jueves, 30 de noviembre de 2017

NOVENA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA


ORACIÓN
Inicial para todos los días.  

   Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida por Madre de Dios, y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción: así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que por la gracia de Dios has sido elegida para ser Madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre. 
   A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y Eva, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado.
   Acordaos Virgen Santísima, que habéis sido hecha Madre de Dios, no sólo para vuestra dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acordaos que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. No me dejéis, pues, a mí tampoco, porque si me dejáis me perderé; que yo tampoco quiero dejaros a vos, antes bien, cada día quiero crecer más en vuestra verdadero devoción.
   Y alcanzadme principalmente estas tres gracias: la primera, no cometer jamás pecado mortal; la segunda, un gran aprecio de la virtud cristiana, y la tercera, una buena muerte. Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hacer aquí la petición que se desea obtener).

Rezar aquí la oración del día que corresponda

ORACIÓN
Final para todos los días.

   Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
Rezar tres Avemarías.

   Tu Inmaculada Concepción, oh Virgen Madre de Dios, anuncio alegría al universo mundo.

ORACIÓN

OH Dios, mío que por la Inmaculada Concepción de la Virgen, preparaste digna habitación a tu Hijo: te rogamos que, así como por la previsión de la muerte de tu Hijo libraste a ella de toda mancha, así a nosotros nos concedas por su intersección llegar a ti limpios de pecados. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. Amén.

DÍA 1
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María del pecado original, en su Inmaculada Concepción, y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de librarnos de él por medio de tu santo bautismo, así te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en ti, Padre nuestro Santísimo.
-Terminar con las oraciones finales de todos los días.




DÍA 2
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes por medio de una buena confesión.
-Terminar con las oraciones finales de todos los días.



DÍA 3
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pide que purifiquemos más y más nuestras almas para ser dignos de ti, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y la de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia.
-Terminar con las oraciones finales de todos los días.



DÍA 4
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como libraste a María de la inclinación al pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así te rogamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que te podamos servir, con verdadera libertad de espíritu, sin imperfección ninguna.
-Terminar con las oraciones finales de todos los días.


DÍA 5
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer instante de su Concepción, diste a María más gracia que a todos los santos y ángeles del cielo, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que tú nos adquiriste con tu sangre, y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus Santos Sacramentos, especialmente el de la Comunión.
-Terminar con las oraciones finales de todos los días.



DÍA 6
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como, desde el primer momento, infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.
-Terminar con las oraciones finales de todos los días.



DÍA 7
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximía, por la cual es llamada Virgen de las vírgenes, así te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección.
- Terminar con las oraciones finales de todos los días.



DÍA 8
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero de ti, ¡oh Dios Señor nuestro!, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.
- Terminar con las oraciones finales de todos los días.



DÍA 9
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro: así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, te suplicamos humildemente, por intercesión de María Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos Sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo, para siempre gozar, en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.
- Terminar con las oraciones finales de todos los días.




DEVOCIONARIO CATOLICO





miércoles, 29 de noviembre de 2017

NUESTRA SEÑORA DE LA MEDALLA MILAGROSA




   Esta advocación de la Santísima Virgen debe su origen a una manifestación de la Virgen María a Catalina de Labouré, religiosa de la Congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. La aparición tuvo lugar en París, en 1830. 







   El sábado 27 de noviembre de 1830, la Virgen Inmaculada se apareció a Santa Catalina Labouré, y le confió la misión de hacer acuñar una medalla según el modelo que Ella misma le reveló.


   Del relato que Santa Catalina escribiera, entresacamos algunos datos: … “La Virgen estaba de pie sobre la mitad de un globo blanco y con sus pies aplastaba una serpiente… De sus dedos salieron rayos de luz muy brillantes y hermosos… Se formó un semicírculo que, partiendo de la altura de la mano derecha, pasando por encima de la cabeza de la Virgen, concluía a la altura de la mano izquierda. En él se leía en letras de oro: ‘¡Oh, María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!”.






   “Una voz me dijo: Haz acuñar una medalla sobre este modelo. Las personas que la llevaren puesta recibirán muchas gracias; las gracias serán abundantes para las personas que la llevaren con confianza”.


   En la otra cara de la medalla, Catalina vio la letra M, coronada por una cruz y, debajo, los corazones de Jesús y de María, que ella distinguió por los emblemas que la tradición cristiana les ha asignado: el corazón de Cristo coronado de espinas; el de María, traspasado por una espada.






   El confesor de Sor Catalina tardo mucho en decidirse a poner en marcha este plan. Pero, urgido por la vidente, y ésta por la Virgen, acudió a la Autoridad Eclesiástica. El Arzobispo de Paris, después de las investigaciones del caso, autorizo la acuñación de la medalla, en 1832.

   La Medalla se propago inmediatamente en forma prodigiosa. Y fueron tantas las gracias y bendiciones que se obtuvieron por su mediación, que la gente misma dio el nombre a esta medalla: “La medalla que cura”, “La medalla que obra milagrosa”, “La Medalla Milagrosa”.

   Y en Roma, en 1846, el Papa Gregorio XVI confirmaba con toda su autoridad las conclusiones del Arzobispo de París, y aprobó la medalla de la Virgen.

   La invocación de la Medalla: “OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, ROGAD POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS”, difundida por todas partes por la Medalla Milagrosa, preparo los ánimos para la declaración solemne y oficial de esta verdadera fe, que, en 1854, proclamo el Papa Pío IX, al definir el dogma de la Inmaculada Concepción.

   En 1954, en ocasión del centenario de la definición del dogma, la Santa Sede hizo acuñar una medalla conmemorativa. En el reverso de la misma, la imagen de la Medalla Milagrosa y la imagen de la Virgen de Lourdes, asociadas estrechamente, ponen en relieve el lazo íntimo que une las dos apariciones de la Virgen con la definición del dogma de la Inmaculada Concepción.  

   Con frecuencia se ignora que las apariciones de la Virgen a Santa Catalina Labouré están íntimamente ligadas a los grandes acontecimientos de Lourdes. “La Señora de la Gruta se me ha aparecido tal como está representada en la Medalla Milagrosa”, declaro Santa Bernardita que llevaba al cuello la Medalla de la Virgen.





   Lo mismo que Lourdes, la Medalla Milagrosa es una fuente inagotable de gracias.



  
CONSAGRACIÓN
A NUESTRA SEÑORA
DE LA MEDALLA MILAGROSA  



   Postrado ante vuestro acatamiento. ¡Virgen de la Medalla Milagrosa!, Y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra concepción sin mancha,  os elijo, desde ahora y para siempre, por mi Madre, abogada, Reina y Señora de todas mis acciones, y protectora ante la majestad de Dios. Yo os prometo, Virgen Purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto, ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean, vuestro amor.
   Recibidme, Madre tierna, desde este momento, y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén en la hora de la muerte.
   Amén.







  Los cristianos que sepan meditar su significado encontraran en ella el simbolismo de la doctrina de la Iglesia sobre el lugar providencial que María ocupa en la Redención, y en particular, su mediación universal.

   En el año 1894, S. S. León XIII establece para el día 27 de noviembre la festividad de la Manifestación de la Inmaculada Virgen María de la Medalla Milagrosa.

   “Para que se recuerde siempre la ternura maternal de María que, con tanto poder y liberalidad se dignó manifestarse por medio de la sagrada Medalla, y a la vez reciba mayor incremento la devoción del pueblo cristiano  a la Inmaculada Concepción de la misma Bienaventurada Virgen María, juzga la Sede Apostólica que conviene, según antes lo ha concedido para el Santísimo  Rosario y el Escapulario del Monte Carmelo, que esta Manifestación de la Santísima Madre de Dios y su sagrada Medalla se conmemore cada año con una fiesta particular”.  



   En la Argentina, el Santuario central dedicado a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa está en la ciudad de Buenos Aires.


   El 27 de noviembre se celebra la fiesta litúrgica y, además, todos los días 27 hay celebraciones especiales en honor de la Virgen.


   Cada miércoles se celebra la llamada “Novena Perpetua” como homenaje semanal a nuestra Madre del Cielo. En ella se bendice e impone la Medalla.


   Esta imagen y la medalla, se veneran particularmente en todas las casas de los sacerdotes de la Misión (Vicentinos), y en las comunidades de las Hijas de la Caridad, también llamadas “Hermanas Vicentinas”.





“MARIA
Reina y Madre
de los Argentinos”




martes, 28 de noviembre de 2017

MEDITACIÓN 3. ª



MARÍA INMACULADA. — SUS TESTIMONIOS


   Llegado el tiempo dichoso fijado por Dios para la salvación del mundo, fue concebida la Santísima Virgen, pero no como los demás hombres, sino pura y sin mancha, sin contraer el pecado original.

— Meditemos los testimonios que nos aseguran esta consoladora verdad.

1° Dios.
— Recuerda el pecado de Adán y Eva y el castigo del Señor.
Maldice Dios a la serpiente con estas palabras: «Pondré enemistades entre ti y la Mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella quebrantará tu cabeza y tú estarás siempre bajo sus pies».
En estas palabras considera tres cosas: 1.a, que una mujer prodigiosa y su descendencia se vengarían de la serpiente; 2.a, que entre la Mujer y la serpiente habría enemistades perpetuas, y 3.a, que el demonio quedaría vencido por la victoria de esa Mujer.
— Pues bien, si María no hubiera sido Inmaculada y hubiera tenido algún pecado, no hubieran sido perpetuas esas enemistades, ya que el pecado es un acto de amistad con el demonio... y además, no sería Ella la vencedora sino la vencida, pues en el pecado el que triunfa es el demonio; y el hombre, el esclavo que queda derrotado. — Nota bien, que esa victoria es de la Mujer y de su descendencia, y que esta descendencia es su Hijo Jesucristo; y nosotros, que somos hermanos de Cristo... somos descendencia de María, pues es nuestra Madre.
— Luego, con Ella y por Ella, debemos luchar contra el demonio y así imitaremos más su pureza inmaculada, al luchar y vencer a Satanás.

        2º El ángel.
— En aquellas palabras «Dios te salve, la llena de gracia», el Ángel llama a la Virgen claramente Inmaculada porque... ¿cuándo y cómo se llenó María de gracia?
Precisamente en su Inmaculada Concepción... Esta plenitud es prodigiosa... es única... es de siempre.
— De no ser así, el ángel no hubiera dicho esas palabras, pues muchos santos ha habido muy santos y con mucha gracia de Dios, pero con esa plenitud ninguno: al menos, al momento de nacer, por el pecado original no tenían gracia alguna.
Pero María no es así, en todo momento y siempre, es la llena de gracia... luego nunca con pecado, ni siquiera el original.
Por tanto, al llamarla el ángel «la llena de gracia», la llama Inmaculada.
— Saborea estas dulcísimas palabras y da gracias al ángel por haber hecho este panegírico tan hermoso de María Inmaculada.

3° La Iglesia.
— Diecinueve siglos suspiró la Iglesia por este Dogma.
Contempla el magnífico desfile: son los Santos Padres, los Doctores, los escritores eclesiásticos, los místicos y ascéticos, los santos todos y en especial los más enamorados de María, los que han tejido sin cesar una corona de alabanzas a su Inmaculada Concepción. Son las vírgenes de la Santa Iglesia, que por imitar su pureza inmaculada, se consagraron a Ella, y a imitación suya, con voto de virginidad.
Mira cuántas son y qué hermosas... ¡qué ejército tan escogido!... es el ejército blanco de María Inmaculada.
Fue todo el pueblo cristiano que la aclamaba hasta en sus cantares, pura y limpia en su Concepción.
— No ha habido Dogma más hondamente sentido, ni más comprendido por todos que éste.
Y fue entonces, cuando después de diecinueve siglos, el Papa Pío IX, recogiendo ese anhelo y esas alabanzas, teje con ellas la corona definitiva de la definición dogmática de la Inmaculada Concepción.
Detente a contemplar así a María, como el objeto de las alabanzas de toda la Iglesia en este misterio, y mira cómo se cumplen sus palabras: «me llamarán Bienaventurada todas las generaciones»...

     4 ° María.
— Ella misma confirma las palabras infalibles del Papa.
Es la Virgen blanca de Lourdes que después de diez y siete apariciones, por fin se declara a aquella niña y la dice: «Soy la Inmaculada Concepción».
Las fuentes milagrosas, los millares de peregrinos, los enfermos innumerables, las plegarias incesantes y los cánticos perennes de Lourdes, son un eco de estas palabras y una confirmación de la definición pontificia.
¡María es Inmaculada en su Concepción! Recuerda esta historia de Lourdes y también tú en espíritu únete a este coro de alabanzas que allí sin cesar se entonan a María Inmaculada.

     5°Nosotros
Dios, el Ángel, el Papa, María misma, son los testimonios que proclaman este Dogma... y nosotros ¿qué haremos?, ¿alegrarnos, gozarnos en él?... No basta... Podemos y debemos tomar parte en él... María Inmaculada es una Capitana con su ejército, en contra de la serpiente y el suyo.
Tenemos que alistarnos en las banderas de María y luchar contra el pecado en todas sus manifestaciones: tibieza, ingratitud, amor propio... sólo así seremos imitadores de María Inmaculada. ¡Guerra, pues, al pecado por María Inmaculada!



“MEDITACIONES SOBRE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA”.
ILDEFONSO RODRÍGUEZ VILLAR— 1940.


LA MEDALLA MILAGROSA (1831 p.c.)



Desde el momento en que el mundo católico tuvo noticias de las apariciones de la Inmaculada Concepción a la hermana de la caridad, Catalina Labouré, en 1831, pero sobre todo, desde que las investigaciones canónicas dieron autenticidad a esas visiones, la devoción por la Medalla Milagrosa, acuñada de acuerdo con las expresas indicaciones de la Santísima Virgen, se extendió por todas partes con la rapidez del rayo, fue reconocida por la Santa Sede y se transformó en la segunda de las dos medallas (la otra es la medalla-cruz de San Benito) oficialmente autorizadas y reconocidas por la Iglesia, y es la única insignia que tiene su festividad litúrgica propia, en la fecha de hoy. 


   Catalina Labouré, ingresó al convento de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul en 1830 y, al año siguiente, tuvo una serie de visiones de la Santísima Virgen. En una de ellas, la Inmaculada Concepción se le apareció en la forma de una imagen, de pie sobre una esfera, despidiendo rayos de sus manos extendidas y rodeada por este lema: “¡Oh, María, concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!”. En un momento dado, la imagen se dio vuelta y por el anverso se pudo ver una gran “M” con el signo de la cruz encima y dos corazones debajo, uno, ceñido por una corona de espinas y el otro, atravesado por una espada. Al mismo tiempo, la bienaventurada Catalina escuchó una voz que le ordenaba acuñar una medalla con aquella imagen y aquellos signos. 



   El confesor de la hermana Catalina, el P. M. Aladel, creyó conveniente informar sobre las visiones a las altas autoridades eclesiásticas y, en 1836, el arzobispo de París inició la investigación canónica de las mismas, que resultó en la declaración oficial sobre su autenticidad. Pero ya para entonces, la Medalla, grabada según las indicaciones de la hermana Catalina y con la aprobación de sus superiores, circulaba profusamente entre los fieles. 

   A su gran difusión contribuyó poderosamente el relato de las apariciones que publicó en 1834 el propio P. Aladel, con el título de “Historia del origen y los efectos de la Medalla Milagrosa”, pero, muy particularmente, se propagó la devoción, por las conversiones, curaciones y milagros de todo orden, muchos de ellos verificados como auténticos, obrados por la Medalla que, desde entonces, comenzó a conocerse con su nombre oficial de Medalla Milagrosa. 


   Aquella misma devoción apresuró la definición del dogma de la Inmaculada Concepción por la Santa Sede, el reconocimiento de la Medalla por la Iglesia, el establecimiento de su fiesta litúrgica particular y la adopción de la misma como insignia distintiva de la asociación de las Hijas de María en todo el mundo y como patrona de las Hijas de la Caridad de San Vicente y los Sacerdotes de la Misión.


sábado, 25 de noviembre de 2017

Rezo del Santo Rosario: día sábado.

Hoy, sábado, lo dedicamos en pleno a Nuestra Santísima Madre, la Virgen María, le pedimos humildemente muchas bendiciones, para comenzar este día.

Rezamos el Ángelus.

Nuestras peticiones de hoy son:

ü Por la conversión de los pecadores y la nuestra.
ü En reparación de las injurias cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.
ü En reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Nuestro Señor Jesús es ofendido constantemente.
ü Por nuestros sacerdotes, religiosas y acólitos.
ü Por muchas vocaciones sacerdotales.
ü Por todos los integrantes del submarino “Ara San Juan”, y por toda sus familias.
ü  Por muchas familias católicas.
ü Por todas las personas que se encuentran enfermas.
ü Por nuestros grupos católicos que son constantemente atacados y  cerrados.
ü Por la pobreza en el mundo.
ü Por los malos gobernantes.
ü Por los pedidos y necesidades de una amiga.
ü Por los matrimonios cristianos.
ü Por las benditas Almas del Purgatorio, la más necesitada y olvidada.
ü Por nosotros y nuestros pedidos personales…
ü Hoy: Santa Catalina, virgen y mártir. — 25 de noviembre. (t 307)

—Rosario en manos rezamos los…


MISTERIOS GLORIOSOS

1.    La Resurrección en gloria de Nuestro Señor Jesucristo. Fruto: La Fe.
2.    La ascensión de Nuestro Señor Jesucristo a los cielos. Fruto: La Esperanza y el deseo del Cielo.
3.    La Venida del Espíritu Santo sobre María Santísima y los Apóstoles. Fruto: La Caridad y los Dones del Espíritu Santo.
4.    La Asunción de María Santísima en cuerpo y alma al cielo. Fruto: La gracia de una buena muerte.
5.    La Coronación de María Santísima como Reina y Señora de todo lo creado. Fruto: La verdadera devoción a la Santísima Virgen.



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