jueves, 30 de septiembre de 2021

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO. TERCER DÍA.


Novena impresa por Bernardo Plá en el año 1780, con aprobación del Obispado de Barcelona.

 

 

COMENZAMOS: 29 de septiembre.

 

 

FINALIZAMOS: 7 de octubre (fiesta de Nuestra Señora del Rosario).

 

 

Hecha la Señal de la Cruz y el Acto de Contrición, y rezado el Rosario delante de alguna imagen de la Virgen Santísima, meditados sus misterios con toda la devoción posible, se dirá lo siguiente.

 

 

ORACIÓN INICIAL

 

   ¡Oh tiernísima Madre! ¡Oh clementísima Virgen siempre pura y sin mancha, María! A vuestra maternal piedad acude ansiosa mi alma, deseando exhalar en vuestras plantas santísimas el corazón en filiales ternuras y cariñosas fragancias de vuestras místicas rosas. Vos, Madre de misericordia, viendo el mundo en vísperas de perecer al inminente estrago de la justa indignación de un Dios ofendido, plantasteis en la Iglesia, por medio de vuestro siervo y privilegiado hijo Santo Domingo el místico árbol del Santo Rosario, para que, en sus rosas, o en sus misterios y oraciones tengan los pecadores medicina contra el mal de la culpa, los penitentes aliento para la penitencia, y los justos el mejor fomento de la virtud y preservativo contra el pecado. ¡Oh!, bendigan y alaben todas las criaturas la ingeniosa invención de vuestra excelentísima caridad. Haced, Madre y Señora nuestra, que abracemos todos con un corazón fino y humilde tan santa devoción y percibamos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas sean en nuestros labios y corazón, para los pecadores medicina, para los penitentes aliento, y para los justos aumento de gracia a honra vuestra y gloria de la Trinidad Beatísima. Amén.

 

 


 


DÍA TERCERO – 1º DE OCTUBRE.

 

 

   «Llena de gracia» es el título, ¡oh dulce Madre!, que nos enseñó el Ángel para hablar con Vos. Dios te salve, María, llena de gracia, sagrario riquísimo en que descansó corporalmente la plenitud de la Divinidad y gracia increada. Desfallece mi corazón al considerar cuán graciosa sois a los ojos de Dios, pues os eligió por Madre suya aquel Señor, que es Autor de toda gracia y santidad. ¡Oh Mar de gracias!, de quien comunican los Santos y participan los pecadores, por quien nos vienen, como escribió San Bernardo, todas las gracias que Dios piadoso nos quiere conceder. A vuestros pies está desnuda mi pobre alma, pidiendo el atavío de la gracia y amor de Dios. ¡Oh!, encienda éste con el fomento de vuestro Santo Rosario mi corazón, para llorar con viva contrición mis pecados, y alabar con puro espíritu aquella infinita liberalidad con que fuisteis enriquecida, haciéndote llena de virtud, llena de santidad, y llena de gracia. Amén.

 


— tres Avemarías y Glorias en reverencia de las tres órdenes de misterios del Santo Rosario. Inmediatamente pedir con confianza el favor o gracia que se desea obtener con esta santa Novena.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

 

 

   ¡Oh Santísima Virgen, Madre de Dios, poderosa abogada, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Si ha de ser para gloria de Dios y bien de mi alma, consoladme Madre mía, alcanzándome el favor que de la Divina misericordia solicita mi corazón. Por aquellos intensísimos deseos con que, ansiosa de la salud de todo el mundo, suspirabais la venida del Redentor, por aquel indecible gozo que llenó vuestro corazón al concebir en vuestro seno virginal al mismo Dios, por aquella confianza y autoridad de Madre con que podéis presentar nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien empeñad una y otra en favor nuestro. Conseguidnos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de vuestro Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

 

GOZOS EN HONOR A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

 

 

Virgen Rosa celestial

De fragantísimo olor:

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Rosa del Cielo escogida

Sois en vuestra Anunciación,

Rosa en la Visitación

A vuestra prima querida:

Y Rosa, que sin dolor

Parió a Dios en un portal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Rosa humilde os elegisteis

En la Purificación,

Cuando sin obligación

A la ley obedecisteis:

¡Qué ejemplo tan superior

Dais con obediencia tal!

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

¡Oh, qué gozosa os mostrasteis,

Cuando con tal regocijo

Tres días perdido al Hijo

En el Templo le encontrasteis!

El hallazgo de esta flor

Dio nueva vida al Rosal:

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

En vuestro sacro Rosario

Se ven las rosas más finas

Del huerto, azotes y espinas,

La Cruz al hombro, y Calvario,

De esta púrpura el color

Os dio belleza inmortal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Rosa en la Resurrección

Alegre y bella os mostráis:

Y al Empíreo enamoráis

En la gloriosa Asunción:

Del Espíritu de amor

Gozáis el mayor raudal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

De vuestro Hijo a la diestra

Subís, y allí coronada

Sois nuestra dulce Abogada,

Vida y esperanza nuestra:

Y mostráis al Redentor

Vuestro pecho virginal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

De gozos, penas y glorias,

¡Oh Virgen!, os coronáis,

Y a vuestros Cofrades dais

Salud, consuelo y victorias:

Siempre se encuentra el favor

En vuestro amor maternal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Pues con eterno candor

Sois el más puro cristal,

Alcanzadnos del Señor

Perseverancia final.

Virgen, Rosa celestial

De fragantísimo olor:

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

 

. Ruega por nosotros, Reina del Sacratísimo Rosario.

 

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

 

 

ORACIÓN

 

   Oh Dios, cuyo Unigénito por su vida, muerte y resurrección nos granjeó el premio de la salvación eterna, concedednos os suplicamos, que, recordando estos misterios del Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos lo que contienen, y obtengamos lo que prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

 

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO. SEGUNDO DÍA.


 

Novena impresa por Bernardo Plá en el año 1780, con aprobación del Obispado de Barcelona.

 

 

COMENZAMOS: 29 de septiembre.

 

 

FINALIZAMOS: 7 de octubre (fiesta de Nuestra Señora del Rosario).

 

 

Hecha la Señal de la Cruz y el Acto de Contrición, y rezado el Rosario delante de alguna imagen de la Virgen Santísima, meditados sus misterios con toda la devoción posible, se dirá lo siguiente.

 

 

ORACIÓN INICIAL

 

   ¡Oh tiernísima Madre! ¡Oh clementísima Virgen siempre pura y sin mancha, María! A vuestra maternal piedad acude ansiosa mi alma, deseando exhalar en vuestras plantas santísimas el corazón en filiales ternuras y cariñosas fragancias de vuestras místicas rosas. Vos, Madre de misericordia, viendo el mundo en vísperas de perecer al inminente estrago de la justa indignación de un Dios ofendido, plantasteis en la Iglesia, por medio de vuestro siervo y privilegiado hijo Santo Domingo el místico árbol del Santo Rosario, para que, en sus rosas, o en sus misterios y oraciones tengan los pecadores medicina contra el mal de la culpa, los penitentes aliento para la penitencia, y los justos el mejor fomento de la virtud y preservativo contra el pecado. ¡Oh!, bendigan y alaben todas las criaturas la ingeniosa invención de vuestra excelentísima caridad. Haced, Madre y Señora nuestra, que abracemos todos con un corazón fino y humilde tan santa devoción y percibamos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas sean en nuestros labios y corazón, para los pecadores medicina, para los penitentes aliento, y para los justos aumento de gracia a honra vuestra y gloria de la Trinidad Beatísima. Amén.

 

 





DÍA SEGUNDO - 30 DE SEPTIEMBRE.

 

 


   «María» es, ¡oh Soberana Princesa!, vuestro santo nombre. ¡Oh María, nombre admirable, nombre dulce, poderoso nombre María! Se alegran los Ángeles, como escribió San Bernardo, tiembla el Infierno, se llenan de pavor los demonios, cuando devotamente os nombramos, ¡oh Santísima María! Mar de gracias le interpreta San Alberto Magno, para explicarnos que las amarguras de la Divina justicia en el mar de vuestro nombre, María, se convierten en aguas dulces de misericordia. María sea en mi lengua, sea María en mi corazón, para que, con la impresión de tan dulce nombre, logre en él la divisa de hijo de tu clemencia. Dignaos, ¡oh amabilísima Madre!, sellar con vuestro nombre el memorial de las súplicas nuestras, dándonos el consuelo de que lo atienda benignamente vuestro Hijo Jesús, para alcanzar con el favor que deseamos, grande aborrecimiento a todas las vanidades del mundo, firme afición a la virtud, y continuas ansias de nuestra eterna salvación. Amén.

  

 

 

— tres Avemarías y Glorias en reverencia de las tres órdenes de misterios del Santo Rosario. Inmediatamente pedir con confianza el favor o gracia que se desea obtener con esta santa Novena.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

 

 

   ¡Oh Santísima Virgen, Madre de Dios, poderosa abogada, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Si ha de ser para gloria de Dios y bien de mi alma, consoladme Madre mía, alcanzándome el favor que de la Divina misericordia solicita mi corazón. Por aquellos intensísimos deseos con que, ansiosa de la salud de todo el mundo, suspirabais la venida del Redentor, por aquel indecible gozo que llenó vuestro corazón al concebir en vuestro seno virginal al mismo Dios, por aquella confianza y autoridad de Madre con que podéis presentar nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien empeñad una y otra en favor nuestro. Conseguidnos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de vuestro Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

 

GOZOS EN HONOR A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

 

 

Virgen Rosa celestial

De fragantísimo olor:

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Rosa del Cielo escogida

Sois en vuestra Anunciación,

Rosa en la Visitación

A vuestra prima querida:

Y Rosa, que sin dolor

Parió a Dios en un portal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Rosa humilde os elegisteis

En la Purificación,

Cuando sin obligación

A la ley obedecisteis:

¡Qué ejemplo tan superior

Dais con obediencia tal!

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

¡Oh, qué gozosa os mostrasteis,

Cuando con tal regocijo

Tres días perdido al Hijo

En el Templo le encontrasteis!

El hallazgo de esta flor

Dio nueva vida al Rosal:

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

En vuestro sacro Rosario

Se ven las rosas más finas

Del huerto, azotes y espinas,

La Cruz al hombro, y Calvario,

De esta púrpura el color

Os dio belleza inmortal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Rosa en la Resurrección

Alegre y bella os mostráis:

Y al Empíreo enamoráis

En la gloriosa Asunción:

Del Espíritu de amor

Gozáis el mayor raudal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

De vuestro Hijo a la diestra

Subís, y allí coronada

Sois nuestra dulce Abogada,

Vida y esperanza nuestra:

Y mostráis al Redentor

Vuestro pecho virginal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

De gozos, penas y glorias,

¡Oh Virgen!, os coronáis,

Y a vuestros Cofrades dais

Salud, consuelo y victorias:

Siempre se encuentra el favor

En vuestro amor maternal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Pues con eterno candor

Sois el más puro cristal,

Alcanzadnos del Señor

Perseverancia final.

Virgen, Rosa celestial

De fragantísimo olor:

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

 

. Ruega por nosotros, Reina del Sacratísimo Rosario.

 

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

 

 

ORACIÓN

 

   Oh Dios, cuyo Unigénito por su vida, muerte y resurrección nos granjeó el premio de la salvación eterna, concedednos os suplicamos, que, recordando estos misterios del Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos lo que contienen, y obtengamos lo que prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

 


NOVENA A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO.


 

Novena impresa por Bernardo Plá en el año 1780, con aprobación del Obispado de Barcelona.

 

 

COMENZAMOS: 29 de septiembre.

 

 

FINALIZAMOS: 7 de octubre (fiesta de Nuestra Señora del Rosario).

 

 

Hecha la Señal de la Cruz y el Acto de Contrición, y rezado el Rosario delante de alguna imagen de la Virgen Santísima, meditados sus misterios con toda la devoción posible, se dirá lo siguiente.

 

 

ORACIÓN INICIAL

 

   ¡Oh tiernísima Madre! ¡Oh clementísima Virgen siempre pura y sin mancha, María! A vuestra maternal piedad acude ansiosa mi alma, deseando exhalar en vuestras plantas santísimas el corazón en filiales ternuras y cariñosas fragancias de vuestras místicas rosas. Vos, Madre de misericordia, viendo el mundo en vísperas de perecer al inminente estrago de la justa indignación de un Dios ofendido, plantasteis en la Iglesia, por medio de vuestro siervo y privilegiado hijo Santo Domingo el místico árbol del Santo Rosario, para que, en sus rosas, o en sus misterios y oraciones tengan los pecadores medicina contra el mal de la culpa, los penitentes aliento para la penitencia, y los justos el mejor fomento de la virtud y preservativo contra el pecado. ¡Oh!, bendigan y alaben todas las criaturas la ingeniosa invención de vuestra excelentísima caridad. Haced, Madre y Señora nuestra, que abracemos todos con un corazón fino y humilde tan santa devoción y percibamos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas sean en nuestros labios y corazón, para los pecadores medicina, para los penitentes aliento, y para los justos aumento de gracia a honra vuestra y gloria de la Trinidad Beatísima. Amén.

 




 


DÍA PRIMERO - 29 DE SEPTIEMBRE

 

 


   «Dios te salve». ¡Oh, cuanto mi alma se alegra, amantísima Virgen, con los dulces recuerdos que en mí despierta esta salutación! «Ave» os dijo el Ángel, porque sois en toda contraria a Eva. Esta nos cerró el Cielo, y Vos, ¡oh María!, nos lo abrís. Eva hirió las almas, y Vos, dulce Madre, las sanáis. Eva nos dio la muerte, y Vos la vida. Alaben todas las criaturas vuestra humildad, pues nos mudó en alegrías las tristes lágrimas que la soberbia de Eva ocasionó. Haced, Madre mía, que quede impresa en mi alma, en mi corazón, en mis potencias y sentidos el Ave María, para lograr serviros y alabaros humilde con todos ellos. Llénese de un santo júbilo al pronunciarla mi corazón, para acompañar el gozo que llenó Vuestro espíritu al escucharla de boca del Ángel, congratulándome así de la elección que de Vos hizo el Omnipotente para darnos el Salvador. Amén.

 

 

— tres Avemarías y Glorias en reverencia de las tres órdenes de misterios del Santo Rosario. Inmediatamente pedir con confianza el favor o gracia que se desea obtener con esta santa Novena.

 

 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

 

 

   ¡Oh Santísima Virgen, Madre de Dios, poderosa abogada, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Si ha de ser para gloria de Dios y bien de mi alma, consoladme Madre mía, alcanzándome el favor que de la Divina misericordia solicita mi corazón. Por aquellos intensísimos deseos con que, ansiosa de la salud de todo el mundo, suspirabais la venida del Redentor, por aquel indecible gozo que llenó vuestro corazón al concebir en vuestro seno virginal al mismo Dios, por aquella confianza y autoridad de Madre con que podéis presentar nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien empeñad una y otra en favor nuestro. Conseguidnos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de vuestro Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.

 

 

 

GOZOS EN HONOR A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

 

 

Virgen Rosa celestial

De fragantísimo olor:

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Rosa del Cielo escogida

Sois en vuestra Anunciación,

Rosa en la Visitación

A vuestra prima querida:

Y Rosa, que sin dolor

Parió a Dios en un portal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Rosa humilde os elegisteis

En la Purificación,

Cuando sin obligación

A la ley obedecisteis:

¡Qué ejemplo tan superior

Dais con obediencia tal!

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

¡Oh, qué gozosa os mostrasteis,

Cuando con tal regocijo

Tres días perdido al Hijo

En el Templo le encontrasteis!

El hallazgo de esta flor

Dio nueva vida al Rosal:

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

En vuestro sacro Rosario

Se ven las rosas más finas

Del huerto, azotes y espinas,

La Cruz al hombro, y Calvario,

De esta púrpura el color

Os dio belleza inmortal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Rosa en la Resurrección

Alegre y bella os mostráis:

Y al Empíreo enamoráis

En la gloriosa Asunción:

Del Espíritu de amor

Gozáis el mayor raudal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

De vuestro Hijo a la diestra

Subís, y allí coronada

Sois nuestra dulce Abogada,

Vida y esperanza nuestra:

Y mostráis al Redentor

Vuestro pecho virginal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

De gozos, penas y glorias,

¡Oh Virgen!, os coronáis,

Y a vuestros Cofrades dais

Salud, consuelo y victorias:

Siempre se encuentra el favor

En vuestro amor maternal.

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

Pues con eterno candor

Sois el más puro cristal,

Alcanzadnos del Señor

Perseverancia final.

Virgen, Rosa celestial

De fragantísimo olor:

Vos sois la Rosa mejor,

Que destierra nuestro mal.

 

 

. Ruega por nosotros, Reina del Sacratísimo Rosario.

 

. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

 

 

 

ORACIÓN

 

   Oh Dios, cuyo Unigénito por su vida, muerte y resurrección nos granjeó el premio de la salvación eterna, concedednos os suplicamos, que, recordando estos misterios del Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María, imitemos lo que contienen, y obtengamos lo que prometen. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

 


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