Del
Evangelio según San Juan:
Dijo María a los que
estaban sirviendo:
“hagan todos los que Él les diga”.
Había allí seis tinajas
de piedra, de las que los judíos usan en sus ceremonias de purificación.
Jesús
les dijo: “Llenen de agua esas tinajas”…
Este
fue el primer signo milagroso que hizo Jesús.
Hay para nosotros otra fuente de vida,
derivada de la de Jesús, y es nuestra madre María, fuente rica en dones y
gracias. A ella aplica San Bernardo lo que el Evangelio dice de Cristo: “De su plenitud todo recibimos” (Jn 1,16).
Porque María es la llena de gracia, la rebosante de Dios. No sólo para ella,
sino también para todos nosotros, los que a lo largo de los siglos la hemos
invocado.
Oh
María, madre de Dios y madre nuestra,
tú
has sido la reina de los santos,
la
alegría de los justos
y
la esperanza de nuestros antepasados.
Danos
a beber del agua viva
que
ha brotado en ti
por
obra del Espíritu
para
la salvación del mundo.
María,
causa de nuestra alegría,
ruega
por nosotros. Amén.
“Visitas al Santísimo Sacramento
Y a la Virgen María”
San
Alfonso María de Ligorio.
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