viernes, 24 de agosto de 2018

EL CORAZÓN ADMIRABLE DE LA SANTÍSIMA MADRE DE DIOS.





de san Juan Eudes


   Para explicar y expandir la devoción al Corazón de María, San Juan Eudes publicó en Autun, en 1648, un opúsculo titulado La devoción al santísimo Corazón y al santísimo Nombre de María. La reeditó en Caen en 1650, y luego en 1663, agregando un Discurso donde explica el origen, el objeto, las razones de ser y la práctica de esta devoción. Pero esta obra no era a los ojos del santo más que un primer ensayo:

   “Si amáis verdaderamente el muy amable Corazón de la Madre del amor hermoso, escribe en el Aviso al lector de la edición de 1663, mucho os agradará saber que lo que se escribe a continuación no es más que una muestra de una obra mayor y una pequeña parte de un libro mucho más amplio que éste, que he comenzado hace algún tiempo y que tengo gran deseo de concluir si a Dios place”.

   A esa nueva obra quería darle por título El Corazón admirable de la santísima Madre de Dios. En ella trabajó hasta el fin de su vida, y le dio la última mano el 25 de julio de 1680, algunas semanas antes de su muerte, que sobrevino el 19 de agosto siguiente. Publicado en Caen en 1681, el libro fue reeditado en París en 1834, y en las Obras Completas (12 tomos) en 1908.

   El Corazón admirable es la más considerable de las obras de San Juan Eudes. Allí estudia al Corazón de María en sí mismo, traza la historia de la devoción desde los orígenes del cristianismo, y enseña cómo practicarla.

   Se basa en la Sagrada Escritura, especialmente en el Cantar de los Cantares, en la liturgia, en las enseñanzas de los Padres y doctores de la Iglesia, así como en las revelaciones hechas a Santa Gertrudis, Santa Matilde, y, sobre todo, a Santa Brígida.

   Es una verdadera suma que contiene todo lo que se ha podido escribir de notable sobre el Corazón de María.

   La obra está dividida en doce libros. El plan es de los más grandiosos, lo iremos viendo al dar las grandes líneas del tratado.

SAN JUAN EUDES Y LA VIRGEN MARÍA.


Libro primero


   Que hace ver lo que es el Corazón de la bienaventurada Virgen.

   San Juan Eudes comienza por decirnos que:

   “Jesús, Hijo único de Dios, Hijo único de María, habiendo elegido a esta incomparable Virgen entre todas las creaturas para que fuera su Madre,… quiso que nosotros la honremos como El la honra, y que la amemos como El la ama”.

   El santo muestra a continuación que el Corazón de la Santa Virgen es llamado admirable en razón de todos los privilegios de la Madre de Dios:

   “(María) es la más ilustre obra maestra del cielo, la emperatriz del cielo, la gloria y el gozo del cielo; nada hay en ella que no sea celeste. … Ella está revestida del sol de la divinidad y de todas las perfecciones de la divina Esencia, de la que ella está de tal modo rodeada, colmada y penetrada, que está completamente transformada en la luz, en la sabiduría, en el poder, en la bondad, en la santidad de Dios, y en todas sus otras grandezas.
   La luna está bajo sus pies, para mostrar que todo el mundo está debajo de ella, no estando más que Dios por encima de ella, y que tiene un poder absoluto sobre todas las cosas creadas.
   Ella está coronada con doce estrellas, para representar todas las virtudes que brillan soberanamente en ella.
   Pero lo que hay de más admirable en María es su corazón virginal. … Pues fue por la humildad, por la pureza y por el amor de su santísimo corazón, que ella llegó a la sublime dignidad de Madre de Dios, y que ella se hizo digna por consiguiente de todas las gracias, favores y privilegios con que Dios la ha colmado en la tierra”.

   San Juan Eudes distingue luego tres Corazones de María:

 — Su corazón de carne, ya “espiritualizado por el espíritu de gracia y por el Espíritu de Dios del que está repleto”;
 — Su corazón espiritual, “el corazón de su alma, que es designado por estas palabras del Espíritu Santo: Toda la gloria de la hija del rey está en su interior (Ps 44, 14);
 — En fin, su corazón divino: el Hijo de Dios mismo que está en Ella.

   “Estos tres corazones de la Madre de Dios no son más que un solo corazón, por la más santa y más estrecha unión que existió y que jamás existirá después de la unión hipostática…
   He aquí lo que se entiende por el Corazón admirable de la muy amada de Dios, la que es una imagen perfecta del Corazón adorable de Dios y del Hombre Dios”.

   San Juan Eudes describe seguidamente cada uno de esos corazones. Detengámonos en el corazón espiritual:

   “En primer lugar, la divina bondad preservó milagrosamente ese corazón de la Madre de Dios de la herida del pecado,… lo revistió de tan grande pureza que no se puede imaginar mayor después de la de Dios…
   En segundo lugar, el Padre de las luces colmó ese bello sol de todas las luces más brillantes de la naturaleza y de la gracia”.

   Después de haber expuesto en detalle los conocimientos de los que fue colmado el Corazón de María y señalado su muy ardiente amor, que expondrá en el tercer y noveno libros del tratado, el santo concluye que el Corazón de María es “un retrato vivo de todos los divinos atributos, una imagen viviente de la Santa Trinidad”.



Libros segundo y tercero


    Que contiene el primer fundamento de la devoción al Corazón admirable de la santísima Madre de Dios, esto es el corazón adorable del Padre eterno, el cual nos presenta doce bellas imágenes de ese Corazón virginal.

   “El primer fundamento y la primera fuente de la devoción al santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen, es el corazón adorable del Padre eterno, y el amor insondable del que ese corazón inmenso está colmado respecto a la muy amable Madre de su Hijo bien amado”.

   San Juan Eudes pasa entonces revista a las numerosas imágenes de Nuestra Señora que a Dios Padre plugo representar en todas las partes del universo y en los misterios, sacrificios y ceremonias de la Antigua Ley.

   Luego se detiene más largamente sobre las doce imágenes que representan simbólicamente al Corazón de María:

— “seis de las principales partes del mundo” (el cielo, el sol, la tierra, la fuente que riega toda la tierra, el mar y el paraíso terrestre);
— “y las otras seis, de las seis cosas más considerables que se vieron desde el tiempo de Moisés hasta la muerte de Nuestro Señor” (la zarza ardiente, el arpa misteriosa de David, el trono de Salomón, el templo de Jerusalén, el horno ardiente, el calvario).


Libros cuarto y quinto


   Que contienen el segundo fundamento de la devoción al santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen, que es el divino Corazón de Jesús.

   “El amor ardentísimo con que el Corazón adorable de Jesús está abrasado para con el Corazón de su queridísima Madre, lo lleva a recomendarnos esa devoción, y a recomendárnosla de dos maneras muy poderosas, por sus palabras y por su ejemplo”. Sus palabras, tales son por ejemplo las revelaciones que le hizo a Santa Matilde para exhortarla a venerar el Corazón de su Madre.

— Nuestro Señor sabe lo que debe al Corazón de María. Él sabe que es antes el fruto de su corazón (gracias al Fiat de la Virgen) que el de su seno: “Ella no se hizo digna de formarme y de llevarme en su vientre, más que por que me ha formado y llevado primeramente en su corazón, por la excelencia de la humildad, de la pureza y del amor de ese mismo corazón”.
— Su ejemplo, es el amor ardentísimo con que el corazón de Jesús está abrasado por el corazón virginal de María. Él la ha amado y honrado tanto que, desde el primer instante, la hizo partícipe de las mismas perfecciones divinas que recibió de su Padre, “y con tanta plenitud que ese santísimo corazón lleva en sí una maravillosa semejanza de todas las excelencias de ese adorable Salvador”.

   Y San Juan Eudes explica cómo se encuentran en María la simplicidad, la infinitud, la incomprensibilidad, la inmensidad, la inmutabilidad, la eternidad y la plenitud de Dios.

   Explica también cómo el Corazón de la preciosa Virgen es una imagen viva de la pureza, la santidad, la fuerza y el poder, la sabiduría y la verdad, la bondad, la providencia, la misericordia, la mansedumbre, la paciencia, la clemencia, la justicia de Dios, el celo divino por su propia gloria y por la salvación de las almas, y la soberanía divina.

   Él es una expresión perfecta y un maravilloso compendio de la vida de Dios; lleva en sí una excelente semejanza de la paz de Dios, una imagen viva de la gloria y de la felicidad divinas. Es una maravillosa imagen de la Santísima Trinidad y de cada una de las tres Personas. Es la fuente, con el Hijo de Dios, de todos los bienes que proceden del misterio de la Encarnación. Está, en fin, totalmente transformado en Dios y en sus divinas perfecciones.


Libros sexto, séptimo y octavo.


   El tercer fundamento de la devoción al Corazón de Nuestra Señora, es  “el corazón admirable del Espíritu Santo, completamente abrasado de amor por su dignísima Esposa, la divina María”.
   “Es ese infinito amor que tiene por ella, el que le lleva a descubrirnos los tesoros inestimables que están escondidos en ese maravilloso corazón, y a publicarlos alto y claro de muchas maneras:

1. Por las sentencias de las divinas Escrituras;
2. Por la voz de las sagradas bocas de la
Iglesia, que son los santos Padres;
3. Por los escritos de muchos sabios teólogos;
4. Por los soberanos pontífices y otros prelados de la Santa Iglesia, que son vicarios de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra, y los órganos de su divino Espíritu;
5. Por el ejemplo de un gran número de santos que han tenido esta devoción en singular estima”.

   San Juan Eudes desarrolla a continuación cada uno de esos puntos.




Libro noveno


   Que contiene el cuarto fundamento de la devoción al santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen, que son doce excelencias maravillosas de ese mismo Corazón.
“(Estas doce excelencias) nos comprometen a rendir (al Corazón de María) todos los deberes de respecto, veneración y amor que merece el más noble, el más digno, el más santo y el más amable de todos los corazones después del divino Corazón de Jesús”.

   Siguen doce capítulos que exponen las excelencias del Corazón de Nuestra Señora: siempre estuvo exento de pecado; es un mar de gracias; un milagro de amor; el espejo de la caridad; un abismo de humildad; el trono de la misericordia; el imperio de la divina voluntad; el sagrario de las gracias gratuitas; un tesoro inestimable que contiene todas las verdaderas riquezas de la tierra y del cielo; el santuario, la víctima, el sacerdote, el incensario y el altar del divino amor; el centro de la cruz y la aureola del mártir junto con la de los santos doctores y las santas vírgenes; el primer objeto del amor de la Santa Trinidad entre las simples creaturas.



Libro décimo


   Que contiene el cántico sagrado del santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen, con su explicación.
   San Juan Eudes comenta aquí el Magnificat versículo por versículo.


Libro undécimo


   Que contiene las razones y los medios para honrar al santísimo Corazón de la bienaventurada Virgen
   San Juan Eudes desarrolla aquí doce razones: el ejemplo del mismo Dios; el amor incomparable del Corazón de María por su Hijo Jesús; la solicitud de ese Corazón por nuestra salvación; su corredención; el culto de la Iglesia por el Santo Nombre de María; la veneración de la Iglesia por el seno que ha llevado al Salvador del mundo; el hecho de que el Corazón de Nuestra Señora es el templo santísimo de la Trinidad; el hecho de que el Corazón de María es el  depositario de los misterios de la vida de Nuestro Señor (Lc 2, 19 y 51); el hecho de que ese Corazón inocentísimo fue traspasado por nuestros pecados; es también el ejemplar y el modelo de nuestros corazones; es el rey de todos los corazones; está revestido de todas las perfecciones.

   Después San Juan Eudes nos da doce medios para honrar al Corazón de María:

1. ser fiel a las promesas de nuestro bautismo;
2. tener en nuestro corazón los sentimientos propios del Corazón de Nuestra Señora: horror al pecado; desprecio del mundo; desprecio de sí mismo; estima, respeto y amor a todas las cosas de Dios y de su Iglesia; veneración y afecto por la Cruz;
3. imitar las virtudes del Corazón de Nuestra Señora;
4. consagrarse al Corazón de Nuestra Señora;
5. practicar las obras de misericordia para con el prójimo;
6. trabajar por la salvación de las almas;
7. honrar especialmente a los santos que han tenido una devoción especial al amabilísimo Corazón de la Madre de Dios;
8. estudiar cuidadosamente ese Corazón que debe ser la regla de nuestra vida;
9. no tener sino un solo corazón con el Corazón de Nuestra Señora;
10. rendir todos los días algún honor al Corazón real de la soberana Señora del universo;
11. acudir al Corazón de Nuestra Señora en todos nuestros asuntos;
12. celebrar las fiestas de la Virgen María con una devoción absolutamente particular.



Libro duodécimo.


   El divino Corazón de Jesús

   No teniendo el Corazón de Nuestra Señora otro propósito que el de conducirnos al Corazón de Nuestro Señor, San Juan Eudes concluye su obra refiriéndose a este último.

   Este último libro está consagrado en gran parte a explicar ese pensamiento de San Bernardino de Siena, según el cual el Corazón del divino Maestro es una hoguera de amor destinada a abrasar el universo.

   Este libro termina con dos series de meditaciones para la fiesta y la octava del Corazón de Jesús.





Hno. Marie-Dominique O.P
Fuente: Le Sel de la Terre n°53 - año 2005.

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