibáis como nueva prenda de mi fidelidad a vuestro amor. Y haced, Señora, que según Vos viva, y en Vos muera, y con Vos reine felizmente por toda la eternidad. Amén.



 .



FLORES ESPIRITUALES:




—28. Guardar especial retiro todo el día como preparación para la muerte.




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