SEGUNDA PARTE: SEGUNDA
SEMANA
Empleada en adquirir el conocimiento de la santísima Virgen
Los
actos de amor, afectos piadosos hacia la Santísima Virgen, imitación de sus
virtudes, especialmente su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega,
su continua oración mental, su mortificación en todas las cosas, su pureza
incomparable, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y
su sabiduría divina: “siendo esto” como
dice san Luis María Grignion de Montfort, “las diez
virtudes principales de la santísima Virgen”.
Tenemos que unirnos a
Jesús por María, ésta es la característica de nuestra devoción; por tanto, San
Luis María Grignion de Montfort nos pide que nos empleemos a fondo para
adquirir un conocimiento de la Santísima Virgen. María es nuestra soberana y
nuestra medianera, nuestra Madre y nuestra Señora. Esforcémonos, pues, en
conocer los efectos de esta realeza, de esta mediación, y de esta maternidad,
así como las grandezas y prerrogativas que son los fundamentos o consecuencias
de ello. Nuestra Santísima Madre también es perfecta –un molde en donde podemos
ser moldeados para poder hacer nuestras sus intenciones y disposiciones. Esto no lo conseguiremos sin estudiar la
vida interior de María, o sea, sus virtudes, sus sentimientos, sus acciones, su
participación en los misterios de Jesucristo y su unión con El.
ORACIONES QUE
SE REZARÁN DESDE EL DÍA 20º AL 26º,
INCLUSIVE
Letanía del Espíritu Santo
Ave, Maris Stella
Un Misterio del rosario.
Día
20º
Leer:
San Lucas, capítulo 2, versículos 16-21; y versículos 42-52
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Santo Rosario
Día
21º
Existen en realidad varias formas de
verdadera devoción a la Santísima Virgen; no te hablo ahora de las falsas.
La
primera consiste en cumplir nuestros
deberes cristianos, evitando el pecado y obrando más por amor que por
temor, implorando de tiempo en tiempo a la Santísima Virgen y honrándola como a
Madre de Dios, pero sin manifestar devoción especial hacia Ella.
La segunda consiste en alimentar una profunda estima,
amor, confianza y veneración hacia la Santísima Virgen. Actitudes que se
manifiestan en hacerse escribir en las cofradías del Santo Rosario y del Escapulario,
alistarse en las asociaciones marianas. Esta forma de devoción, al excluir de
nuestra vida el pecado, es buena, santa
y laudable. Pero no están perfecta ni logra liberarnos de todo apego terreno,
ni de todo egoísmo para unirnos a Jesucristo.
La
tercera es conocida y vivida por muy pocas personas. Es la que te quiero
revelar ahora.
Consiste en consagrarse totalmente, en calidad de
esclavo, a María, y por Ella a Jesucristo. Te comprometes, por tanto, a hacerlo
todo con María, en María, por María y para María.
Explico mis palabras.
Escogerás un día importante para entregarte, consagrarte
y sacrificarte voluntariamente y por amor–no por obligación–totalmente y sin reserva alguna, en cuerpo y alma, con
tus bienes exteriores de fortuna, tales como casa familia y renta; con tus
bienes interiores del alma, a saber: méritos, gracias, virtudes y
satisfacciones.
Como puedes darte cuenta, esta
consagración a Jesús por María incluye la renuncia a cuanto más aprecias. Es
un sacrificio no exigido por ningún instituto
ni orden religiosa. Y consiste en
la renuncia al derecho de disponer de ti mismo y del valor espiritual de tus
plegarias, limosnas, mortificaciones y satisfacciones. Dejándolo todo a
disposición absoluta de la Santísima Virgen, quien puede aplicarlo, según su
voluntad, para la mayor gloria de Dios, que sólo Ella conoce perfectamente.
(Tomado
del Libro “El Secreto de María” por San Luis María Grignion de Montfort.
núms.24 y 29)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Un Misterio del Santo Rosario
Día 22º
LA VERDADERA DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN.
Sus
caracteres
Interior:
La verdadera devoción a Nuestra Señora es interior: es decir, debe partir del
espíritu y del corazón; nace dicha devoción de la estima que se hace
de la Virgen, de la alta idea que uno se ha formado de sus grandezas y del amor
que se la tiene.
Tierna:
Es tierna, es decir, llena de confianza en la Santísima Virgen,
como la de un niño para con su buena madre. Esta devoción es la que hace que un
alma recurra a Ella en todas sus necesidades de cuerpo y espíritu con mucha
sencillez, confianza y ternura.
Santa:
Esta devoción a nuestra Señora es santa: es decir, que conduce a un alma a evitar el pecado y a
imitar las virtudes de la Santísima Virgen, en particular la humildad profunda,
la fe viva, la ciega obediencia, la continua oración, su universal
mortificación, la pureza incomparable, la caridad ardiente, la heroica
paciencia, la dulzura angelical y la divina sabiduría. Tales son las
diez principales virtudes de la Santísima Virgen.
Constante:
Es constante, es decir, afirma a un alma en el bien y la lleva a no abandonar
fácilmente las prácticas de devoción; la hace animosa para oponerse
al mundo, y a sus costumbres y sus máximas, a la carne con sus apetitos y sus
pasiones, y al demonio en sus tentaciones; de modo que una persona
verdaderamente devota de la Santísima Virgen no es mudable, melancólica, escrupulosa
ni medrosa.
Desinteresada:
La verdadera devoción a la Santísima Virgen es desinteresada; es decir, inspira a un
alma que no se busque a sí misma; sino sólo a Dios en su Santísima Madre. Un
verdadero devoto de María no ama a esta augusta Reina por espíritu de lucro y
de interés, ni por su bien temporal ni espiritual, sino únicamente porque
merece ser servida, y Dios sólo en Ella.
(Tomado
del Libro Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen por San Luis
María Grignion de Montfort. Núms.105-110)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Un Misterio del Santo Rosario
Día
23º
En qué consiste la perfecta consagración a Jesús por María.
Toda vez que nuestra
perfección consiste en estar conformes,
unidos y consagrados a Jesucristo, la más perfecta de todas las devociones es,
sin duda alguna, la que nos conforma, une y consagra más perfectamente a este
acabado modelo de toda santidad; y pues que María es entre todas las criaturas
la más conforme a Jesucristo, es consiguiente que entre todas las devociones,
la que consagra y conforma más un alma a Nuestro Señor, es la devoción a la
Santísima Virgen, su Santa Madre, y cuanto más se consagre un alma a María, más
se unirá con Jesucristo, y, he aquí por qué la perfecta consagración a
Jesucristo no es otra cosa que una perfecta y entera consagración de sí mismo a
la Santísima Virgen, y ésta es la devoción que yo enseño; o con otras palabras,
una perfecta renovación de los votos y promesas del santo Bautismo.
Consiste, pues, esta
devoción en entregarse enteramente a la Santísima Virgen para ser todo de
Jesucristo por medio de María. Es
menester entregarle: primero, nuestro cuerpo con todos sus sentidos y sus
miembros; segundo, nuestra alma con todas sus potencias; tercero, nuestros
bienes exteriores, o sea nuestra fortuna presente y futura; cuarto, nuestros
bienes interiores y espirituales, o sea nuestros méritos, nuestras virtudes y
nuestras buenas obras pasadas, presentes y futuras; en una palabra: todo lo que
tenemos en el orden de la naturaleza y en el orden de la gracia, y todo lo que
lleguemos a tener en lo porvenir en el orden de la naturaleza, de la gracia y
de la gloria, y esto sin reserva ninguna, ni de un céntimo, ni de un cabello,
ni de la menor buena obra, y además por toda la eternidad, y sin pretender ni
esperar ninguna otra recompensa de nuestra ofrenda y de nuestros servicios, que
la honra de pertenecer a Jesucristo por María y en María, aun cuando esta
amable Señora no fuere, como lo es siempre, la más liberal y reconocida de las
criaturas.
(Tomado
del Libro Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen por San Luis
María Grignion de Montfort. Núms.120-121)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Un Misterio del Santo Rosario
Día
24º
Esta devoción conduce a la unión con Jesucristo
Esta devoción es un camino fácil, corto, perfecto y
seguro para llegar a la unión con Dios que es la perfección cristiana.
Es
un camino fácil: Es un camino que Jesús ha recorrido viniendo
a nosotros, y en que no se encuentra ningún tropiezo para llegar a Él. Es
verdad que es posible llegar a la unión con Dios por otros caminos, pero será
pasando por muchas más cruces y extraños desfallecimientos, y al través de
muchas más dificultades, penosísimas de vencer.
Es
un camino corto: Esta devoción a la Santísima Virgen es
un camino corto para hallar a Jesucristo, ya sea porque en él no hay extravíos,
ya sea porque, como acabo de decir, por él se camina con más gozo y facilidad
y, por tanto, con más prontitud. Se avanza más en poco tiempo de sumisión y de
dependencia de María, que en años enteros de propia voluntad y de apoyo sobre
sí mismo.
Es
un camino perfecto: Esta devoción a la Santísima Virgen es
un camino perfecto para ir a unirse a Jesucristo, toda vez que la divina María
es la más perfecta y la más santa de las puras criaturas, y que Jesucristo que
vino perfectamente a nosotros, no tomó otro camino para su grande y admirable
viaje.
El Altísimo, el
Incomprensible, el Inaccesible, El que es, ha querido venir a nosotros,
pequeños gusanos de la tierra que nada somos. ¿Cómo se ha obrado esto? El
Altísimo ha descendido perfecta y divinamente por María hasta nosotros sin
perder nada de su divinidad y de su santidad, y por María deben los más
pequeños subir perfecta y divinamente al Altísimo sin temor alguno.
Es
un camino seguro: Esta devoción a la Santísima Virgen es
un camino seguro para ir a Jesucristo y adquirir la perfección uniéndose a Él.
Porque esta práctica que enseño, no es nueva; es tan antigua, que no se pueden
marcar sus principios. Y no se la podría condenar sin trastornar los
fundamentos del cristianismo. Consta, pues, en conclusión, que esta devoción no
es nueva, y que si bien no es común, cosiste esto en que es demasiado preciosa
para ser saboreada y practicada por todo el mundo. Esta devoción es un medio
seguro para ir a Nuestro Señor, porque es propio de la Santísima Virgen el
conducirnos seguramente a Jesucristo, como lo es de Jesucristo llevarnos
seguramente al Padre Eterno.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera Devoción a la
Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort. Núms.152-164)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Un Misterio del Santo Rosario
Día
25º
Efectos maravillosos de la consagración total.
Persuadíos de que si
sois fieles a las prácticas interiores y exteriores de esta devoción, que os
voy a marcar a continuación, tendrán lugar los efectos siguientes:
Efecto
1º.
El Espíritu
Santo os dará por María, su amada Esposa, luz para conocer lo malo de vuestro
fondo, vuestra corrupción y vuestra incapacidad para todo bien, si
Dios no es su principio, como autor de la naturaleza y de la gracia, y por
consecuencia de este conocimiento os despreciaréis y no pensaréis en vos sino
con horror. Os consideraréis como un reptil que lo mancha todo con su baba, o
como un áspid que lo inficiona todo con su veneno, o como una maliciosa
serpiente que sólo procura engañar. En fin, la humilde María os hará partícipe
de su profunda humildad, la que os hará, despreciándoos, que no despreciéis a
nadie y deseéis que os menosprecien.
Efecto
2º. La Santísima Virgen os dará parte de su fe,
que fue sobre la tierra más grande que la fe de todos los Patriarcas, de los
Profetas, de los Apóstoles y de todos los Santos.
Efecto
3º.
Esta Madre
del Amor Hermoso quitará de vuestro corazón todo escrúpulo, todo temor servil y
desarreglado.
Efecto
4º. La Santísima Virgen os llenará de una gran
confianza en Dios y en Ella misma porque ya no os
acercaréis a Jesucristo por vosotros mismos, sino por medio de esta buena
Madre.
Efecto
5º.
El alma de
la Santísima Virgen se os comunicará para glorificar al Señor. Su
espíritu entrará en el lugar del vuestro, para regocijarse en Dios, su
Salvador, siempre que seáis fieles a las prácticas de esta devoción.
Efecto
6º.
Si
cultivamos bien a María, que es el árbol de la vida en nuestra alma, siguiendo
con fidelidad la práctica de esta devoción, Ella dará su fruto en su tiempo, y
este fruto suyo es Jesucristo.
Efecto
7º.
Por medio de
esta práctica, fidelísimamente observada, daréis a Jesucristo más gloria
en un mes, que de ninguna otra manera, por más difícil que sea, en muchísimos
años.
(Tomado
del Libro Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen por San Luis
María Grignion de Montfort. Núms.213-225)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Un Misterio del Santo Rosario
Día
26º
Si queréis comprender a la Madre, dice un santo, comprended al
Hijo, pues es una Madre digna de Dios: Que aquí toda lengua enmudezca.
Para demostrar que la divina María ha estado desconocida hasta ahora, y que es
una de las razones por las cuales Jesucristo no es conocido como debe serlo. Si, pues, como
es cierto, el reino de Jesucristo ha de venir al mundo, no será sino
consecuencia necesaria del conocimiento del reino de la Santísima Virgen María,
que le trajo al mundo la vez primera y le hará resplandecer en la segunda
venida.
Confieso con toda la
Iglesia que no siendo María sino una pura criatura salida de las manos del
Altísimo, comparada con la Majestad infinita es menos que un átomo, o más bien
es nada, puesto que sólo Dios es quien es, y por consiguiente, confieso que
este gran Señor, Ser soberano y absoluto, ni ha tenido ni ahora tiene necesidad
alguna de la Santísima Virgen para hacer su voluntad santísima y para
manifestar su gloria. Basta que Dios quiera, para que todo se haga.
Digo, sin embargo, que
así y todo, habiendo querido Dios empezar y concluir sus más grandes obras por
la Santísima Virgen desde que la formó, es de creer que no cambiará de conducta
en el transcurso de los siglos, pues es Dios y no varía en sus sentimientos ni
en su proceder.
María
es la Reina del cielo y de la tierra por la gracia, como Jesús es Rey por
naturaleza y por conquista; pues el reino de Jesucristo consiste principalmente
en el corazón y en el interior del hombre, según estas palabras: “El reino de Dios está dentro de vosotros “, del
mimo modo el reino de la Santísima Virgen está principalmente en el interior
del hombre, es decir, en las almas, y en las almas es en donde principalmente
está más glorificada con su Hijo que en todas las criaturas visibles, y podemos
llamarla con los santos, Reina de los corazones.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera Devoción a la
Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort. Núms.12-38)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Un Misterio del Santo Rosario
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