COMENZAMOS: 6 de
agosto.
FINALIZAMOS: 14 de
agosto. (Vigilia de la Asunción).
Por la señal ✠ de la Santa Cruz,
de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En
el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío
Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío, en quien
creo, en quien espero, a quien amo más que a mi alma, más que a mi vida y más
que a todas las cosas: por ser Vos quien sois, y por vuestra bondad infinita, a
mí me pesa, pésame mi Dios de todo corazón de haberos ofendido: propongo
firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Os ofrezco, Señor, mi
vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y así como os lo
suplico, así confío en vuestra divina bondad y misericordia infinita me los
perdonaréis por los merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y
Muerte, me daréis gracia para enmendar mi vida y para perseverar en vuestro
santo servicio hasta la hora de mi muerte. Amén.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS.
Soberana Virgen
María, Madre de Dios y Madre mía, aquí tenéis postrado a vuestros sacratísimos
pies a este hijo pródigo, penetrado de confusión, de dolor y de arrepentimiento
por haber pecado contra el cielo y contra Vos: conozco, Señora, y confieso en
presencia del cielo y de la tierra, que no soy digno de honrarme con el título
de hijo vuestro: recibid, Madre de misericordia, esta humilde confesión de mi
fea ingratitud, y mala correspondencia, dispensándome la gracia de admitirme en
el número de vuestros esclavos: miradme con ojos de piedad, como acostumbráis
ejecutarlo con vuestros siervos; y alcanzadme del Todopoderoso la gracia que
principalmente os pido en esta santa Novena; y es, que reconocido de todos los
yerros y extravíos de mi vida pasada, empiece desde ahora a llorar con amargas
lágrimas todas mis culpas, a implorar las divinas misericordias, arreglando los
pasos de mi vida de tal manera que logre por vuestra poderosa intercesión una
preciosa muerte para gozar de Dios en vuestra compañía por eternidades de
gloria. Amén.
—Aquí se rezarán tres Ave Marías en
reverencia de los tres días, que piadosamente se cree haber mediado entre la
muerte de María y su resurrección.
DÍA PRIMERO- (6 de
agosto).
MEDITACIÓN SOBRE LA FE: «¿Que
aprovechará, Hermanos, que el cristiano se gloríe de que tiene Fe, si no tiene
las obras que inspira la Fe? ¿Acaso la Fe sin obras le podrá salvar?» (Santiago 2, 14).
ORACIÓN
Mi Dios y Señor,
en quien creo, como verdad infalible, que prometéis la bienaventuranza eterna a
todas las almas que, teniendo la dicha de vivir en el gremio de la santa
Iglesia, se emplean en la observancia de vuestros divinos mandamientos, en
crédito de no tener la fe muerta por el pecado, sino viva y animada por medio
de vuestra gracia y caridad: yo os suplico, Señor, por aquella Fe tan viva con
que creyó en Vos, y obró en todo conforme a su creencia María Santísima, y por
aquella gloria a que os dignasteis trasladarla en el día de su preciosa
Asunción a los Cielos, para que os viese eternamente, no ya como en sombra,
figura o enigma, sino cara a cara, me concedáis la gracia de que imitando en
cuanto sea posible a mis débiles fuerzas, aquella fe viva y obradora de esta
celestial Reina, y arreglando todas las obras de mi vida a esta fe sobrenatural
y divina, me haga digno de veros en vuestra eterna gloria. Amén.
—Aquí, levantando el corazón a Dios, y valiéndose de la
intercesión de María Santísima, hará cada uno la petición que le dice su
devoción, y se concluirá con la oración siguiente, que servirá para todos los días
de la Novena.
ORACIÓN PARA CONCLUIR TODOS LOS DÍAS
Dios de bondad,
en quien vivo, en quien me muevo, y en quien disfruto el ser que tengo: que por
un efecto de vuestra infinita misericordia tenéis empeñada vuestra divina
palabra, de que no queréis la muerte eterna del pecador, sino que se convierta
a Vos para vivir eternamente en vuestra amistad y gracia: yo os suplico, Señor,
por vuestra bondad, por la vida, muerte y pasión de mi Redentor Jesucristo, y
por los méritos de vuestra Madre María Santísima, elevada a los Cielos en
cuerpo y alma, me otorguéis la gracia de convertirme a Vos con todo mi corazón,
con toda mi alma y con todas las fuerzas de mi vida; viva yo, Señor, en
adelante para amaros, muévame para serviros y emplee todo cuanto soy en obedeceros;
no permitáis, Señor, se abran mis ojos, sino para miraros; no se empleen mis
oídos, sino en escucharos; mi lengua no tenga otro ejercicio que alabaros y
bendeciros; no se dirijan mis pasos sino a buscaros. Hacedme, en fin, Señor, la
misericordia de que mi alma y mi cuerpo detesten y aborrezcan sobre todo la
muerte eterna de la culpa y suspiren incesantemente por la vida de vuestra
amistad y gracia, para bendecir y alabar vuestras misericordias eternamente en
la gloria. Amén.
GOZOS EN HONOR A LA ASUNCIÓN DE SANTA MARÍA
Pues sois Ave
que, hasta el cielo,
María, voláis
ansiosa;
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Lleno de
celestial luz
Vuestra muerte os
anunció
Un ángel que os
envió
Vuestro amado
Hijo Jesús:
Logrando el mayor
consuelo
En nueva tan
misteriosa.
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Los Apóstoles que
acaso
En vuestra muerte
asistieron,
Devotos se
enternecieron
Al ver tan cerca
el ocaso
De ese sol, que
al mismo cielo
Supo dar luz tan
copiosa.
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Sin achaque de
dolor
Os ponéis en una
cama,
Y viendo a Jesús
que os llama,
Expiráis fénix de
amor:
Rindiéndole
vuestro anhelo
El alma más
prodigiosa.
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Del pecado y de
su muerte,
Del infierno y su
adalid,
Divina y bella
Judit,
Triunfó vuestro
valor fuerte:
Y a pesar de su
desvelo
Os aclaman
victoriosa.
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Tomás que aún no
sabía
De vuestra muerte,
llegó
A Getsemaní, y
abrió
El sepulcro al
tercer día:
Mas solo halló
vuestro velo,
Y vestidura
preciosa.
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
En premio de la
victoria
Que en este mundo
alcanzasteis,
Desde el sepulcro
volasteis
En cuerpo y alma
a la gloria;
Como lo confiesa
el celo
De la religión
piadosa.
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Al ver tantas
perfecciones,
Pasmados los
querubines,
Ángeles y
Serafines,
Dicen con
admiraciones:
«¿Quién es esta, que del suelo
Se remonta tan gloriosa?».
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
En los brazos
recostada
De vuestro Hijo
querido,
Sobre el trono
más lucido
Sois, María,
colocada:
Cual iris que con
desvelo
Anuncia la paz
dichosa.
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Mejor que Betsabé
vos
Del Hijo al lado
os sentáis,
Tan hermosa, que
os lleváis
La atención del
mismo Dios:
Si sois el mejor
modelo
De su mano
poderosa.
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Allí con celeste
canto
Por Hija os
corona el Padre,
El Hijo por dulce
Madre,
Por Esposa el
Amor Santo:
Reina sois de
tierra y cielo,
Y Abogada
portentosa.
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Salve, Virgen pura y bella,
Salve, sagrario divino,
Salve, espejo cristalino,
Salve, sol, luna y estrella:
Salve, universal consuelo,
Salve, en fin, Madre amorosa.
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Pues sois Ave
que, hasta el cielo,
María, voláis
ansiosa;
Dadnos
alas, Ave hermosa,
Para
seguir vuestro vuelo.
Antífona: Hoy
la Virgen María ascendió a los Cielos, alegraos, Ella reina con Cristo
eternamente.
℣. Exaltada es la Santa Madre de
Dios.
℟. Sobre los coros angélicos como
Reina celestial.
ORACIÓN
Perdona
misericordiosamente, Señor, las faltas de tus servidores, y, dada la impotencia
en que nos encontramos de agradarte por nuestros propios méritos, concédenos la
salvación por la intercesión de Aquella que elegiste para que fuera la Madre de
tu Hijo, Nuestro Señor, que, siendo Dios, vive y reina contigo en unidad con el
Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
Omnipotente y
sempiterno Dios, que llevaste a la gloria celestial a la Inmaculada Virgen
María, la Madre de tu Hijo: suplicámoste nos concedas que, siempre atentos a
las cosas del cielo, merezcamos ser participantes de su gloria. Por Nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu
Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
℣. Bendito y alabado sea el
Santísimo Sacramento del Altar.
℟. Sea por siempre bendito y
alabado Jesús Sacramentado.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO- (7 de
agosto).
Por la señal…
Acto de contrición, Oración
inicial y las tres Ave Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA ESPERANZA: «¡Qué bien tan grande es para mí estar unido con mi Dios,
y colocar en Él toda mi esperanza!» (Salmo 72, 28).
ORACIÓN
Mi Dios, en quien
espero, por ser un Señor de un infinito poder, que conducís al puerto de eterna
salvación a todos los que esperan en Vos: que premiasteis la esperanza de
nuestros Padres, no permitiendo fuesen confundidos, y libertándoles con vuestro
brazo omnipotente de la eterna confusión de los malos: mi buen Dios, que en
justa remuneración de aquella firme esperanza que depositó en solo Vos María
Santísima, honrasteis a esta Señora en el día de su Asunción a los Cielos con
la posesión de aquel sumo y eterno bien, por quien tanto había suspirado:
concededme, Señor, por su intercesión poderosa, que a imitación suya viva yo
animado de aquella firme esperanza, que separando mi corazón de todos los
bienes aparentes de la tierra, suspire continuamente por la posesión de
aquellos bienes verdaderos, que disfrutan los justos en vuestra gloria. Amén.
—Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se
rezarán todos los días.
DÍA TERCERO- (8 de
agosto).
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave
Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA CARIDAD EN ORDEN A DIOS: “Amarás
a tu Señor Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con todas tus fuerzas”. (Mateo 22, 27).
ORACIÓN
Dios de mi alma,
Señor de mi vida, a quien amo sobre todas las cosas, como bien sumo, que me
habéis amado hasta el extremo de haceros hombre, y morir por mí en el más
afrentoso patíbulo: que en premio de aquel purísimo e intensísimo amor que os
tuvo María Santísima desde el primer instante de su vida, la ensalzasteis en su
preciosa Asunción sobre todos los Coros de los Ángeles en vuestra gloria, para
ser por toda la eternidad el objeto más agradable de vuestras divinas
complacencias entre todas las criaturas: concededme, Señor, por sus méritos e
intercesión, que al paso que me honro y me glorío de ser un humilde esclavo de
esta Señora, os ame a imitación suya con todo mi corazón, con toda mi alma, y
con todas las fuerzas de mi vida. No permitáis, Señor, se apague jamás en mi
corazón esta llama: haced sí, por un efecto de vuestra infinita caridad, que
ésta se aumente y crezca en mí durante la carrera de mi vida, y se perfeccione
y perpetúe por toda la eternidad en vuestra gloria. Amén.
—Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se
rezarán todos los días.
DÍA CUARTO- (9 de agosto).
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave
Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA CARIDAD EN ORDEN AL PRÓJIMO: «Si alguno
poseyere bienes de este mundo, y viese a su prójimo padecer necesidad, sin
moverse a socorrerle, ¿cómo puede persuadirse que la caridad habita en su
corazón?» (I Juan 3, 17).
ORACIÓN
Gran Dios,
bienhechor de todas las criaturas, que nos mandáis amar a nuestros prójimos
como a nosotros mismos, y nos enseñáis con vuestro ejemplo a hacer bien a
nuestros enemigos, disponiendo con vuestra adorable providencia, que nazca el
sol todos los días para alumbrar a los buenos y a los malos, que el Cielo
derrame sus abundantes lluvias para fertilizar los campos de los justos y de
los pecadores: yo os suplico, Señor, por aquel amor que profesó María Santísima
a todos los hombres en su santísima vida, sacrificando la prenda más amada de
su Hijo por nosotros a la muerte, y por aquel amor con que ahora nos mira desde
el Cielo, haciendo el oficio de nuestra Madre y Abogada en vuestra divina
presencia, me concedáis la gracia de que a imitación vuestra y suya acredite
con mis obras que soy hijo de tal Padre y de tal Madre, que haga bien aun a
aquellos mismos que me aborrecen, que dirija mi oración a Vos aun por aquellos
que me calumnian y persiguen. Haced, Señor, en fin, que unido con mis prójimos
en caridad y amor, como hijos todos de un mismo Padre y de una Madre,
merezcamos nos dispenséis vuestra santa bendición en esta vida, y la continuéis
por toda la eternidad en vuestra gloria. Amén.
—Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se
rezarán todos los días.
DÍA QUINTO – (10 de
agosto).
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave
Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA HUMILDAD: «Humillaos bajo de la mano poderosa de vuestro Dios, para
que os ensalce cuando venga a visitaros» (I Pedro 5, 7).
ORACIÓN
Mi Dios y Señor,
infinitamente grande e infinitamente humilde, que con el designio
misericordioso de desterrar de los corazones de los hombres el vicio abominable
de la soberbia, en que tuvo principio la ruina universal del mundo, os
dignasteis manifestaros en la tierra, cubriendo con el velo de la humanidad
aquella infinita grandeza y majestad que admiran y veneran llenos de respeto
los Santos y los Ángeles en vuestra gloria, yo os suplico, Señor, por esta
humillación vuestra, y por aquella humildad sin segunda, de que estuvo adornada
María Santísima, cuando elevada por Vos a la altísima dignidad de Madre
vuestra, poseída de una santa confusión y respeto, se contentó y glorió con el
título de Esclava, me concedáis la gracia de que jamás me deje dominar del vicio
de la soberbia, que conozca y confiese en vuestra divina presencia que no soy
otra cosa que polvo y ceniza; y penetrado toda la vida mi corazón de este
pensamiento, arregle mis acciones de tal manera, que siguiendo vuestros pasos y
los de María Santísima por los caminos de la humillación y abatimiento en la
tierra, merezca ser ensalzado por Vos eternamente en vuestra gloria. Amén.
—Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se
rezarán todos los días.
DÍA SEXTO – (11 de
agosto).
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave
Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA CASTIDAD: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios». (Mateo 5, 8).
ORACIÓN
Dios purísimo,
que miráis como templo vuestro aquellas almas que viven en castidad, y les
ofrecéis la dicha incomparable de veros eternamente en vuestra gloria, y en
cumplimiento de vuestra promesa premiasteis la pureza singular de María
Santísima, no permitiendo que su cuerpo purísimo estuviese sujeto a la muerte
ni a la corrupción del sepulcro, sino que en compañía de su bendita alma fuese
conducido por los espíritus puros de vuestros Ángeles al trono de la gloria:
yo, os suplico, Señor, me concedáis que imite en cuanto me sea posible, la
castidad y pureza de esta Señora. Dadme, Señor, por su intercesión, unos oídos
castos, una lengua pura, unos ojos modestos, creado de nuevo en mí un corazón
limpio, renovado en lo íntimo de mi alma la rectitud de vuestro espíritu:
purificadme de toda mancha de alma y cuerpo, para que viviendo y muriendo
adornado de castidad y pureza, me haga digno de veros, poseeros, y gozaros en
la gloria. Amén.
—Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se
rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO – (12 de
agosto).
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave
Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA PACIENCIA: «La
paciencia os es necesaria para que, haciendo la voluntad de Dios, recibáis sus
promesas». (hebreos 10, 36).
ORACIÓN
Dios de mi
corazón, que a pesar de todos los extravíos de mi vida, me sufrís y esperáis
con infinita paciencia para usar conmigo de vuestra misericordia, añadiendo a
este singularísimo beneficio tener la bondad de manifestar vuestra gloria en
perdonar mis pecados: yo os suplico, Señor, por esta dignación vuestra, y por
los méritos de vuestra Madre María Santísima, cuya admirable y prodigiosa vida
fue sin intermisión alguna un continuo ejercicio de sufrimiento y de paciencia,
venerando con el más profundo respeto las sabias disposiciones de vuestra
adorable providencia, me concedáis la gracia de que, a imitación suya, me
entregue desde ahora en vuestras manos con una santa y total indiferencia, así
en los sucesos prósperos como en los adversos de mi vida; si me concedieseis
bienes, o si me regalaseis con trabajos y con males, haced, Señor, se cierre mi
boca para la queja, y solo se abra para bendecir y alabar vuestro santísimo
Nombre; dispensadme, Señor, esta gracia, para que adornado de esta conformidad,
posea mi alma en paciencia santa en esta vida, y disfrute después eternamente
la paz de vuestra gloria. Amén.
—Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se
rezarán todos los días.
DÍA
OCTAVO – (13 de agosto).
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave
Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA POBREZA: «Bienaventurados
los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos» (Mateo 5, 3).
ORACIÓN
Dios mío y todas
mis cosas, que siendo infinitamente rico y señor de todos los bienes del Cielo
y de la tierra, tuvisteis la bondad de haceros voluntariamente pobre, con el
designio de que vuestra santa pobreza enriqueciese a todos los hombres con los
dones de vuestra gracia; yo os suplico, Señor, por aquella pobreza en que vivió
vuestra Santísima Madre, sin querer ni desear jamás otra posesión, ni otra
herencia, que a Vos en el Cielo y en la tierra, me concedáis la gracia, de que
mirando al mundo como lugar de mi destierro, esté siempre desprendido mi
corazón de todos los bienes de esta vida perecedera. Haced, Señor, los repute
todos como un poco de estiércol y basura, para que, viviendo en pobreza de
espíritu, desde ahora en vuestras manos con una santa y total indiferencia, así
en los sucesos prósperos como en los adversos de mi vida. Si me concedieseis
bienes, o si me regalaseis con trabajos y con males, haced, Señor, se cierre mi
boca para la queja y sólo se abra para bendecir y alabar vuestro santísimo
Nombre. Dispensadme, Señor, esta gracia, para que, adornado de esta
conformidad, posea mi alma en paciencia santa en esta vida y disfrute después
eternamente la paz de vuestra gloria. Amén.
—Pedir la gracia que se desea. La oración y
los Gozos se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO – (14 de
agosto).
Por la señal…
Acto de contrición, Oración inicial y las tres Ave
Marías.
MEDITACIÓN SOBRE LA PERSEVERANCIA: «El que
perseverare hasta el fin, éste se salvará» (Mateo 10, 22).
ORACIÓN
Omnipotente Dios,
liberalísimo remunerador, que conducís al puerto de salvación a todas las almas
que perseveran en la observancia de vuestros divinos mandamientos hasta el fin
de la carrera de esta vida mortal; y así mismo, nos aseguráis que el alma que pone
la mano sobre el arado y vuelve atrás no es a propósito para el Reino de los
Cielos: yo os suplico, Señor, por la intercesión de María Santísima, cuya
perseverancia en toda clase de virtud hasta el último momento de su preciosa
vida habéis remunerado con un peso de indecible gloria, me concedáis la gracia
de fijar mis pasos en la observancia de vuestra divina ley; confirmad, Señor,
en mí los propósitos y resoluciones que he formado en este santo Triduo, que
son: de vivir en adelante animado de una fe viva, de una firme esperanza, de
una caridad ardiente, de una humildad verdadera, de una pureza y castidad
conforme al estado en que me hallo al presente, o a aquel a que me destine
vuestra divina providencia; de una paciencia inalterable, de una pobreza de espíritu
que desprenda mi corazón de todos los bienes de la tierra, y suspire
incesantemente por la posesión de mi eterna bienaventuranza; dispensadme en
fin, Señor, la misericordia de que yo persevere a imitación de mi Madre y
Señora María Santísima, en el ejercicio de estas y las demás virtudes hasta
respirar el último aliento de mi vida, para que entregando mi espíritu en
vuestras manos, en las de mi amado Jesús y de María, mi venerada Madre y
Señora, pase a veros, gozaros, alabaros y bendeciros eternamente en vuestra
gloria. Amén.
—Pedir la gracia que se desea. La oración y los Gozos se
rezarán todos los días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario