MARÍA ES CAUSA DE LA CREACIÓN Y DE LA
CONSERVACIÓN DEL MUNDO.
A causa de la
sabiduría, dice
Onkelos, Dios creó el Cielo y la tierra; es decir creó el Cielo y
la tierra por amor de su divino Hijo, el Mesías; a quien en las cosas divinas
se atribuye la sabiduría y por amor de la Inmaculada Virgen, que es la
sabiduría del mundo.
María es la causa de la creación, de la luz, del firmamento,
del mar y de todo el universo.
La creación ha tenido lugar y ha sido
dispuesta para la justificación y glorificación de los Santos en Jesucristo por
María; pues el orden de la naturaleza ha sido instituido por el orden de la
gracia. Y siendo la Santísima Virgen Madre de Jesucristo, es también el medio de
nuestra redención y de todo el Orden de la gracia, y es por consiguiente causa
final de la creación del mundo. El fin del Universo es Jesucristo, su Madre
y los Santos; lo que significa que el mundo ha sido hecho para que los Santos
fuesen colmados de gracias en la tierra, y llegasen al Cielo de la gloria por
medio de Jesucristo y de María. Así es que, aunque Jesucristo y su bienaventurada
Madre no forman más que una parte de la creación, considerados como causa
material, han precedido a la creación como causa final. Y son también causa
formal de la creación; pues el orden de la gracia, en el que Jesucristo y María
ocupan el primer puesto, es la idea y el modelo que Dios siguió para crear y
disponer el orden de la naturaleza.
Y no sólo ha sido creado y adornado el mundo por el amor
de la Santísima Virgen, sino que por ella es también sostenido y conservado. Por ella, dice
S. Bernardo, existe el mundo, y por ella
se ha librado de la ruina. (De
B. Virg.). Por vuestra protección, o
Virgen Santísima, exclama S.
Buenaventura, subsiste el mundo, este
mundo que habéis creado desde el principio de concierto con Dios.
TESOROS
de
CORNELIO Á LÁPIDE.
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