viernes, 23 de septiembre de 2022

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. DÍA NOVENO.

 





COMENZAMOS: 15 de septiembre.

 

FINALIZAMOS: 23 de septiembre.

 

FESTIVIDAD: 24 de septiembre.

 

 

Novena reimpresa por don Nicomedes Lora en 1831 a costa de la cofradía de Nuestra Señora de la Merced en Santa Fe de Bogotá, con las debidas licencias eclesiásticas.

 

Esta novena puede rezarse en cualquier momento del año, especialmente en preparación a su fiesta litúrgica (24 de Septiembre), o la de la aparición a San Pedro Nolasco y San Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I de Aragón (1 de Agosto); o el día de la fundación de la Orden de la Merced (10 de Agosto).

 

ADVERTENCIA DEL EDITOR: Siguiendo el decreto Sanctíssimus Dóminus Noster del Papa Urbano VIII (13 de Marzo de 1625), los milagros, apariciones, revelaciones y favores especiales que se lleguen a detallar en esta Novena, se han de asumir como con fe humana, lo mismo que la atribución del título de Santos o Beatos a Siervos de Dios aún no canonizados, excepto en los casos confirmados hasta el día 9 de Octubre de 1958 por la Santa Iglesia Católica Romana y la Sede Apostólica, a la cual nos sometemos siempre como hijos fieles; y en este sentido sometemos esta obra devota a su sabio juicio.

 

—Puesto de rodillas delante de la imagen de Nuestra Señora de la Merced, hecha la señal de la Cruz y se dirá la siguiente oración:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

PROTESTACIÓN DE FE

 

 

Benignísimo y Santísimo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas de un solo Dios verdadero, en quien creo y espero, a quien amo y deseo amar sobre todas las cosas, yo el pecador más indigno de cuantos habitan en la tierra, creo como verdadero Católico cristiano todo cuanto me manda creer y confesar la Santa Iglesia Católica Romana, y aunque como miserable cuantas veces os he ofendido, nunca vuestra santa fe he negado, pero por mis gravísimas culpas la veo combatida de tantos herejes, siendo mis pecados los que la han puesto en peligro que se pierda; y así me pesa de todo corazón de haberos ofendido, me pesa y propongo la enmienda con vuestra gracia, confesarme y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y espero que por los ruegos e intercesión de la Santísima Virgen María, Madre especial de Mercedes y misericordia, me daréis gracia para que así lo haga. Amén.

  

 

ORACIÓN PREPARATORIA

 

Dulcísima siempre Virgen María de la Merced, benignísima Madre de Dios, Estrella resplandeciente del mar, Luna hermosa sin las menguantes de la culpa, escogida como el Sol; oíd, Señora, nuestros ruegos; Vos que benigna atendisteis desde los cielos a los tristes lamentos de los miserables cautivos, que gemían sin consuelo de la dura opresión de los moros, rompiendo los grillos y cadenas que los aprisionaban por medio de vuestra religión de redentores mercedarios, por este profundo ardor de vuestra caridad, por esas vuestras sacratísimas entrañas en que se encarnó el Hijo de Dios para nuestro remedio, os pedimos, dulcísima María, rompáis las cadenas de nuestras culpas, para que libres de ellas merezcamos conseguir lo que pedimos en esta novena.

 

—Ahora se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarías, en reverencia de lo que padeció la Santísima Virgen cuando vio expirar a su Hijo en la Santa Cruz.

 





 

DÍA NOVENO - 23 DE SEPTIEMBRE

 

  

Clementísima Virgen de la Merced, Hija del Padre y Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo, templo y sagrario de la Santísima Trinidad, dulcísima Redentora de cautivos, que en el infeliz tiempo en que la España oprimida del tirano yugo de los sarracenos, suspirando innumerables fieles de Cristo entre cadenas y mazmorras, y naufragando en las almas la hermosa luz de la santa Fe Católica, entonces acudiendo piadosa a tantos peligros, te apareciste a San Pedro Nolasco, a su confesor el dominico San Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I de Aragón para fundar en la tierra tu religión de redentores para alivio de tantos males. Suplicámoste, dulcísima Señora, atiendas benigna a las calamidades que en estos tiempos padecemos con tan pestilentes enfermedades, tantos temblores y muertes repentinas. Si son nuestros delitos la causa de tantas congojas, rompe, redentora divina, con tu intercesión poderosa las cadenas de nuestras culpas, para que así arrepentidos de nuestros errores merezcamos conseguir las divinas piedades; y a cada uno en particular concede lo que te pedimos, si es para honra y gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.

 

  

 

—Aquí se medita un poco pidiendo con confianza a la Santísima Virgen lo que se desee, y después se dirá la siguiente letanía:



jueves, 22 de septiembre de 2022

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. DÍA OCTAVO.

 



COMENZAMOS: 15 de septiembre.

 

FINALIZAMOS: 23 de septiembre.

 

FESTIVIDAD: 24 de septiembre.

 

 

Novena reimpresa por don Nicomedes Lora en 1831 a costa de la cofradía de Nuestra Señora de la Merced en Santa Fe de Bogotá, con las debidas licencias eclesiásticas.

 

Esta novena puede rezarse en cualquier momento del año, especialmente en preparación a su fiesta litúrgica (24 de Septiembre), o la de la aparición a San Pedro Nolasco y San Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I de Aragón (1 de Agosto); o el día de la fundación de la Orden de la Merced (10 de Agosto).

 

ADVERTENCIA DEL EDITOR: Siguiendo el decreto Sanctíssimus Dóminus Noster del Papa Urbano VIII (13 de Marzo de 1625), los milagros, apariciones, revelaciones y favores especiales que se lleguen a detallar en esta Novena, se han de asumir como con fe humana, lo mismo que la atribución del título de Santos o Beatos a Siervos de Dios aún no canonizados, excepto en los casos confirmados hasta el día 9 de Octubre de 1958 por la Santa Iglesia Católica Romana y la Sede Apostólica, a la cual nos sometemos siempre como hijos fieles; y en este sentido sometemos esta obra devota a su sabio juicio.

 

—Puesto de rodillas delante de la imagen de Nuestra Señora de la Merced, hecha la señal de la Cruz y se dirá la siguiente oración:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

PROTESTACIÓN DE FE

 

 

Benignísimo y Santísimo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas de un solo Dios verdadero, en quien creo y espero, a quien amo y deseo amar sobre todas las cosas, yo el pecador más indigno de cuantos habitan en la tierra, creo como verdadero Católico cristiano todo cuanto me manda creer y confesar la Santa Iglesia Católica Romana, y aunque como miserable cuantas veces os he ofendido, nunca vuestra santa fe he negado, pero por mis gravísimas culpas la veo combatida de tantos herejes, siendo mis pecados los que la han puesto en peligro que se pierda; y así me pesa de todo corazón de haberos ofendido, me pesa y propongo la enmienda con vuestra gracia, confesarme y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y espero que por los ruegos e intercesión de la Santísima Virgen María, Madre especial de Mercedes y misericordia, me daréis gracia para que así lo haga. Amén.

  

 

ORACIÓN PREPARATORIA

 

Dulcísima siempre Virgen María de la Merced, benignísima Madre de Dios, Estrella resplandeciente del mar, Luna hermosa sin las menguantes de la culpa, escogida como el Sol; oíd, Señora, nuestros ruegos; Vos que benigna atendisteis desde los cielos a los tristes lamentos de los miserables cautivos, que gemían sin consuelo de la dura opresión de los moros, rompiendo los grillos y cadenas que los aprisionaban por medio de vuestra religión de redentores mercedarios, por este profundo ardor de vuestra caridad, por esas vuestras sacratísimas entrañas en que se encarnó el Hijo de Dios para nuestro remedio, os pedimos, dulcísima María, rompáis las cadenas de nuestras culpas, para que libres de ellas merezcamos conseguir lo que pedimos en esta novena.

 

—Ahora se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarías, en reverencia de lo que padeció la Santísima Virgen cuando vio expirar a su Hijo en la Santa Cruz.

 

 





DÍA OCTAVO - 22 DE SEPTIEMBRE

 

 

Benignísima Madre de Dios de la Merced, Madre de Misericordia, archivo de la divina caridad, abismo de celestiales dulzuras, escala de los pecadores, esperanza de los reos, consuelo de los tristes y especial alegría de los santos, te rogamos, Clementísima Señora, que así como consolaste a tus hijos en Barcelona en tiempos de San Pedro Nolasco asistiendo una noche en el coro con una gloriosa comunidad de Ángeles a celebrar los maitines por verse los frailes como frágiles, dormidos a la hora de la oración, supliendo como amorosa madre esta falta de tus hijos que luego contemplaron la maravilla, que suplas las que hemos tenido en esta novena, y si nuestros deméritos impiden el feliz logro de nuestras peticiones, ofrece, divina María, tus excelentísimas virtudes y sacratísimos merecimientos, para que así logremos con eficacia lo que en esta novena te pedimos, si es para gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.

    

 

 

—Aquí se medita un poco pidiendo con confianza a la Santísima Virgen lo que se desee, y después se dirá la siguiente letanía:

 

miércoles, 21 de septiembre de 2022

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. DÍA SÉPTIMO.

 




COMENZAMOS: 15 de septiembre.

 

FINALIZAMOS: 23 de septiembre.

 

FESTIVIDAD: 24 de septiembre.

 

 

Novena reimpresa por don Nicomedes Lora en 1831 a costa de la cofradía de Nuestra Señora de la Merced en Santa Fe de Bogotá, con las debidas licencias eclesiásticas.

 

Esta novena puede rezarse en cualquier momento del año, especialmente en preparación a su fiesta litúrgica (24 de Septiembre), o la de la aparición a San Pedro Nolasco y San Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I de Aragón (1 de Agosto); o el día de la fundación de la Orden de la Merced (10 de Agosto).

 

ADVERTENCIA DEL EDITOR: Siguiendo el decreto Sanctíssimus Dóminus Noster del Papa Urbano VIII (13 de Marzo de 1625), los milagros, apariciones, revelaciones y favores especiales que se lleguen a detallar en esta Novena, se han de asumir como con fe humana, lo mismo que la atribución del título de Santos o Beatos a Siervos de Dios aún no canonizados, excepto en los casos confirmados hasta el día 9 de Octubre de 1958 por la Santa Iglesia Católica Romana y la Sede Apostólica, a la cual nos sometemos siempre como hijos fieles; y en este sentido sometemos esta obra devota a su sabio juicio.

 

—Puesto de rodillas delante de la imagen de Nuestra Señora de la Merced, hecha la señal de la Cruz y se dirá la siguiente oración:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

PROTESTACIÓN DE FE

 

 

Benignísimo y Santísimo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas de un solo Dios verdadero, en quien creo y espero, a quien amo y deseo amar sobre todas las cosas, yo el pecador más indigno de cuantos habitan en la tierra, creo como verdadero Católico cristiano todo cuanto me manda creer y confesar la Santa Iglesia Católica Romana, y aunque como miserable cuantas veces os he ofendido, nunca vuestra santa fe he negado, pero por mis gravísimas culpas la veo combatida de tantos herejes, siendo mis pecados los que la han puesto en peligro que se pierda; y así me pesa de todo corazón de haberos ofendido, me pesa y propongo la enmienda con vuestra gracia, confesarme y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y espero que por los ruegos e intercesión de la Santísima Virgen María, Madre especial de Mercedes y misericordia, me daréis gracia para que así lo haga. Amén.

  

 


ORACIÓN PREPARATORIA

 

Dulcísima siempre Virgen María de la Merced, benignísima Madre de Dios, Estrella resplandeciente del mar, Luna hermosa sin las menguantes de la culpa, escogida como el Sol; oíd, Señora, nuestros ruegos; Vos que benigna atendisteis desde los cielos a los tristes lamentos de los miserables cautivos, que gemían sin consuelo de la dura opresión de los moros, rompiendo los grillos y cadenas que los aprisionaban por medio de vuestra religión de redentores mercedarios, por este profundo ardor de vuestra caridad, por esas vuestras sacratísimas entrañas en que se encarnó el Hijo de Dios para nuestro remedio, os pedimos, dulcísima María, rompáis las cadenas de nuestras culpas, para que libres de ellas merezcamos conseguir lo que pedimos en esta novena.

 

—Ahora se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarías, en reverencia de lo que padeció la Santísima Virgen cuando vio expirar a su Hijo en la Santa Cruz.

 




 

DÍA SÉPTIMO - 21 DE SEPTIEMBRE

 

  

Suavísima Virgen María de la Merced, misteriosa piscina, que al mover con los ruegos de tus devotos las copiosas corrientes de tus piedades, no sólo hallan la milagrosa medicina de sus cuerpos, sino también la eterna salud de sus almas, dándoles como amorosa Madre la mano para que no mueran sin los Sacramentos, como se vio en Valencia con Lorenzo de Rivera, que vestía dichoso tu santo Escapulario, y habiendo sido degollado y atravesado con ocho morales heridas por un fingido amigo y su cómplice, llamándote acongojado con las agonías de la muerte pidiéndote no le dejases morir sin confesión, confiando en tu misericordia el remedio de su alma, te apareciste misericordiosa, levantándole benigna de la tierra donde yacía moribundo, con alegre semblante le animaste, y llevándole con tu preciosa mano, le pusiste a los pies de un sacerdote, donde lleno de dolor y arrepentimiento confesó ante el fraile mercedario Basilio López, no sólo sus culpas, sino también el milagro de tu clemencia, y después de recibir los demás sacramentos, anegado en tiernas lágrimas de contrición, acabó la vida exhortando a la devoción de tu santo Escapulario. Suplicámoste, dulcísima María, Madre amorosísima en quien como hijos esperamos, no permitas que mueran tus devotos sin el especial socorro de los Sacramentos, para que, recibiéndolos en esta vida, merezcamos recibir la gracia de ir a alabarte en la gloria; y a cada uno en particular, concede lo que te pidiere en esta novena, si fuere para gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.

 

 

 

 

—Aquí se medita un poco pidiendo con confianza a la Santísima Virgen lo que se desee, y después se dirá la siguiente letanía:

 

martes, 20 de septiembre de 2022

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. DÍA SEXTO.

 




COMENZAMOS: 15 de septiembre.

 

FINALIZAMOS: 23 de septiembre.

 

FESTIVIDAD: 24 de septiembre.

 

 

Novena reimpresa por don Nicomedes Lora en 1831 a costa de la cofradía de Nuestra Señora de la Merced en Santa Fe de Bogotá, con las debidas licencias eclesiásticas.

 

Esta novena puede rezarse en cualquier momento del año, especialmente en preparación a su fiesta litúrgica (24 de Septiembre), o la de la aparición a San Pedro Nolasco y San Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I de Aragón (1 de Agosto); o el día de la fundación de la Orden de la Merced (10 de Agosto).

 

ADVERTENCIA DEL EDITOR: Siguiendo el decreto Sanctíssimus Dóminus Noster del Papa Urbano VIII (13 de Marzo de 1625), los milagros, apariciones, revelaciones y favores especiales que se lleguen a detallar en esta Novena, se han de asumir como con fe humana, lo mismo que la atribución del título de Santos o Beatos a Siervos de Dios aún no canonizados, excepto en los casos confirmados hasta el día 9 de Octubre de 1958 por la Santa Iglesia Católica Romana y la Sede Apostólica, a la cual nos sometemos siempre como hijos fieles; y en este sentido sometemos esta obra devota a su sabio juicio.

 

—Puesto de rodillas delante de la imagen de Nuestra Señora de la Merced, hecha la señal de la Cruz y se dirá la siguiente oración:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

PROTESTACIÓN DE FE

 

 

Benignísimo y Santísimo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas de un solo Dios verdadero, en quien creo y espero, a quien amo y deseo amar sobre todas las cosas, yo el pecador más indigno de cuantos habitan en la tierra, creo como verdadero Católico cristiano todo cuanto me manda creer y confesar la Santa Iglesia Católica Romana, y aunque como miserable cuantas veces os he ofendido, nunca vuestra santa fe he negado, pero por mis gravísimas culpas la veo combatida de tantos herejes, siendo mis pecados los que la han puesto en peligro que se pierda; y así me pesa de todo corazón de haberos ofendido, me pesa y propongo la enmienda con vuestra gracia, confesarme y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y espero que por los ruegos e intercesión de la Santísima Virgen María, Madre especial de Mercedes y misericordia, me daréis gracia para que así lo haga. Amén.

  

 

ORACIÓN PREPARATORIA

 

Dulcísima siempre Virgen María de la Merced, benignísima Madre de Dios, Estrella resplandeciente del mar, Luna hermosa sin las menguantes de la culpa, escogida como el Sol; oíd, Señora, nuestros ruegos; Vos que benigna atendisteis desde los cielos a los tristes lamentos de los miserables cautivos, que gemían sin consuelo de la dura opresión de los moros, rompiendo los grillos y cadenas que los aprisionaban por medio de vuestra religión de redentores mercedarios, por este profundo ardor de vuestra caridad, por esas vuestras sacratísimas entrañas en que se encarnó el Hijo de Dios para nuestro remedio, os pedimos, dulcísima María, rompáis las cadenas de nuestras culpas, para que libres de ellas merezcamos conseguir lo que pedimos en esta novena.

 

—Ahora se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarías, en reverencia de lo que padeció la Santísima Virgen cuando vio expirar a su Hijo en la Santa Cruz.

 

 


 

 

DÍA SEXTO - 20 DE SEPTIEMBRE

 

 

Piadosísima Virgen María, suavísima Madre de Dios de la Merced, esperanza divina del mundo en sus trabajos y su abogada en todas ocasiones, como lo fuiste en Barcelona, apagando las mortales saetas de la peste y fecundando sus estériles campos; tesoro que enriqueces de beneficios a tus devotos, sanando a los paralíticos, ciegos y tullidos. Madre de Dios y de los hombres, Madre, pues mira por la honra de tus hijos, como se vio en Sevilla, en una pobre doncella que, burlada de un mal hombre con palabras que le dio de casamiento delante de tu sagrada imagen de la Merced, hallándose la pobre ante un juez, sin testigos con que abonar su justa demanda, apeló a tu sagrada imagen, y siendo tú, divina Reina, preguntada delante del juez, por la desamparada doncella de la verdad del juramento, te dignaste testificar tu justicia inclinando a la pregunta por tres veces tu sagrada cabeza. Te rogamos, piadosísima Madre, seas medicina de nuestras dolencias, apagando las ardientes saetas de la peste; tierna Virgen, que das el ciento por uno, fecunda nuestros campos; honra de nuestro pueblo, mira piadosa por la de tus hijos y devotos, para que acabando en paz la mísera carrera de esta vida, logremos el fruto de tu intercesión en la gloria, y a cada uno concede piadosa lo que pedimos en esta novena, si es para gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.

 


—Aquí se medita un poco pidiendo con confianza a la Santísima Virgen lo que se desee, y después se dirá la siguiente letanía:


lunes, 19 de septiembre de 2022

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. DÍA QUINTO.

 





COMENZAMOS: 15 de septiembre.

 

FINALIZAMOS: 23 de septiembre.

 

FESTIVIDAD: 24 de septiembre.

 

 

Novena reimpresa por don Nicomedes Lora en 1831 a costa de la cofradía de Nuestra Señora de la Merced en Santa Fe de Bogotá, con las debidas licencias eclesiásticas.

 

Esta novena puede rezarse en cualquier momento del año, especialmente en preparación a su fiesta litúrgica (24 de Septiembre), o la de la aparición a San Pedro Nolasco y San Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I de Aragón (1 de Agosto); o el día de la fundación de la Orden de la Merced (10 de Agosto).

 

ADVERTENCIA DEL EDITOR: Siguiendo el decreto Sanctíssimus Dóminus Noster del Papa Urbano VIII (13 de Marzo de 1625), los milagros, apariciones, revelaciones y favores especiales que se lleguen a detallar en esta Novena, se han de asumir como con fe humana, lo mismo que la atribución del título de Santos o Beatos a Siervos de Dios aún no canonizados, excepto en los casos confirmados hasta el día 9 de Octubre de 1958 por la Santa Iglesia Católica Romana y la Sede Apostólica, a la cual nos sometemos siempre como hijos fieles; y en este sentido sometemos esta obra devota a su sabio juicio.

 

—Puesto de rodillas delante de la imagen de Nuestra Señora de la Merced, hecha la señal de la Cruz y se dirá la siguiente oración:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

PROTESTACIÓN DE FE

 

 

Benignísimo y Santísimo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas de un solo Dios verdadero, en quien creo y espero, a quien amo y deseo amar sobre todas las cosas, yo el pecador más indigno de cuantos habitan en la tierra, creo como verdadero Católico cristiano todo cuanto me manda creer y confesar la Santa Iglesia Católica Romana, y aunque como miserable cuantas veces os he ofendido, nunca vuestra santa fe he negado, pero por mis gravísimas culpas la veo combatida de tantos herejes, siendo mis pecados los que la han puesto en peligro que se pierda; y así me pesa de todo corazón de haberos ofendido, me pesa y propongo la enmienda con vuestra gracia, confesarme y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y espero que por los ruegos e intercesión de la Santísima Virgen María, Madre especial de Mercedes y misericordia, me daréis gracia para que así lo haga. Amén.

  

 

ORACIÓN PREPARATORIA

 

Dulcísima siempre Virgen María de la Merced, benignísima Madre de Dios, Estrella resplandeciente del mar, Luna hermosa sin las menguantes de la culpa, escogida como el Sol; oíd, Señora, nuestros ruegos; Vos que benigna atendisteis desde los cielos a los tristes lamentos de los miserables cautivos, que gemían sin consuelo de la dura opresión de los moros, rompiendo los grillos y cadenas que los aprisionaban por medio de vuestra religión de redentores mercedarios, por este profundo ardor de vuestra caridad, por esas vuestras sacratísimas entrañas en que se encarnó el Hijo de Dios para nuestro remedio, os pedimos, dulcísima María, rompáis las cadenas de nuestras culpas, para que libres de ellas merezcamos conseguir lo que pedimos en esta novena.

 

—Ahora se rezan tres Padrenuestros y tres Avemarías, en reverencia de lo que padeció la Santísima Virgen cuando vio expirar a su Hijo en la Santa Cruz.

 






 

DÍA QUINTO - 19 DE SEPTIEMBRE

 

 

¡Oh dulcísima Virgen María de la Merced!, fuente dulce de gracia para el alma, que a fuerza de prodigios comunicas la vida a tus devotos y los libras de los riesgos de la muerte, como lo hiciste en la villa de Utiel con Isidoro, hombre afectuosísimo de tu santo Escapulario, que disparándole una boca de fuego con tres balas, habiéndole pasado con la violencia del ardiente y voraz plomo todas las ropas, al llegar al pecho cedieron su fuerza y vigor las balas en tu santo Escapulario que a raíz de las carnes traía, cayendo a sus pies hechas pasta y dejándole libre, sin más lesión que tres señales en el Escapulario, para evidencia del milagro. Suplicámoste, divina María de la Merced, vuelvas a nosotros esos ojos misericordiosos con que miraste a tu devoto en tanto riesgo, y nos libres de las armas crueles de tantos enemigos, visibles o invisibles, como nos amenazan. Atiende benigna al infeliz estado de la Iglesia, al Sumo Pontífice, a los Pastores de la Iglesia (se nombra el país), a los que está confiada la administración de la República, y a todos los príncipes cristianos, por la exaltación de la Fe Católica y extirpación de las herejías, y oye piadosa lo que pedimos en esta novena, si es para gloria de Dios y bien de nuestras almas. Amén.

  

 

—Aquí se medita un poco pidiendo con confianza a la Santísima Virgen lo que se desee, y después se dirá la siguiente letanía:

 

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