martes, 10 de octubre de 2017

ROSARIO DE MARÍA SANTÍSIMA



   De todas cuantas devociones hay en honor de la Reina de los Ángeles, dudo se encuentre otra que le sea más agradable, más útil a las almas, ni más temida del infierno que la del santo Rosario. En él medita el cristiano los misterios más sublimes de nuestra Religión, recuerda a la Virgen las mayores dichas y penas de su vida, y la saluda con las palabras más augustas en sí, y más dulces a su corazón. ¡Dichoso el que lo rece cada día con fervor a solas, y mejor en el seno de la familia, con respeto, evitando toda irreverencia, despacio, clara y distintamente! ¡Qué gracias no recibirá del cielo! ¿Cuántos por medio del santo Rosario hallaron alivio en sus penas, consuelo en las aflicciones, remedio de los males, fuerza contra las tentaciones, y aun la salvación eterna? ¿No quisieras tú también acaudalar tesoros inmensos para la eternidad? No dejes, pues, pasar día alguno sin rendir ese obsequio a tu Madre amantísima; y la práctica podrá ser la siguiente:

Lunes y jueves se contemplan los misterios gozosos;

Martes y viernes los dolorosos;

Miércoles, sábado y domingo los glorioso.





Por la señal de la santa cruz, etc.
V) Dómine, labia mea apéries.
      -Señor abre mis labios.

R) Et os meum annuntiabit laudem tuam.
     -Y mi boca proclamara tu alabanza.

V) Deus, in adjutórium meum inténde.
     - Dios mío, ven en nuestra ayuda.

R) Dómine, ad adjuvándum me festina
     - Señor, Ayúdame.

V) Gloria Patri, et Filio, et Spíritu Sancto.
    -Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

 R) Sicut era in principio, et nunca, et semper, et in sáecula saeculórum. Amén.
    -Como era en el principio, ahora, y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Acto de contrición

   Señor mío Jesucristo, etc. Dirigid, Dios y Señor mío, todos nuestros pensamientos, palabras y obras a mayor honra y gloria vuestra; y vos, Virgen Santísima, alcanzadnos de vuestro Hijo que recemos con devoción vuestro santísimo Rosario, el cual os ofrecemos por la exaltación de la santa fe católica, por nuestras necesidades espirituales y corporales, en alivio y sufragio de los vivos y difuntos que sean de vuestro agrado y de nuestra mayor obligación.



MISTERIOS GOZOSOS

Los misterios que hoy se han de contemplar son los gozosos.

—El primero es la Encarnación del Verbo divino en las purísimas entrañas de la Virgen Santísima.


En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto de este misterio: LA HUMILDAD.

¡Oh! ¡Humilde escuchas
Al Paraninfo!
“Ave, llena de gracia:
Dios es contigo”.
Alcánzanos, Señora,
Que a nuestras almas
Largos raudales vengan
De amor y gracia.


—El segundo misterio es la Visitación de la Virgen Santísima a su prima Santa Isabel.


En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto: LA CARIDAD.

¡Cuánto gozo sentiste
Dulce María,
Visitando a la Madre
Del gran Bautista!
Favorecida el alma
Con tu presencia
Siempre a Dios y a Ti siempre
Consigo tenga.


—El tercer misterio es cuando María Santísima, siempre Virgen, dio a luz a Jesús nuestro Redentor en el portal de Belén.


En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.  

Fruto: EL DESPRENDIMIENTO.

De Ti, Doncella hermosa,
La fe lo dice,
Nace el Verbo hecho hombre,
Y quedas Virgen.
Haga tu ruego dulce
Que en nuestro pecho
Nazca, viva y florezca
Niño tan bello.

—El cuarto misterio es la Presentación del Hijo de Dios en el templo.



En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto: LA PUREZA.

Al Cordero divino
Rendida ofreces,
Legislador supremo,
Rey de los Reyes.
Haz, purísima Virgen,
Que fervorosos
Sentidos y potencias
Le rindan todos.


—El quinto misterio es cuando la Virgen perdió a su Hijo, y pasados tres días le halló en el templo, disputando con los doctores de la ley.


En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto: LA OBEDIENCIA.

A Jesús en el templo
Hallando, oh Madre,
Tu corazón inunda,
Gozo inefable.
Logremos, dulce Reina,
Por este gozo,
Que, como Tú le hallemos
También nosotros.




MISTERIOS DOLOROSOS

Los misterios que hoy hemos de contemplar son los dolorosos.

—El primero es la oración de nuestro Señor Jesucristo en el huerto de Getsemaní.



 En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto: LA CONTRICIÓN.

¡Cuánta fue la agonía,
Oh triste Madre
De Jesús en el huerto,
Pues sudó sangre!
Por su mortal congoja,
Virgen penada,
Una yo mis afanes
A penas tantas.


—El segundo misterio es cuando ataron a Jesucristo a la columna, y le dieron innumerables azotes.


En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto: LA MORTIFICACIÓN.

¡Un Dios a la columna
Por bien del hombre!...
¿Y tú le das ingrato,
Nuevos azotes?
Por su dolor y afrenta
Brote continuo
Dolor y acerbo llanto
El pecho mío.


—El tercer misterio es cuando pusieron al Señor la corona de espinas.


En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto: LA PACIENCIA.

Lava, Señor, mi alma,
Ya pesarosa,
Con los hilos de sangre
De tu corona.
Alcánzanos, oh Madre,
Que esas espinas
Saquen de nuestros ojos
Lágrimas vivas.


 —El cuarto misterio es cuando cargaron sobre los hombros de Jesucristo la pesada cruz en que había de ser crucificado.  


En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto: LA RESIGNACIÓN.

La cruz llevando a cuestas
Hacia el Calvario,
Cae Jesús al peso
De mis pecados.
Haz, Virgen que a su ejemplo
Sobre los hombros
Las cruces de mi estado
Lleve animoso.


—El quinto misterio es la Crucifixión y muerte del Señor.


En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto: LA PERSEVERANCIA.


   Sigámosle fervientes
Al monte sacro,
Ya que en cruz le pusieron
Nuestros pecados.
   Concédeme, Señora,
Que por su muerte
Tenga siempre mis ojos
Hechos dos fuentes.




Misterios gloriosos


Los misterios que hoy hemos de contemplar son los gloriosos.

—El primero es la triunfante Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.



En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto: LA FE.


Eres al orbe entero,
Doncella hermosa,
De Sol que resucita
Plácida aurora.
Y pues glorias inundan
Tan fausto día,
Vuélvenos, dulce Madre,
De muerte a vida.



—El segundo misterio es la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo a los cielos.

En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.


Fruto: EL DESEO DEL CIELO.


Mientras el Hijo asciende
Triunfante al cielo,
Le sigues con las alas
De tus deseos.
¿Qué hacéis en la tierra,
Oh corazones?
¡Oh! ¡Vuelen a su centro
Vuestros amores!


—El tercer misterio es la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en forma de lenguas de fuego. 


En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.


Fruto: EL RECONOCIMIENTO.


El Espíritu Santo
Todo te inflama,
Y con lenguas de fuego
Tu gloria ensalza.
Raudal de ricos dones
Logren tus Hijos,
¡Oh fuente inagotable
De beneficios!


—El cuarto misterio es el tránsito y la gloriosa Asunción de la Virgen a los cielos en cuerpo y alma.


 En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.


Fruto: UNA BUENA MUERTE.


Al Empíreo te elevas
Con gala y fausto,
Y a quien el pecho diste,
Te da su lado.
En refulgente trono
Ya sublimada,
Haz que los que te sirven.
Sin fin te aplaudan.


—El quinto misterio es la coronación de la Virgen por reina de cielos y tierra.


En reverencia de este misterio rezaremos un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri.

Fruto: UNIÓN CON JESÚS Y MARÍA.

Las divinas Personas
Con tres diademas
A Ti, llena de gracia,
De gloria llenan.
Soberana Señora
De tierra y cielo,
Cíñenos de tu mano
Laurel eterno.


Dios te salve, Hija de Dios Padre;
Dios te salve, Madre de Dios Hijo;
Dios te salve, Esposa del Espíritu Santo;
Dios te salve, templo y sagrario de la beatísima Trinidad, concebida sin mancha de pecado original.




Acción de gracias
Infinitas gracias os damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de vuestra mano; tenednos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo; y para más obligaros os saludamos con una
Salve

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve; a ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementisima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María! Ruega por nosotros, santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén. 


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