La admirable aparición de la sacratísima Virgen nuestra Señora en el Pilar de Zaragoza, se refiere en un documento antiquísimo del archivo de la santa basílica del Pilar, por estas palabras:
«Después
de la pasión y resurrección del Salvador y de su ascensión a los cielos, la
piadosísima Virgen quedó encomendada al apóstol y virgen san Juan Evangelista: y de ella
recibieron los apóstoles la licencia y bendición para ir a predicar el Evangelio
a las regiones del mundo que a cada uno habían tocado.
SAN JUAN Y LA VIRGEN. |
El bienaventurado apóstol Santiago el
Mayor, hermano de Juan e hijo del Zebedeo, por revelación del Espíritu Santo
recibió mandamiento de Cristo de venir a las provincias de España, y habiendo
besado las manos de la Virgen y pedido su bendición, ella le dijo: ‘Ve, hijo, cumple el mandamiento
de tu Maestro, y por él te ruego que en aquella ciudad de España en que mayor
número de hombres conviertas a la fe edifiques una iglesia a mi memoria, como
yo te lo mostraré’.
APÓSTOL SANTIAGO EL MAYOR. |
Saliendo pues de Jerusalén el bienaventurado
Santiago vino a España, y pasando por Asturias llegó a la ciudad de Oviedo
donde convirtió uno a la fe.
Entrando por Galicia predicó en la ciudad de
Padrón; de allí volviendo a Castilla llamada España la Mayor, vino últimamente
a España la Menor que se llama Aragón, en aquella región que se dice
Celtiberia, en donde está situada Zaragoza, a orillas del Ebro.
En esta ciudad habiendo predicado muchos días,
convirtió a Jesucristo ocho varones, con los cuales trataba de día del reino de
Dios y por la noche salía a la ribera del río para tomar algún descanso y orar,
sin ser molestados por los gentiles.
Estando una vez en aquel sitio, a la
hora de media noche oyó unas voces de ángeles que cantaban: ‘Ave María, llena de gracia’,
y
postrándose de rodillas, vio a la Virgen, Madre de Cristo, entre dos coros de
millares de ángeles sentada sobre un pilar de mármol, la cual mirándole
amorosamente, le dijo: ‘He
aquí, Santiago, hijo, el lugar donde has de edificar un templo en mi memoria:
mira bien este pilar en que estoy asentada, el cual mi Hijo y maestro tuyo le
trajo de lo alto por manos de ángeles: alrededor de él harás el altar de la
capilla. En este lugar obrará la virtud del Altísimo portentos y maravillas por
mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio, y
este pilar permanecerá en este sitio hasta el fin del mundo, y nunca faltarán en
esta ciudad verdaderos cristianos’.
Alegre el santo con tan maravillosa visión,
edificó un templo en aquel lugar, con la ayuda de los ocho varones convertidos,
y para el servicio de aquella iglesia ordenó de presbítero a uno de ellos, y habiéndola
consagrado le dio el título de Santa María del Pilar.
Es
la primera iglesia del mundo dedicada a honra de la Virgen por manos de los
apóstoles.»
Reflexión: Las citadas palabras del
referido códice, cuya verdad ha venido a confirmar la experiencia, pues nunca
han faltado en Zaragoza verdaderos adoradores, aun en tiempos los más
borrascosos, son el monumento más sólido y fidedigno de tan piadosa tradición.
Añádanse
los repetidos portentos obrados por la santísima Virgen, y la autoridad de la
Santa Sede, que ha decretado en su favor una festividad particular, y hemos de
confesar que aquel pilar bendito santificado por las plantas virginales, es la
joya más rica de la nación española.
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Oración: ¡Oh Dios y Señor!
Concédenos,
te rogamos, que nosotros tus siervos nos alegremos con la perpetua sanidad de cuerpo
y alma, y que por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre virgen María,
seamos libres de la tristeza presente, y lleguemos a gozar del eterno júbilo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
FLOS SANCTORVM
DE LA FAMILIA
CRISTIANA.
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