Por la señal, etc.
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia. Nos pesa ¡oh buen Jesús! de haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.
DÍA 4
EL SAGRADO CORAZÓN,
MODELO DE PACIENCIA
I
¿Deseas, corazón mío,
conocer a fondo la inagotable paciencia del Corazón de Jesús? Mírale como se dignó manifestarse a
su devota Santa Margarita, herido por la lanza, coronado de espinas, clavado en
el centro de la cruz. He aquí las insignias del Sagrado Corazón, he aquí su
escudo de armas. Diríase que para eso sólo vino al mundo, para padecer.
¿Y qué padece? Dolores cruelísimos así
en el cuerpo como en el alma. En el cuerpo pobreza, persecución, azotes,
bofetadas, espinas, cruz. En el alma perfidias, ingratitud, tristezas, agonías,
abandono de los suyos. Tal
es la amarga historia de su vida pasible y mortal.
¿Y cómo padece? Callando,
sin soltar la menor queja, sin mostrar iracundo el rostro, sin manifestarse cansado
por tanto sufrir. Aun hoy en este Santísimo Sacramento, si padecer
pudiera, no fuera el sagrario para Él, trono de gloria, sino Calvario de nuevos
e ignorados dolores.
Mira
si no cómo le tratan los hombres. ¡Con qué odios le blasfeman unos! ¡Con qué desprecio le
miran otros! ¡Con qué frialdad y negligencia los más! ¡Con qué tibieza los
mismos que se dicen amigos suyos! ¡Cuán pocos con verdadero amor!
¡Pobre Jesús mío, tan sufrido y tan paciente! Enseñad a mi enfermo corazón el secreto de esta heroica
paciencia.
—Medítese unos minutos.
II
¡Cuánto me
confunde, oh buen Jesús, esta consideración! Vos, inocente, no os
cansáis de padecer por mí; yo criminal, ni un instante me avengo a padecer por
Vos. Insoportable se me hace cualquier pequeña aflicción; la menor de vuestras
espinas, acaba con mi escasa paciencia.
Y, no
obstante, Vos queréis que padezca, y hasta me lo aconseja mi propio interés. Me
habéis colocado en este valle de lágrimas, donde desde la cuna hasta la
sepultura, me acompaña la tribulación. Quiera o no quiera el hombre, es éste su
patrimonio. La salud, la fortuna, las inclemencias del tiempo, la rareza de
nuestro carácter, nos son fuentes perennes de desazones y desabrimientos. Es necesario
sufrir, he aquí la sentencia que desde el nacer traemos escrita sobre la frente.
Sufrir, pues, con paciencia, como Vos, es el único modo de hacer suave y
llevadera esta necesidad.
¡Ah! Sufriré, Dios mío,
sufriré con Vos y por Vos, y como Vos queráis y hasta donde Vos queráis.
Contemplaré vuestro Corazón herido y coronado de espinas, para más alentarme a
sufrir con paciencia las mías. Alzaré los ojos a ese
cielo que ha de ser mi recompensa, para no desfallecer en los presentes
combates. Vos lo habéis dicho, y escrito está. ¡Sólo se va a él por el
camino de la cruz!
¡Feliz quien la abrace con Vos en esta vida,
para recoger con Vos sus dulces frutos en la eternidad!
—Medítese y pídase la gracia
particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN.
Rendido a vuestros pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras
de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo
vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros
y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y
bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y
sirven.
¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y
necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, ¡oh soberano
Maestro!, y necesito de vuestras
divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia. ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo
amparo de los flacos y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no
desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi
miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio
en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y
convidasteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en
vuestro Evangelio: “Venid a Mí, … Aprended de Mí ... Pedid, llamad ...” A las puertas de vuestro Corazón
vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme,
formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha
de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
—Aquí se rezará tres veces el
Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz,
corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa
Margarita María Alacoque.
LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.
Señor, ten
piedad de nosotros.
Cristo, ten
piedad de nosotros.
Señor, ten
piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten
piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten
piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que
eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Hijo
del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre, ten piedad de
nosotros.
Corazón de Jesús, unido
substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de
majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo
santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tabernáculo
del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa
de Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno
ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Santuario
de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno
de amor y bondad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo
de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, dignísimo
de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rey
y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
en quien están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en
quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en
quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de
cuya plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado
de los collados eternos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paciente
y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rico
para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente
de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, propiciación
por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, saciado
de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, despedazado
por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho
obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado
con la lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente
de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra
vida y resurrección, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra
paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima
de los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salud
de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, esperanza
de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia
de todos los Santos, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros,
Señor.
℣.
Jesús, manso y humilde de Corazón.
℟.
Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
ORACIÓN
¡Oh
Jesús, Señor nuestro, que por un nuevo beneficio de tu gracia te has dignado
manifestar a tu Iglesia las riquezas de tu Corazón! haz
que podamos pagar a este divino Corazón amor con amor, y reparar con dignos
desagravios los ultrajes que te ha hecho la ingratitud de los hombres.
Omnipotente y sempiterno Dios, pon los ojos
en el Corazón de tu muy amado Hijo, y en las alabanzas y satisfacciones que te
ha ofrecido a nombre de los pecadores, y aplacado con ellas, perdona a los que
imploran tu misericordia en nombre del mismo Jesucristo, que contigo vive y
reina por los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del
Espíritu Santo. Amén.
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