miércoles, 29 de mayo de 2019

BREVE PRÁCTICA, DEL MES DE MAYO CONSAGRADO A LA MADRE DE DIOS: MEDITACIÓN DÍA 27 DE MAYO.




POR FELIX SARDA Y SALVANY, PBRO.


ACTO DE CONTRICIÓN.


Por la señal, etc.

   A vuestra soberana Madre vengo a honrar, Señor mío Jesucristo, y al querer debidamente hacerlo, me avergüenza ante todo el estado de mi pobre alma, tan llena de ofensas a Vos. Os he faltado, Señor, mil veces, y agraviándoos a Vos, he agraviado juntamente a vuestra dulcísima Madre y mía. ¿Cómo he de poder, pues, presentarme en su presencia sin que le provoque a asco y enojo mi indignidad?

   Vos, Señor mío, que tan misericordioso sois y que desde las entrañas de vuestra dulce Madre habéis traído al mundo tesoros de bondad y de compasión, tenedla de ese pobrecito pecador, y perdonadle una vez más sus negras ingratitudes. ¡Pésame, Señor en lo más vivo de mi alma haber herido con ellas vuestro amante Corazón! ¡Pésame, Padre mío y no quiero ofenderos con ellas ya más! Ayudadme con vuestra gracia para perseverar en este mi arrepentimiento y firme propósito hasta el fin de mi vida. Amén.




ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA.



   Vuestro permiso imploro, Madre y Señora mía, para acercarme, a pesar de mi indignidad, a vuestro altar sagrado. A él vengo, celestial Maestra, para que me instruyáis; a él corro, bondadosa Madre, para que me consoléis; a él me refugio, Abogada poderosísima, para que me protejáis. Todo lo sois, Señora, para el pueblo cristiano y para este infeliz pecador, luz, consuelo, amparo, fuerza, esperanza y segura protección. Enseñadme con el ejemplo de vuestra vida, especialmente con el paso de ella que me propongo hoy meditar; fortalecedme con la divina gracia que benévolamente me alcanzaréis de vuestro Hijo Jesús; consoladme y acariciadme con las infinitas dulzuras de vuestro culto y amor, singularmente en este vuestro devoto Mes. Amén.

   ¡Madre y Señora mía! De vuestro Soberano Hijo y Señor mío otorgadme en estos momentos el especial beneficio de hacer con fruto para mi alma estos breves puntos de meditación.



MEDITACIÓNDÍA 27 DE MAYO.



María en su ancianidad. —Preparación para la muerte.


   La tradición nos dice que llegó María Santísima a muy avanzada edad, pues quiso el Señor dejarla mucho tiempo en la tierra para consuelo de los primeros cristianos. La ancianidad de María era su completa sazón y madurez para el cielo, al que iba a ser trasladada; y durante estos años postreros de su vida mortal su único suspiro era ya morir para más íntimamente unirse con su Dios y Señor.


   Los años, oh cristiano, que Dios te concede en esta vida mortal debes considerarlos como breves momentos de preparación para aquel momento supremo del cual depende tu suerte definitiva por toda la eternidad. La vida para el hombre, y mucho más para el cristiano, no debe ser más que el aprendizaje de bien morir. La muerte siempre ante los ojos no hace triste y tediosa la vida, como presumen los mundanos; hácela, sí, seria, formal y de graves y elevados pensamientos. La balanza de la muerte es la más exacta para pesar con ella todos los asuntos de la vida. Frívolos son y livianos los que ella declara tales, verdadera importancia y peso tienen aquellos a quienes ella se los da. Mas por esto mismo debe ser la muerte objeto de larga y detenida preparación. Si para algo es corta la vida del hombre, es para disponerla a viaje de tales consecuencias. En un instante se muere, pero en largos años tal vez no se aprende aún a bien morir. Sea éste, oh mortal, tu ejercicio de cada día. «Cada día muero,» decía un Santo; y éste es el medio más acertado de aprender a morir; ejercitarse a morir todos los días. Darle cada día voluntariamente al mundo la despedida que forzosamente tendremos que darle al fin. No traer pegada al cuerpo y menos al corazón, sino únicamente prendida con alfileres, la vestidura de que en aquella hora violentamente se nos ha de despojar.


   ¡Cristiano! esa debe ser tu ciencia principal, esa la más ingeniosa de las artes e industrias, y en que debes procurar salir perfectamente adiestrado.







DESPUÉS DE LA MEDITACIÓN.




   Ahora saludaremos fervorosamente el Nombre suavísimo de nuestra Divina Madre con las siguientes jaculatorias y Ave Marías:



Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí, pobre pecador. Ave María.




Arca de Dios y Tesorera del cielo, concededme abundantes gracias para detestar y llorar mis pecados. Ave María.



Reina de cielos y tierra, sedme amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos. Ave María.



Inmaculada Madre de mi Dios y Señor, alcanzadme lo que os pido para mi salvación. Ave María.



Abogada mía y refugio mío, amparadme en el trance espantoso de la muerte y abridme las puertas del cielo. Ave María y Gloria.






ORACIÓN DE SAN BERNARDO.

(Memorare).


   Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que alguno de los que acudieron a vuestra mediación e imploraron vuestro auxilio fuese desamparado de Vos. Alentado con esta seguridad, a Vos acudo, Virgen Reina de las vírgenes, y aunque agobiado bajo el peso de mis culpas, atrévome á parecer ante vuestra presencia. No despreciéis mis ruegos, antes dignaos atenderlos y favorablemente despacharlos. Amén.



OFRECIMIENTO DEL DÍA...



   Cuanto piense, cuanto hable, cuanto obre y cuanto quiera en este día de vuestro sagrado Mes, os lo ofrezco, purísima Reina de los cielos, como florido homenaje de amor consagrado a vuestra devoción. Sean por Vos todas y cada una de mis respiraciones. Sean por Vos todos y cada uno de los latidos de mi corazón, sean por Vos los deseos más íntimos de mi alma. Os dedico muy especialmente el obsequio o flor espiritual de hoy, y deseo lo recibáis como nueva prenda de mi fidelidad a vuestro amor. Y haced, Señora, que según Vos viva, y en Vos muera, y con Vos reine felizmente por toda la eternidad. Amén.

 



FLORES ESPIRITUALES:


—27. Ofrecer la Santa Misa y Comunión por el total restablecimiento delas Órdenes religiosas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...