Ejercicio
dispuesto a partir de los Pensamientos o Reflexiones Cristianas para todos los
días del año, por el Padre Francisco Nepveu SJ, tomo I, Barcelona, imprenta de
doña Teresa Pou vda. de Piferrer, año 1755. Las oraciones provienen del Manual
Dominico publicado en Dublín por Browne & Nolan Publishers en 1913.
MES DEDICADO AL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
«Dios le
ensalzó sobre todas las cosas, y le dio nombre superior a todo nombre, a fin de
que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el
infierno». (Filipenses
II, 10-11).
¡Oh Dulce Jesús!, concededme
una viva devoción a vuestro Sagrado Nombre; enseñadme Vos a entender su
significado y a realizar su eficacia; a gustar de su dulzura y a confiar en su
poder; enseñadme a invocarlo dignamente en todas mis dificultades y
aflicciones. Que este sea el último sonido de mis labios moribundos mientras
voy a encontrarme con Vos en el Juicio. ¡Oh
amadísimo Señor, sed para mí entonces un misericordioso Salvador y no un Juez
furioso!
DÍA SEGUNDO —2 de enero.
MEDITACIÓN: DEL FIN DEL HOMBRE: ES NECESARIO GLORIFICAR
Y SERVIR A DIOS.
PRIMER PUNTO. Considera
adonde estabas cien años antes. No hay duda que en la nada: no hay duda que te sacó de ella Dios, prefiriéndote a
otros muchos, y creándote a su imagen sin que tú lo pudieses haber merecido. Pero
pregunto: ¿por
qué fin te ha creado? Para glorificarle, para conocerle, para amarle, para
servirle, para hacer su voluntad y para guardar sus Mandamientos, que
todo es una misma cosa: porque le glorificas
conociéndole y amándole; le amas sirviéndole; le sirves haciendo su voluntad; y
esta la haces cuando guardas sus preceptos.
SEGUNDO PUNTO. Dios
ha podido no crearte; pero supuesta tu creación, no ha podido proponerte otro
fin que a Sí mismo. No es menos necesariamente tu último fin que tu
primer principio, y de la misma manera que no podías tener ser sin Él; así no
puedes tener ser para otro que para Él mismo. Esta es una obligación esencial,
o por mejor decir (como dice el Sabio), toda su esencia: Hoc est omnis homo:
Este es cada hombre (Proverbios
XII, 3). Así, pues, como no puedes ser hombre sin cuerpo y alma, de la misma
manera no puedes ser hombre y no tener la obligación de servir a Dios
Todopoderoso, que su Majestad es, no te la puede dispensar. Verdad es que Dios te deja la libertad de la acción para
obedecer su ley o romperla. ¡Pero desdichada libertad! ¡Y desdichado de ti si te
sirves de esta libertad para no obedecerle!
TERCER PUNTO. Este es, pues, el único necesario de que
habla el Salvador (San Lucas X),
porque no lo es de ninguna manera el ser grande,
rico, sabio, dichoso, pero sí el servir a Dios. No es necesario el que
estés en este estado, empleo u oficio; pero es
necesario el servir a Dios. No es necesario que tengas salud, placeres,
talentos, pero es necesario que dirijas todas tus
cosas a Dios. Este debe ser el término de tus movimientos, el fin de tus
acciones, sin que haya una que no sea por Dios. ¡Ay, qué puede ser que no haya en toda tu
vida una que haya sido únicamente por Él! ¡Cuántos han salido de este mundo sin
saber para que vinieron a Él! ¡Y cuántos habiéndolo sabido, han vivido como si
lo hubiesen ignorado! ¿Serás tú por ventura
alguno de ellos?
FRUTO. Pregúntate a ti mismo muchas
veces: ¿para qué estoy yo en
el mundo? ¿Para qué fin Dios me ha creado? Y avergüénzate de haber vivido
hasta ahora como si lo ignoraras.
«Deum
time, et mandáta ejus obsérva; hoc est enim omnis homo» [Teme a Dios, y guarda sus mandatos; porque es toda la obligación
del hombre] (Proverbios
XII, 1).
«Líbera
sérvitus apud Dóminum, ubi non necéssitas, sed cháritas servit» [La verdadera libertad consiste en servir a Dios, porque nos obliga
el amor y no la fuerza]
(San Agustín).
ORACIÓN A JESÚS PARA
TODOS LOS DÍAS
Oh compasivísimo
Jesús, lleno de piedad y misericordia, que no despreciáis los suspiros
del malvado; ¡ay!, toda mi vida ha perecido
y pasado sin fruto, ni he hecho nada bueno ante vuestra presencia. A Vos, pues,
me dirijo, implorando vuestra clemencia. Hablad por mí, satisfaced por mí.
Lavad toda la inmundicia de mis pecaminosos ojos con las puras lágrimas de
vuestros gloriosísimos ojos. Por la dulce compasión de vuestros benditos ojos,
removed la iniquidad de mis pecaminosos oídos. Por la pura intención de
vuestros santísimos pensamientos, y por el ferviente amor de vuestro traspasado
Corazón, lavad toda la culpa de mis malos pensamientos y de mi malvado corazón.
Por el conmovedor poder de las palabras de vuestra benditísima boca, borrad
todas las ofensas de mi boca corrompida. Por la perfección de vuestras acciones
y la crucifixión de vuestras manos, lavad todas las ofensas de mis manos
impías. Por el doloroso cansancio de vuestros benditos pies, y por la cruel
perforación con los clavos, lavad todas las inmundicias de mis pies
pecaminosos. Por la majestuosa inocencia de vuestra vida, y por vuestra
incontaminada santidad, lavad todas las asquerosidades de mi vida corrupta. Finalmente,
lavad, borrad y extinguid todos los pecados de mi corazón y de mi alma en las
abundantes corrientes de vuestra preciosísima Sangre, para que así, por
vuestros santísimos méritos, pueda ser debidamente limpio, y en adelante guarde
sin mancha todos vuestros mandamientos. Amén.
—Di en
reparación por las blasfemias proferidas contra los Santos Nombres de JESÚS y MARÍA:
¡Bendito sea Dios!
¡Bendito sea su Santísimo
Nombre!
¡Bendito sea Jesucristo,
verdadero Dios y verdadero hombre!
¡Bendito sea el Nombre de
Jesús!
¡Bendito sea su sacratísimo
Corazón!
¡Bendita sea su preciosísima
Sangre!
¡Bendito sea Jesús en el
Santísimo Sacramento del Altar!
¡Bendito sea el Espíritu Santo
Paráclito!
¡Bendita sea la excelsa Madre
de Dios, María Santísima!
¡Bendita sea su santa e inmaculada
Concepción!
¡Bendita sea su gloriosa
Asunción!
¡Bendito sea el nombre de
María, Virgen y Madre!
¡Bendito sea su Inmaculado
Corazón!
¡Bendito sea San José, su
castísimo Esposo!
¡Bendito sea Dios en sus
Ángeles y Santos! Amén.
JACULATORIAS:
¡JESÚS mío, misericordia! (100 días de Indulgencia cada vez).
JESÚS,
DIOS mío, Te amo sobre todas las cosas (50 días de Indulgencia).
JESÚS,
Hijo de David, ten misericordia de mí (100 días de Indulgencia, una vez
al día).
—Padre
nuestro, Ave María y Gloria.
En el
nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario