Origen y significado de la palabra Remedio.
La
palabra Remedio viene del latín: Remedium, que
etimológicamente significa medicina, medio de curar
y sanar, lo que restablece la salud; y en sentido figurado indica cuanto sirve
para las enfermedades del alma. La advocación de Nuestra Señora del
Remedio, conserva y retiene ese doble significado.
Según
el religioso trinitario fr. Bonifacio Porres, la
advocación del Remedio no es unitaria, y pudo comenzar a la vez e
independientemente en diferentes lugares, las cuales coinciden solo en título,
pero en muchos casos narran historias y leyendas propias, como sucedió con
otras advocaciones marianas. Pero cuando se habla de la Patrona de la
Orden Trinitaria y de los lugares a donde tradicionalmente ha llegado esta
devoción por el apostolado de los religiosos de dicha orden o de los fieles o
cofradías relacionadas con ellos, se le puede encontrar ya sea en singular: del Remedio (Como en
Cataluña), en plural: de los Remedios (Algunos lugares de España) o acompañado de adjetivo:
del Buen Remedio (como
en Francia e Italia).
Es
menester aclarar que, en otros lugares, especialmente en España, se han “trinitarizado” muchas imágenes de la Virgen del Remedio (o
de los Remedios), cuyo origen no guarda
relación alguna con la Orden de la Santísima Trinidad.
Los datos propiamente históricos más antiguos que se tienen sobre
éste título son del siglo XV, pero posiblemente el nacimiento del mismo se
ubica un siglo antes. Aunque
existen imágenes del Remedio que iconográficamente pertenecen a los siglos XII
y XIII, no consta que hayan recibido esa denominación en sus orígenes. Es muy
corriente que imágenes antiguas de la Virgen María, sin título especial, lo
recibieran en tiempos más modernos.
Devoción mariana de los
primeros trinitarios.
Desde los años fundacionales de la Orden Trinitaria (1194), la devoción a la
Virgen María ha sido uno de los pilares fundamentales de su espiritualidad. La corta Regla (aprobada en 1198), escrita por san Juan de Mata menciona
dos fiestas especiales para la Iglesia y que los trinitarios celebraban con
particular devoción, a saber: la Asunción y la
Purificación de la Virgen y a partir de 1262 rezaban el oficio votivo de la
Virgen, todos los sábados. En el siglo XV,
encontramos a trinitarios entre los defensores del dogma de la Inmaculada
Concepción, como fr. Robert Gaguin, Ministro General de 1473 al 1501.
Al
parecer ya desde los orígenes de la Orden, como aparece en los ceremoniales, cada mañana se cantaba misa en honor de la Virgen, además
del Oficio ya mencionado, se rezaba el Oficio Parvo de la Virgen. Muy pronto se
fueron añadiendo el rosario, la salve cantada los sábados y vigilias de las
Festividades marianas, las letanías, etc.
El Breviario de la Orden impreso en Valencia en 1519, conmemora
diez fiestas marianas, a saber: Inmaculada Concepción, Expectación, Purificación, Transfixión (Dolores), Anunciación,
Visitación Nieves, Asunción, Natividad y Presentación.
Sin embargo, a pesar de los datos anteriores, no se tienen noticias históricas específicas de la devoción a la Virgen del Remedio en los primeros tiempos de la Orden, pero se sabe que desde muy antiguo los trinitarios han expresado una predilección hacia la misma.
Dos leyendas fruto de la
devoción mariana de los trinitarios del siglo XVI.
Según
una tradición de la Orden, posiblemente producto de la
piedad popular de los trinitarios del siglo XVI y del deseo de comprobar que
desde los orígenes se ha venerado a la Virgen con el título del Remedio; en
un momento en que san Juan de Mata se encontraba haciendo una redención, no podía rescatar a todos los cristianos, pues le hacía
falta dinero. Se encomendó a la Madre de
Dios y ella misma, se le apareció en persona y le entregó una bolsa de monedas
con las que pudo comprar a todos los esclavos y luego darles la libertad en
tierras cristianas.
Una
leyenda más tardía, asegura que fue la misma Virgen
quien le ofreció a san Juan de Mata y a san Feliz de Valois el escapulario de
la Orden de la Santa Trinidad.
Independientemente
de lo subjetivas que puedan llegar a ser estas leyendas, han sido ellas las que han marcado en gran parte la
iconografía de la Virgen del Remedio.
Nuestra
Señora del Remedio
Datos históricos sobre
la devoción a la Virgen del Remedio.
El
dato más antiguo que se ha encontrado se refiere a una
capilla del convento de Jaén, donde se hallaba
fundada una cofradía que se hermanó con otra de Nuestra
Señora de las Virtudes el 4 de febrero de 1482,
y que, desaparecida más tarde, se restableció a fines del siglo XVII.
Los
conventos de Ronda y Valencia fueron fundados en 1504 y 1505 respectivamente, en ermitas dedicadas ya a la Virgen del Remedio o de los
Remedios. El convento de Valencia adquiriría una gran importancia en la
historia de la Orden, al punto que pasó a ser la sede del Provincial de la
Provincia de Aragón.
Antes de 1571 había en la Orden cinco conventos conocidos bajo el
título de Nuestra Señora del Remedio o de los Remedios, tres de los cuales
fueron fundados en ermitas ya dedicadas a esta advocación: Valencia, Ronda y
Fuensanta, y los otros (Cuenca y la Rambla) cambiaron su precedente título por el del Remedio. Existían también una capilla en
Salamanca y otra en Barcelona y cofradías en Jaén, Sagunto y Zaragoza, que
llevaban el título.
La Virgen del Remedio y
la batalla de Lepanto.
En muchos santuarios y varias advocaciones fue invocada la Virgen
María para que intercediese ante Dios en favor de la Cristiandad amenazada por
los turcos, la más popular de todas es la de Nuestra Señora del Rosario, cuya
celebración es el 7 de octubre. Obviamente
los trinitarios valencianos y sus amigos y bienhechores, se encomendaron a su
patrona: la Virgen del Remedio.
Por el Nombre de María
del Remedio, recuerdo de la Victoria de los cristianos sobre los trucos en
Lepanto.
Don Juan de Austria, general de las tropas cristianas, el día 7
de octubre de 1571, momentos antes de dar la batalla a los turcos en el golfo
de Lepanto, y por indicación de Miguel de Moncada, virrey de Valencia y patrón
del convento trinitario, invocó a la Virgen del Remedio. Al obtener la victoria, agradeció a
la Virgen, donando 200 doblas de oros y una riquísima aljuba turca al convento
de los trinitarios. El papa Gregorio XIII el 3 de
septiembre de 1575, concedió a esa iglesia la celebración para el 7 de octubre.
Los Trinitarios de
Aragón “Apóstoles de la Virgen del Remedio”
Después de la victoria de Lepanto, se aumentó el entusiasmo por
la advocación del Remedio. En
acción de gracias por ella, se erigieron cofradías en Valencia (1572) y Palma
de Mayorca (en 1574), ciudades que pertenecían a la corona de Aragón y por ende
a la provincia trinitaria del mismo nombre. Por influencia, especialmente del
convento de Valencia, se fueron multiplicando las capillas y cofradías en las
iglesias de la Orden.
Gracias
a la labor de los
Con
el tiempo, la devoción se afianzó y tomó cuerpo en la Orden. Desde 1620, a la
cofradía que normalmente se llamaba de la SS. Trinidad se le añadió: y del Buen Remedio. Comienzan
a redactarse devocionales, manuales, novenas e historias de la advocación,
apoyados por personajes ilustres de la Orden como fr. Bernardino de San
Antonio fr. Pablo Aznar y fr. Domingo
López, quienes poco a poco dan paso a las “tradiciones” sobre el culto
primitivo de la Virgen del Remedio. Es en este contexto donde nacen las
leyendas sobre la aparición de la Virgen a san Juan y san Felix.
En
el capítulo general de Roma del 18 de mayo de 1688, el nuevo ministro general
fr. Antonio Pegueroles (hasta entonces provincial de Aragón), definió a la Virgen del Remedio como Patrona de la Orden
Trinitaria. A su vez se convirtió en patrona de
la Provincia de Aragón.
Con
fecha del 12 de julio de 1727, alcanzaron los trinitarios calzados de la S.
Congregación de Ritos, facultad para rezar el oficio de Nuestra Señora de las
Nieves en honor de la Virgen del Remedio el segundo domingo de octubre. Aunque
por un pleito con los Mercedarios, se revocó el documento que daba tal
autorización, los trinitarios siguieron celebrando la fiesta en sus conventos,
de manera particular el 7 o el segundo domingo de octubre.
Los trinitarios se encargaron de transmitir la devoción fuera de
los propios conventos, e implantaron su culto en muchos lugares, por medio de
la cofradía de la SS. Trinidad y de la Virgen del Buen Remedio, llegándose a
venerar en Bélgica, Aragón, Italia, Andalucía, Castilla y Francia.
Nuestra
Señora de Gracia,
Los Trinitarios
descalzos y la Virgen del Remedio.
Recordemos
que, a partir de 1599, la historia de la Orden se
divide entre los trinitarios de la antigua observancia (calzados) y los
trinitarios descalzos (de san Juan Bautista de
la Concepción en España). Los trinitarios
descalzos veneraban a Nuestra Señora de Gracia,
en vez de la
Virgen del Remedio, que se había popularizado entre los calzados.
Cuando
se unieron a los descalzos españoles, los conventos de Livorno y Turín, en
Italia, y el Foucon en Francia, pertenecientes hasta entonces a los descalzos
franceses, se encargaron de transmitir al resto de los conventos descalzos (en
Italia) el culto de la Virgen del Remedio que ellos ya veneraban
fervorosamente, anteponiéndole el adjetivo Buen (hacia el siglo XVII).
Con la restauración de la Orden en Italia, se va tomando como
cosa propia esta devoción a la virgen del Remedio, especialmente a partir de
1920. En España
curiosamente comenzó un proceso de fusión entre las dos advocaciones,
llamándola indistintamente, Nuestra Señora de
Gracia y del Remedio.
Patrona de la Orden de
la Santa Trinidad junto con santa Inés.
Luego
de tanto esfuerzo por conseguir su patrocinio de la Sede Apostólica, Nuestra Señora del Remedio ha sido declarada Patrona
Principal de la Orden, junto con Santa Inés, virgen y mártir, por el papa Juan
XXIII en 1961, accediendo a una petición que había hecho el Capítulo General de
1959.
En
la actualidad los trinitarios celebramos la Fiesta
de Nuestra Señora del Remedio con rango de Solemnidad el día 8 de octubre y
el No 52 de nuestras Constituciones dice ...honren a la Virgen María con
afecto filial y con verdadera devoción, fomenten su culto, venerándola, según
una antiquísima tradición de la Orden, bajo el título de bienaventurada Virgen
María del Buen Remedio, Patrona principal de nuestra Orden, rezando el rosario
mariano y celebrando la misa votiva y la Liturgia de las Horas el sábado, según
las rúbricas.
Finalmente, las representaciones más comunes (existiendo muchas y
variadas) de la Virgen del Remedio son aquellas en las que se encuentra
vestida con el hábito trinitario, con una de sus manos sostiene una bolsa de
monedas, mientras con la otra carga al Niño quien tiene en sus manos el
escapulario trinitario. Si la imagen se representa sin el niño, suele ser la Virgen quien
lleva los escapularios.
Fuente:
meditacionestrinitarias.blogspot.com.es
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