lunes, 27 de marzo de 2017

El ROSARIO DE NUESTRA SEÑORA, ESPERANZA DEL MUNDO. por el Padre Nicholas Gruner, S.T.L., S.T.D. (Cand.)


“Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene; que continuéis rezando el Rosario todos los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque solo Ella lo puede conseguir.”

…Nuestra Señora de Fátima, 13 de julio de 1917.

 Hoy el mundo y la Iglesia están en la más grave crisis de la historia de la humanidad.

 El pecado está desenfrenado. El bien está afuera, el mal está adentro, aun peor que en los días de Noé y el castigo del Diluvio.

 Dios casi siempre envía profetas y advertencias antes de castigar, pero demasiados dejan de lado sus advertencias como no aplicables a ellos mismos.

 Entonces Dios permite que ocurra algún desastre o castigo significativo y muchos aun así dejan de lado este llamado de atención como si no fuera su culpa, como no verdaderamente merecido. Alguno puede tentarse de blasfemar contra Dios diciendo que Él no tiene compasión.

 Ellos no han comprendido ni pensado suficientemente para darse cuenta que Dios permite este breve sufrimiento para salvarnos del eterno sufrimiento en el infierno.

 La humanidad, hoy, no ha aprendido su lección y repite la historia. Dios prometió que nunca habría otro Diluvio Universal, pero profetizó por intermedio de Su Santísima Madre en Fátima, un castigo aún más grande que va a acontecer a la humanidad.


Fue en 1917 que Nuestra Señora se apareció en Fátima a tres niños con el siguiente Mensaje:


“Habéis visto el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz…
 “Cuando veáis una noche alumbrada por una luz desconocida, sabed que es la grande señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.
 “Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón, y la comunión reparadora en los Primeros Cinco Sábados.
 “Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas…
 “Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz…
 “Cuando recéis el Rosario, diréis, después de cada misterio: ‘¡Oh, Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva a todas las almas al Cielo, principalmente las más necesitadas!”.


 Así, Dios no sólo nos advirtió, Él nos dio una solución, una salida. No deberíamos sufrir a lo largo de estos tiempos de prueba, pero sufrimos, sí, porque Su Mensaje, enviado por medio de Su Santísima Madre, ha sido ignorado. El simple pedido que el Santo Padre, junto con los obispos católicos del mundo, en el mismo día, consagren específicamente Rusia al Inmaculado Corazón de María TODAVÍA no ha sido cumplido. El sencillo pedido de la Comunión de Reparación en los Cinco Primeros sábados no ha sido ampliamente tenido en cuenta.



El mundo va en la dirección equivocada



 El Papa Juan Pablo II dijo en 1982, cuando fue a Fátima, que el mundo estaba yendo en la dirección opuesta de la indicada por Nuestra Señora, que el pecado se ha institucionalizado.

 En 1917, cuando Nuestra Señora nos dijo por primera vez que estábamos en crisis – el aborto aún no estaba siquiera legalizado en ninguna parte del mundo, ni siquiera en Rusia. Se legalizó en Rusia apenas en los años 20. Y ya ese error de Rusia se ha difundido a lo largo del mundo para que ahora tengamos 50 millones de bebés asesinados cada año.

 Como explica Santo Tomás de Aquino, el primer fruto del error es la injusticia. Con el error que Dios y los derechos de Dios están excluidos de nuestras leyes y de las otras instituciones sociales – tales como nuestros hospitales, luego los falsos “derechos del hombre y de la mujer” proclaman, “mi cuerpo es mío y yo no debo ningún servicio a Dios”. Hoy las madres proclaman su “derecho” a asesinar legalmente a su propio hijo en sus entrañas. Un derecho verdadero viene de Dios, y Dios no nos da el derecho de matar a nuestro prójimo.

 Claramente, la humanidad se ha deteriorado progresivamente en la moral y en la espiritualidad a un ritmo alarmante, aun después que Nuestra Señora nos advirtió de nuestra crisis en 1917. El mundo ha ido en la dirección opuesta de la que Nuestra Señora vino a mostrarnos.

Aun así, Nuestra Señora nunca deja de darnos esperanza. Jesús mismo dijo, “Nunca será tarde para recurrir a Jesús y a María”



El Rosario, causa de nuestra gran esperanza



 El Cielo sabía a dónde el mundo y la humanidad estaban apuntando. El Cielo sabía que su urgente mensaje sería ignorado, distorsionado, silenciado. Así el Cielo nos envió, a aquellos que lo atendimos, un escudo de armas, un arma para defendernos a nosotros mismos y a nuestras familias, y ayudarnos así a transcurrir días tan azarosos.


 Esa arma enviada por el Cielo, es el Rosario.


  El Rosario puede remediar los problemas de nuestros países, nuestros problemas personales, los de nuestros hijos, nuestros temores, nuestros nervios agotados, todos nuestros problemas. La Hermana Lucía nos dice:


 “No hay problema, repito, por más difícil que sea, que no podamos resolver ahora con el rezo del Santo Rosario…”


Todos nosotros tenemos abundancia de problemas hoy; aun la Iglesia está siendo atacada y destrozada desde adentro y desde afuera. Pero son las oraciones de nuestro Rosario las que nos ayudarán a permanecer en la Iglesia por nuestra fidelidad, beneficiándonos así de la promesa de Nuestro Señor: “…tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Mat. 16:18.



La reparación por el pecado es necesaria para restaurar la paz



 Fue al místico flamenco Pere Lamy – llamado por su obispo “el otro Cura de Ars”– a quien le dijo Dios que la Iª Guerra Mundial “tuvo tres causas: la blasfemia, el trabajo en domingo, y la profanación del Matrimonio”. En Fátima, la Santísima Virgen confirma esa enseñanza cuando nos dice; “la guerra es un castigo por el pecado” y anuncia en el gran Secreto: “Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor”. Así, estalló la IIª Guerra Mundial.


 El Mensaje de Fátima está concebido para eliminar la causa de la guerra, cual es el pecado. Justo antes del gran milagro del 13 de octubre, Nuestra Señora había dicho:


 “Es preciso que se enmienden; y que pidan perdón por sus pecados,” y luego, tomando un aspecto más triste: “No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido”.


Muchos años más tarde, reflexionando sobre estas palabras, la Hermana Lucía escribió:


 “De todas las palabras pronunciadas en esta aparición, las que más profundamente se grabaron en mi corazón son las del pedido hecho por Nuestra Madre Celestial: ‘No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido’.
 “¡Que queja llena de amor, que tierno pedido! ¡Quien me diera hacerme eco de él a través del mundo, para que todos los hijos de Nuestra Madre en el Cielo pudieran escuchar el sonido de Su voz!”


 Más tarde, en las apariciones de Fátima, Jesús mismo vino a decirnos que el Inmaculado Corazón de María ha sido muy ofendido.


 El 10 de diciembre de 1925, la Hermana Lucía recibió una visita de la Virgen y el Niño Jesús. La Santísima Virgen puso Su Mano en el hombro de Lucía y le mostró un Corazón cercado de espinas que Ella sostenía en la otra mano. En ese mismo momento, el Niño le dijo:


 “Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas que los hombres ingratos continuamente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para arrancárselas.”


Luego la Santísima Virgen le dijo:


 “Mira, hija mía, mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer Sábado se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del Rosario y me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los 15 Misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas”.



Debemos rezar el Rosario todos los días


 Nuestra Señora nos alienta continuamente a rezar el Rosario e insiste que se debe rezar el Rosario todos los días. Ella prometió que si se reza el Rosario todos los días, no caerá en herejía. Y si ha tenido la desgracia de caer en herejía, rezando el Rosario todos los días, Ella lo arrancará de la herejía.


 En su Encíclica Jucunda semper, sobre el Rosario, León XIII enseña:


 “El hecho que busquemos, mediante nuestras oraciones, el auxilio de María, se basa, ciertamente, en el oficio que Ella constantemente desempeña cerca de Dios, de obtenernos la gracia divina… Este oficio, empero, no está, quizás, tan manifiestamente expresado en ningún modo de oración como en el Rosario.”


 En Fátima, la Santísima Virgen confirma enfáticamente esta verdad en cada una de Sus apariciones:



13 de mayo: “Rezad el Rosario todos los días, para alcanzar la paz para el mundo, y el fin de la guerra.”


13 de junio: “Que recéis el Rosario todos los días”.


13 de julio: “Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene; que continuéis rezando el Rosario todos los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque solo Ella lo puede conseguir.”


19 de agosto: “Quiero que sigáis yendo a la Cova da Iria el día 13; que continuéis rezando el Rosario todos los días.”



13 de setiembre: “Continuad rezando el Rosario, para alcanzar el fin de la guerra.”


13 de octubre: “…soy la Señora del Rosario. …que continuáis rezando el Rosario todos los días.”


 Nuestra Señora hizo el rezo del Rosario una condición para la entrada de Francisco al cielo:


 “Y yo, ¿también voy al Cielo?

 Sí, vas…

 Y ¿Francisco?

 “También, pero tiene que rezar muchos rosarios.”


 Después de esta aparición, Francisco comenzó a rezar el Rosario 6 a 8 veces por día.


 El Rosario es a menudo condición para obtener hasta favores temporales, como relata la Hermana Lucía:


 “…hice algunas peticiones que no recuerdo bien cuales fueron. Lo que sí recuerdo es que Nuestra Señora dijo que era preciso rezar el Rosario para alcanzar esas peticiones durante el año.”


Todos nosotros tenemos que rezar y enseñar a otros a hacerlo.


 El Inmaculado Corazón de María guarda en reserva un torrente de gracias y favores que puede derramar a raudales en nuestras almas, en nuestras familias, en la Cristiandad, y en todo el mundo – pero solo en respuesta a las súplicas humildes y constantes de nuestros innumerables Rosarios.


 La Hermana Lucía nos dice que es a causa de estos tiempos, que Dios ha dado mayor poder al Rosario que en cualquier otro momento de la historia. Por eso rece el Rosario. Es su arma, es su escudo, es su garantía, es su inmunización espiritual contra las fuerzas del mal.



 Las oraciones de su Rosario pueden mover montañas, salvar países, salvar almas. ¡Qué privilegio! ¡Y tan poca tarea! Es tan fácil, que su milagroso poder es deslucido con escepticismo. Su poder milagroso estupendo es muy a menudo sepultado por temores y dudas.

 Cuántos milagros más veríamos si humilde y confiadamente nos volviéramos a Nuestra Señora del Rosario. Cuántos rezan el Rosario y piden la ayuda de Nuestra Señora con sus angustias, pero luego continúan atormentándose y volviendo sobre sus problemas como si no creyeran verdaderamente que sus oraciones pudieran ser correspondidas.

 El Rosario puede traer la paz a nuestros corazones agitados. Y esa paz puede propagarse a otros, y finalmente, esa paz puede ayudar a cambiar el mundo. La paz, tranquilidad y santidad que viene del Rosario es lo que necesitamos ahora.

 Este pequeño opúsculo sobre el Rosario, si se pone en manos de gente suficiente, puede ayudar a salvar al mundo. Yo ruego que cada uno que lo lea lo transmita o pida un ejemplar extra para 10, 20, o hasta 100 amigos y familiares. Sólo piense en todas las gracias que podrían fluir de esta sola tentativa.

 En Austria, solo el 10% (¡el diez por ciento!) de la población rezó el Rosario y salvó su país de la opresión del Comunismo.

Sí, podemos hacer esto. Tenemos que hacerlo.

 Estoy determinado a imprimir un millón de estos libritos del Rosario, solo para empezar. Y con su ayuda, podemos transformar este esfuerzo en decenas de millones.


 También lancé una campaña de 25 millones de Rosarios por la Paz. Eso es más o menos un 5% de la población mundial. Es un buen principio. Si Austria pudo hacerlo, juntos nosotros podemos hacerlo. ¡Ustedes pueden hacer esto en sus hogares, en su trabajo, en la escuela, en todas partes!


 ¿Cómo podemos no aceptar el llamado de la Santísima Virgen a rezarle a Ella, especialmente con Su Santísimo Rosario? ¿Cómo no poder dar apenas unos pocos minutos de nuestro tiempo para salvar el mundo?


Sé que cuando usted haya leído esto. Usted estará tan rebosante de amor por la Santísima Virgen María que querrá situarse en Su corazón como San Maximiliano Kolbe lo hizo y servirla, y junto con Ella servir a Jesús en Su Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia. Y ese amor, ese servicio a los Corazones de Jesús y de María ganará gracias para que el Santo Padre y los obispos finalmente atiendan Su urgente Mensaje de Fátima traigan al mundo la paz verdadera, duradera. Y aún más importante, cuanto más pronto alcancemos ese triunfo del Inmaculado Corazón de María, muchas más almas se salvarán.




 En los Corazones de Jesús y de María, me alegro con el pensamiento de servirlos junto con usted.


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