martes, 26 de mayo de 2020

MES DE MAYO… MES DE MARÍA. DÍA VIGECIMOSEXTO





S. S. el Papa Pío VII concedió, el 21de marzo de 1885, y el 18 de junio de 1822, 300 días de indulgencia por cada día a todos los fieles del mundo católico que pública o privadamente honraren en el mes de mayo, a la Virgen Santísima con particulares obsequios, devotas oraciones u otros actos. Indulgencia plenaria por una vez, en el referido mes, en uno de los primeros ocho días de junio el día en que, confesados y comulgados, rogaren al Señor por la Santa Iglesia y demás intenciones de su Santidad.


MODO DE CELEBRAR EL PIADOSO EJERCICIO


Si es posible, se reza la tercera parte del Santo Rosario, con misterios cantados. Después de la Salve.

Por la señal. . .

Acto de contrición. . .


Oración Preparatoria



   Estamos a tus plantas, ¡oh dulce Madre Nuestra! Venimos a admirar tu excelsa dignidad y tus privilegios; a ensalzar tu nombre mil veces bendecido: a estudiar tus virtudes incomparables para alabar a Dios que te llenó de gracias y pedirte tu ayuda misericordiosa a fin de imitarte.

   Queremos recrearnos en tu grandeza, en tu hermosura, regocijarnos en tus bondades, quedar más y más embriagados de tu dulzura y de tu amor.

   Somos indignos de estar en tu presencia; pero eres buena y perdonarás nuestro atrevimiento.

   Si el pecado nos impide llegar hasta tí, aborrecemos el pecado con todo nuestro corazón y lo detestamos con todas nuestras fuerzas.

   Ilumina, purifica, enciende, consuela nuestras almas.

   Tuyas son, te pertenecen, te aclaman y quieren amarte durante toda la eternidad.

   Muéstranos tu vida angelical, tus virtudes, tus excelencias y tus bondades.

   ¡Oh augusta Madre de Dios!, te alabamos, te bendecimos y te glorificamos.

   ¡Oh Madre tierna de los hombres! te suplicamos nos consigas el remedio de todas nuestras necesidades, la gracia santificante y la perseverancia final.

   Queremos vivir sirviéndote, morir amándote y estar en la eternidad cantando en tu comparsa las misericordias del Señor. Amén.








DÍA VEINTISEIS (26 de mayo)


MEDITACIÓN. —MARÍA Y LA NATURALEZA.



Punto Primero.—María es Reina de la naturaleza por ser:


a) la hija predilecta del Creador;


b)  la Madre soberana del Redentor;

 
c)   la dilecta esposa del Glorificado …(Breve pausa.)

 

Punto Segundo. Dios escogió, como símbolos de la hermosura, privilegios y cualidades de la Excelsa Virgen, lo más bello, lo más encantador de la naturaleza: flores, frutos, plantas, aves, nubes, mares, montes, astros, cielos, etc. La Sagrada Escritura está llena de imágenes bellísimas que se aplican a María. La Iglesia hace otro tanto. (Breve pausa.)



 Punto Tercero. ¿Contemplas, admiras y bendices a María como reina de todo lo creado? ¿Si todas las criaturas la ensalzan, por qué tú no lo haces con todo el corazón?



Fruto. —Estar en la presencia de María.


Aspiración. —Reina bellísima, la tierra y el cielo, el hombre y el ángel te glorifican a porfía.



Lectura—La Escala de Jacob.


   Hombres que fueron el oráculo de su siglo, afirman que en el Rosario tiene el cristiano una síntesis de meditación accesible y jugosa.

   Ojalá que, al recitar estas preces, contemplásemos los misterios intercalados; entonces llamaríamos nuestras indiferencias, creceríamos en santidad, seríamos perfectos.

   El Rosario es palanca de sobrenaturales energías, soplo refrigerador, llave del cielo, balsámico timiama, cadena de oro que cuelga desde las crústulas del cielo. El Rosario es la escala de Jacob: por él se ven suspiros que suben y gracias que descienden.

   Es eficaz como la súplica de Moisés contra los amalecitas; dulce y expresivo como el canto de los tres niños en Babilonia; prepotente como la oración de Onías por Heliodoro.



ORACIÓNAl Santuario de Ntra. Sra. del Pueblito (Cerca de Querétaro)




   A raíz de la conquista fuiste, ¡oh Madre mía del Pueblito!, protectora de los indios, consejera de eclesiásticos y consuelo de todos.

   Tu historia es cadena interminable de beneficios. Cada cristiano de los que han tenido la dicha de conocer esta tu sagrada imagen, ha sido un devoto ferviente y un testigo más de tus misericordias.

   Las has conseguido, a torrentes, de Dios en bien de tus hijos predilectos que no se cansan de publicar cuán buena eres.

   Lo has sido y lo seguirás siendo también para mí ¡oh Virgen sacratísima!

   Traigo tristezas en el alma, pesadumbres desoladoras que me hacen gemir.

   Alívialas, clementísima abogada de los pecadores, derrama con mano maternal ungüentos misteriosos en mi lacerado corazón, cicatriza sus heridas y haz que no lata sino a impulsos de honestidad y de pureza.

   Mira mi pobre hogar, mira mi familia que sufre y que te aclama, ¡oh dulce Madre!

   Para mí, para mis parientes y amigos abre los tesoros de tu corazón inmaculado y, como desbordamiento celestial, aniega en ese piélago de dulzura a los que te reconocemos por Madre y nos encomendamos a tu patrocinio.






ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS


  
   Acuérdate ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir, que alguno de los que han acudido a tu protección, implorado tu auxilio y pedido tu socorro, haya sido abandonado. Animado con esta confianza a tí también acudo, ¡oh Virgen de las Vírgenes!, y aunque gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, me atrevo a aparecer ante tu presencia soberana, no deseches mis súplicas, antes bien escúchalas y acógelas benignamente. Amén.







MES DE MARÍA
Por el Pbro. Cantu Corro. (1918).



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