De
todas cuantas devociones hay en honor de la Reina
de los Ángeles, dudo se encuentre otra que le sea
más agradable, más útil a las almas, ni más temida del infierno que la del santo
Rosario. En
él medita el cristiano los misterios más sublimes de nuestra Religión, recuerda
a la Virgen las mayores dichas y penas de su vida, y la saluda con las palabras
más augustas en sí, y más dulces a su corazón.
¡Dichoso el que lo rece cada día con fervor a solas, y mejor en
el seno de la familia, con respeto, evitando toda irreverencia, despacio, clara
y distintamente! ¡Qué gracias no recibirá del cielo!
¿Cuántos por medio del santo Rosario hallaron alivio en sus
penas, consuelo en las aflicciones, remedio de los males, fuerza contra las
tentaciones, y aun la salvación eterna? ¿No quisieras tú también acaudalar
tesoros inmensos para la eternidad? No
dejes, pues, pasar día alguno sin rendir ese obsequio a tu Madre amantísima; y
la práctica podrá ser la siguiente:
Lunes
y jueves se contemplan los misterios gozosos;
Martes
y viernes los dolorosos;
Miércoles,
sábado y domingo los glorioso.
Por
la señal de la santa cruz, etc.
V) Dómine, labia mea apéries.
-Señor abre mis labios.
R) Et os meum annuntiabit laudem tuam.
-Y mi boca proclamara
tu alabanza.
V) Deus, in adjutórium meum inténde.
- Dios mío, ven en
nuestra ayuda.
R) Dómine, ad adjuvándum me festina
- Señor, Ayúdame.
V) Gloria Patri, et Filio, et Spíritu Sancto.
-Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
R) Sicut era in principio, et nunca, et semper, et in
sáecula saeculórum. Amén.
-Como era en el
principio, ahora, y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Acto
de contrición
Señor mío Jesucristo, etc. Dirigid, Dios y
Señor mío, todos nuestros pensamientos, palabras y obras a mayor honra y gloria
vuestra; y vos, Virgen Santísima, alcanzadnos de vuestro Hijo que recemos con
devoción vuestro santísimo Rosario, el cual os ofrecemos por la exaltación de
la santa fe católica, por nuestras necesidades espirituales y corporales, en
alivio y sufragio de los vivos y difuntos que sean de vuestro agrado y de
nuestra mayor obligación.
MISTERIOS GOZOSOS
Los
misterios que hoy se han de contemplar son los gozosos.
—El primero es la Encarnación del Verbo
divino en las purísimas entrañas de la Virgen Santísima.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto
de este misterio: LA HUMILDAD.
¡Oh! ¡Humilde escuchas
Al Paraninfo!
“Ave, llena de gracia:
Dios es contigo”.
Alcánzanos, Señora,
Que a nuestras almas
Largos raudales vengan
De amor y gracia.
—El segundo misterio es
la Visitación de la Virgen Santísima a su prima Santa Isabel.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
LA CARIDAD.
¡Cuánto gozo sentiste
Dulce María,
Visitando a la Madre
Del gran Bautista!
Favorecida el alma
Con tu presencia
Siempre a Dios y a Ti
siempre
Consigo tenga.
—El tercer misterio es cuando María
Santísima, siempre Virgen, dio a luz a Jesús nuestro Redentor en el portal de
Belén.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
EL DESPRENDIMIENTO.
De Ti, Doncella hermosa,
La fe lo dice,
Nace el Verbo hecho
hombre,
Y quedas Virgen.
Haga tu ruego dulce
Que en nuestro pecho
Nazca, viva y florezca
Niño tan bello.
—El cuarto misterio es la
Presentación del Hijo de Dios en el templo.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
LA PUREZA.
Al Cordero divino
Rendida ofreces,
Legislador supremo,
Rey de los Reyes.
Haz, purísima Virgen,
Que fervorosos
Sentidos y potencias
Le rindan todos.
—El quinto misterio es cuando la
Virgen perdió a su Hijo, y pasados tres días le halló en el templo, disputando
con los doctores de la ley.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
LA OBEDIENCIA.
A Jesús en el templo
Hallando, oh Madre,
Tu corazón inunda,
Gozo inefable.
Logremos, dulce Reina,
Por este gozo,
Que, como Tú le hallemos
También nosotros.
MISTERIOS DOLOROSOS
Los
misterios que hoy hemos de contemplar son los dolorosos.
—El primero es la oración de nuestro
Señor Jesucristo en el huerto de Getsemaní.
En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías
y un Gloria Patri.
Fruto:
LA CONTRICIÓN.
¡Cuánta fue la agonía,
Oh triste Madre
De Jesús en el huerto,
Pues sudó sangre!
Por su mortal congoja,
Virgen penada,
Una yo mis afanes
A penas tantas.
—El segundo misterio es cuando ataron
a Jesucristo a la columna, y le dieron innumerables azotes.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
LA MORTIFICACIÓN.
¡Un Dios a la columna
Por bien del hombre!...
¿Y tú le das ingrato,
Nuevos azotes?
Por su dolor y afrenta
Brote continuo
Dolor y acerbo llanto
El pecho mío.
—El tercer misterio es cuando pusieron
al Señor la corona de espinas.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
LA PACIENCIA.
Lava, Señor, mi alma,
Ya pesarosa,
Con los hilos de sangre
De tu corona.
Alcánzanos, oh Madre,
Que esas espinas
Saquen de nuestros ojos
Lágrimas vivas.
—El cuarto misterio es
cuando cargaron sobre los hombros de
Jesucristo la pesada cruz en que había de ser crucificado.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
LA RESIGNACIÓN.
La cruz llevando a
cuestas
Hacia el Calvario,
Cae Jesús al peso
De mis pecados.
Haz, Virgen que a su
ejemplo
Sobre los hombros
Las cruces de mi estado
Lleve animoso.
—El quinto misterio es la
Crucifixión y muerte del Señor.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
LA PERSEVERANCIA.
Sigámosle fervientes
Al monte sacro,
Ya que en cruz le
pusieron
Nuestros pecados.
Concédeme, Señora,
Que por su muerte
Tenga siempre mis ojos
Hechos dos fuentes.
Misterios gloriosos
Los
misterios que hoy hemos de contemplar son los gloriosos.
—El primero es la triunfante
Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
LA FE.
Eres al orbe entero,
Doncella hermosa,
De Sol que resucita
Plácida aurora.
Y pues glorias inundan
Tan fausto día,
Vuélvenos, dulce Madre,
De muerte a vida.
—El segundo misterio es la
Ascensión de nuestro Señor Jesucristo a los cielos.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
EL DESEO DEL CIELO.
Mientras el Hijo asciende
Triunfante al cielo,
Le sigues con las alas
De tus deseos.
¿Qué hacéis en la tierra,
Oh corazones?
¡Oh! ¡Vuelen a su centro
Vuestros amores!
—El tercer misterio es
la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en forma de lenguas de
fuego.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
EL RECONOCIMIENTO.
El Espíritu Santo
Todo te inflama,
Y con lenguas de fuego
Tu gloria ensalza.
Raudal de ricos dones
Logren tus Hijos,
¡Oh fuente inagotable
De beneficios!
—El cuarto misterio es el
tránsito y la gloriosa Asunción de la Virgen a los cielos en cuerpo y alma.
En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un
Gloria Patri.
Fruto:
UNA BUENA MUERTE.
Al Empíreo te elevas
Con gala y fausto,
Y a quien el pecho diste,
Te da su lado.
En refulgente trono
Ya sublimada,
Haz que los que te
sirven.
Sin fin te aplaudan.
—El quinto misterio es la
coronación de la Virgen por reina de cielos y tierra.
En reverencia de este
misterio rezaremos un Padre nuestro,
diez Ave Marías y un Gloria Patri.
Fruto:
UNIÓN CON JESÚS Y MARÍA.
Las divinas Personas
Con tres diademas
A Ti, llena de gracia,
De gloria llenan.
Soberana Señora
De tierra y cielo,
Cíñenos de tu mano
Laurel eterno.
Dios te salve, Hija de
Dios Padre;
Dios te salve, Madre de
Dios Hijo;
Dios te salve, Esposa del
Espíritu Santo;
Dios te salve, templo y
sagrario de la beatísima Trinidad, concebida sin mancha de pecado original.
Acción de gracias
Infinitas gracias os
damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de
vuestra mano; tenednos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para
más obligaros os saludamos con una
Salve
Dios te salve, Reina y
Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve; a ti
llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en
este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros
esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementisima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen
María! Ruega por nosotros, santa Madre de Dios, para que seamos dignos de
alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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