domingo, 2 de agosto de 2020

MES DE AGOSTO EN HONOR DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA





   En el calendario del usus antiquior del rito romano se celebra la festividad del Inmaculado Corazón de María el 22 de agosto, antigua octava de la Asunción, una de las fiestas más importantes en honor de la Santísima Virgen, como que fue la primera que se celebró en Oriente y en Occidente. Es por ello que tradicionalmente se ha dedicado este mes a honrar con especiales homenajes a tan dulcísimo instrumento de la misericordia divina, a través del cual nos vienen muchas gracias y que ha sido dado, junto con el Sagrado Corazón de Jesús, como extremo remedio para nuestra salvación. Esta Costumbre, recogiendo la práctica tradicional, propone, pues, a sus amables lectores el Mes de Agosto como Mes del Inmaculado Corazón.

   Esta devoción empezó a abrirse camino gracias a san Juan Eudes (1601-1680), el apóstol de los Sagrados Corazones en la Francia del Gran Siglo. Sin embargo, ya el Evangelio nos insinúa su importancia al repetirnos que “María guardaba en su corazón” los misterios que le tocó protagonizar. Recordemos también la profecía de Simeón, a la hora de la Presentación del Niño en el Templo: “una espada de dolor traspasará tu alma para que sean descubiertos los pensamientos de muchos corazones” (Luc. II, 35). Como el corazón era considerado el principio de vida y la sede del alma, siempre se ha visto en estas palabras la descripción del Corazón dolorido de María y el preanuncio de su personal Pasión unida a la de su Divino Hijo en oblación corredentora. Algunos Padres de la Iglesia aluden más o menos claramente al Corazón de María.

   Esta devoción tomó grandes vuelos con un santo español: san Antonio María Claret (1807-1870), arzobispo que fue de Santiago de Cuba y confesor de la reina Isabel II, que fundó la congregación de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María (llamados Padres Claretianos). He aquí sus palabras, que expresan la tierna devoción que profesaba a la Madre de Dios:

   “Ni en mi vida personal, ni en mis andanzas misioneras podía olvidarme de la figura maternal de María. Ella es todo corazón y todo amor. Siempre la he visto como Madre del Hijo amado y esto la hace Madre mía, Madre de la Iglesia, Madre de todos. Mi relación con María siempre ha sido muy íntima y a la vez cercana y familiar, de gran confianza. Yo me siento formado y modelado en la fragua de su amor de Madre, de su Corazón lleno de ternura y amor. Por eso me siento un instrumento de su maternidad divina. Ella está siempre presente en mi vida y en mi predicación misionera. Para mí, María, su Corazón Inmaculado, ha sido siempre y es mi fuerza, mi guía, mi consuelo, mi modelo, mi Maestra, mi todo después de Jesús".

   Pero el impulso decisivo del culto a este Corazón amabilísimo se dio en las apariciones de Nuestra Señora en Fátima (1917). Aquí la Santísima Virgen se presentó bajo la advocación de su Inmaculado Corazón, pidiendo la comunión reparadora de los cinco Primeros Sábados, paralela a la comunión reparadora de los Nueve Primeros Viernes en honor al Sagrado Corazón de Jesús. Esta devoción está muy vinculada al desarrollo de la Historia del siglo XX. De hecho, la Virgen en Fátima reveló que Rusia sería el azote del mundo mediante la expansión de sus errores (el comunismo, parece olvidarse, denunciado como “intrínsecamente perverso” por Pío XI, ha sido el sistema más mortífero que ha existido), pero vinculó su conversión a su consagración colegial por el Papa y por todos los obispos del mundo (cosa que sólo se ha realizado parcialmente). El Inmaculado Corazón de María se proyecta como la devoción salvadora en los Últimos Tiempos. De hecho, por ella vendrá el triunfo de los buenos: “Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará”. La Virgen se presenta, así como la precursora de Cristo en su Parusía o Segunda Venida.

   El papa Pío VII instituyó una fiesta en honor del Purísimo Corazón de María, la cual fue confirmada por el beato Pío IX. Pero fue Pío XII quien el 4 de mayo de 1944 la extendió oficialmente con el nombre del Corazón Inmaculado de María a la Iglesia universal por el papa Pío XII, el 4 de mayo de 1944, con el fin de obtener por medio de la intercesión de María “la paz entre las naciones, libertad para la Iglesia, la conversión de los pecadores, amor a la pureza y la práctica de las virtudes”. Ordenó que se celebrara el día de la Octava de la Asunción. Con la reforma litúrgica postconciliar, la fecha se trasladó al sábado siguiente a la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.






EJERCICIO DEL MES DE AGOSTO

PRECES



Jesús, María, José.

V. Dígnate que yo te alabe, Virgen sagrada.

R. Dame fuerza contra tus enemigos.

V. Oh Dios, venid en mi auxilio.

R. Señor, daos prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre…

R. Como era en el principio… Amén.



Acto de contrición breve.



   Dios mío, me arrepiento sinceramente con todo mi corazón de mis pecados y los odio y detesto por ser un ultraje a vuestra Divina Majestad y causa de la muerte de vuestro Divino Hijo y de mi ruina espiritual. No quiero cometerlos más en adelante y estoy dispuesto a evitar las ocasiones. Señor, misericordia, perdonadme.


I

   Virgen inmaculada que, concebida sin pecado, enderezasteis hacia dios todos los movimientos de vuestro Purísimo Corazón, siempre dócil a su divino querer; alcanzadme que, aborreciendo de todo corazón la culpa, aprenda de Vos a vivir resignado en la voluntad de Dios. Ave María


II

   Admiro, ¡oh María!, aquella profunda humildad con que se conturbó vuestro bendito Corazón, al anunciaros el Arcángel san Gabriel, que habíais sido escogida por Madre del Hijo del Altísimo, haciendo protestas de que erais su humildísima esclava; y, confundido a la vista de mi soberbia, os pido la gracia de un corazón contrito y humillado, para que, conociendo mi miseria, pueda llegar a conseguir aquella gloria prometida a los verdaderos humildes de corazón. Ave María


III

   Virgen bendita, que en vuestro Corazón dulcísimo conservabais el precioso tesoro de las palabras de vuestro Hijo Jesús, y meditando los sublimes misterios no sabíais vivir sino para Dios, ¡cuánto me confunde la frialdad de mi corazón! ¡Ah, Amada Madre mía!, alcanzadme la gracia de que, meditando constantemente la ley santa de Dios, procure imitaros en el fervoroso ejercicio de las cristianas virtudes. Ave María


IV

   ¡Oh gloriosa Reina de los Mártires!, cuyo Corazón sagrado, durante la pasión del Hijo, fue acerbamente traspasado por aquella espada que había profetizado Simeón, alcanzad a mi corazón una verdadera fortaleza y una santa paciencia para soportar las tribulaciones y las adversidades de esta vida y para que, crucificando mi carne con sus concupiscencias, me muestre verdadero hijo vuestro en el seguimiento de la mortificación de la cruz. Ave María


V

   ¡Oh mística Rosa, María!, cuyo amabilísimo Corazón, ardiendo en las llamas de la más viva caridad, nos aceptó por hijos al pie de la Cruz, llegando a ser de esta manera nuestra tiernísima Madre, ¡ah!, haced que sienta la dulzura de vuestro Corazón maternal y la fuerza de vuestro poder ante Jesús, en todos los peligros de mi vida y, particularmente, en la hora terrible de mi muerte, y que mi corazón, unido al vuestro, ame siempre a Jesús, ahora y por los siglos de los siglos. Así sea. Ave María.



LETANÍAS DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA



Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.

Dios Hijo Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.

Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.

Santa Trinidad, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.

Santa María, ruega por nosotros.

Corazón Inmaculado de María, ruega por…

Corazón de María, lleno de gracia, ruega por…

Corazón de María, vaso del amor más puro, ´´

Corazón de María, consagrado íntegro a Dios,  ´´

Corazón de María, preservado de todo pecado,  ´´

Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad,  ´´

Corazón de María, delicia del Padre en la Creación,  ´´

Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención,  ´´

Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo,  ´´

Corazón de María, abismo y prodigio de humildad,  ´´

Corazón de María, medianero de todas las gracias,  ´´

Corazón de María, latiendo al unísono con el Corazón deJesús,  ´´

Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica,  ´´

Corazón de María, holocausto del amor divino,  ´´

Corazón de María, abogado ante la justicia divina,  ´´

Corazón de María, traspasado de una espada,  ´´

Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados, ´´

Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo,  ´´

Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo,  ´´

Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús,  ´´

Corazón de María, fortaleza de los cristianos,  ´´

Corazón de María, refugio de los perseguidos,  ´´

Corazón de María, esperanza de los pecadores,  ´´

Corazón de María, consuelo de los moribundos,  ´´

Corazón de María, alivio de los que sufren,  ´´

Corazón de María, lazo de unión con Cristo,   ´´

Corazón de María, camino seguro al Cielo,  ´´

Corazón de María, prenda de paz y santidad,  ´´

Corazón de María, vencedora de las herejías,  ´´

Corazón de María, de la Reina de Cielos y Tierra,  ´´

Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia,  ´´

Corazón de María, que por fin triunfarás,  ´´



Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, perdónanos Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, escúchanos Señor.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.



V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.



R. Para que seamos dignos de alcanzar la promesas de Nuestro Señor Jesucristo.


Oremos. ¡Oh Dios!, que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conformes a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, Nuestro Señor.


R. Amén.

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