martes, 19 de mayo de 2020

MES DE MAYO… MES DE MARÍA. DÍA DECIMONOVENO.





   S. S. el Papa Pío VII concedió, el 21de marzo de 1885, y el 18 de junio de 1822, 300 días de indulgencia por cada día a todos los fieles del mundo católico que pública o privadamente honraren en el mes de mayo, a la Virgen Santísima con particulares obsequios, devotas oraciones u otros actos. Indulgencia plenaria por una vez, en el referido mes, en uno de los primeros ocho días de junio el día en que, confesados y comulgados, rogaren al Señor por la Santa Iglesia y demás intenciones de su Santidad.



MODO DE CELEBRAR EL PIADOSO EJERCICIO




Si es posible, se reza la tercera parte del Santo Rosario, con misterios cantados. Después de la Salve.

Por la señal. . .

Acto de contrición. . .


Oración Preparatoria




   Estamos a tus plantas, ¡oh dulce Madre Nuestra! Venimos a admirar tu excelsa dignidad y tus privilegios; a ensalzar tu nombre mil veces bendecido: a estudiar tus virtudes incomparables para alabar a Dios que te llenó de gracias y pedirte tu ayuda misericordiosa a fin de imitarte.

   Queremos recrearnos en tu grandeza, en tu hermosura, regocijarnos en tus bondades, quedar más y más embriagados de tu dulzura y de tu amor.

   Somos indignos de estar en tu presencia; pero eres buena y perdonarás nuestro atrevimiento.

   Si el pecado nos impide llegar hasta tí, aborrecemos el pecado con todo nuestro corazón y lo detestamos con todas nuestras fuerzas.

   Ilumina, purifica, enciende, consuela nuestras almas.

   Tuyas son, te pertenecen, te aclaman y quieren amarte durante toda la eternidad.

   Muéstranos tu vida angelical, tus virtudes, tus excelencias y tus bondades.

   ¡Oh augusta Madre de Dios!, te alabamos, te bendecimos y te glorificamos.

   ¡Oh Madre tierna de los hombres! te suplicamos nos consigas el remedio de todas nuestras necesidades, la gracia santificante y la perseverancia final.

   Queremos vivir sirviéndote, morir amándote y estar en la eternidad cantando en tu comparsa las misericordias del Señor. Amén.








DÍA DIECINUEVE (19 de mayo)




MEDITACIÓN. —MARÍA Y JOSÉ.



Punto Primero.María es verdadera esposa de San José:

a) por voluntad expresa de Dios que así lo quiso;

b) por aceptación de ella que lo amó con predilección virginal. (Breve pausa.)


Punto Segundo. María santificó a José:

a) por las virtudes excelsas de las que le daba ejemplo;

b) por la oración especial que a Dios dirigía en favor de su esposo;

c) por la influencia de sus palabras dulcísimas y de su inmaculada persona. (Breve pausa.)


Punto Tercero.¿No quieres recibir la gracia de Dios por conducto de los santos esposos María y José? ¿Propagas esta devoción? ¿Les sirves de veras con espíritu cristiano? (Breve pausa.)


Fruto. —Tener devoción verdadera a María y a José.


Aspiración.Infunde. ¡oh María! en mi pobre corazón la gracia de la que estuviste llena.





Lectura. La Salve.



   Otro de los elementos del Rosario es la Salve, antífona dulce, tierna, efusiva y evocadora.

  La Salve es un gorjeo cadencioso, probablemente, del ruiseñor de Claraval, San Bernardo, el melifluo jilguero del amor, el hijo apasionado de María, el dichoso mortal que moduló la estrofa más clásica del sentimiento. Pues ese aleluya vigoroso que muere en un quejido de dolor, ese himno letificante que acaba con rimas elegiacas de tórtola herida, con suspiros de cisne que agoniza; esa oración, canto de gloria, voz de proscrito, ruego de niño, plegaria de virgen; esa oración, pictórica de alegrías inefables y de nostálgicas tristezas; era oración hermosa, consoladora, beatífica, susurra rumores de cielo en los labios de quien recita la devoción, reina entre todas, es decir, el Rosario.




ORACIÓN: Ante Ntra. Sra. De Belén y de Loreto






   En Nazaret naciste ¡oh Niña candorosa!, y se deslizaron allí tus primeros años en la inocencia y en el candor. Pero, cuando Dios quiso que fueses Madre de su Hijo Unigénito, te condujo hasta Belén para que en una pobre gruta naciera Jesús, el Mesías, Redentor de los hombres y Señor de los cielos y de la tierra. En Belén lo diste a luz, lo vieron por vez primera tus ojos, lo acariciaron tus manos, lo estrechaste cerca de tu corazón. En recuerdo de esas escenas tus devotos te han llamado Ntra. Sra. de Belén y en esta advocación has dispensado innumerables favores.

   También los has dispensado en tu maravillosa advocación de Loreto: te agrada que tus hijos te honren y se encomienden a tí recordando cómo tu santuario fue trasladado por los ángeles a la privilegiada ciudad que escogiste.

   Madre, mírame con misericordia, oye mis plegarias, alcánzame vivir y morir cumpliendo la santa ley de Dios. Amén.







ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS


  
   Acuérdate ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir, que alguno de los que han acudido a tu protección, implorado tu auxilio y pedido tu socorro, haya sido abandonado. Animado con esta confianza a tí también acudo, ¡oh Virgen de las Vírgenes!, y aunque gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, me atrevo a aparecer ante tu presencia soberana, no deseches mis súplicas, antes bien escúchalas y acógelas benignamente. Amén.



MES DE MARÍA
Por el Pbro. Cantu Corro. (1918).



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