sábado, 7 de diciembre de 2024

MEDITACION: SOBRE LA PREPARACION PARA LA FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCION DE LA VIRGEN MARÍA.

 


 

PUNTO PRIMERO.

 

 

   Considera que las mayores festividades han sido establecidas por la Iglesia para procurar los más grandes favores del cielo a todos sus hijos; pero estas gracias abundantes piden las disposiciones necesarias en los fieles, sin lo cual estas fuentes de bendiciones se secan respecto de aquellos a quienes faltan las necesarias disposiciones. La cena de aquel gran señor de que habla el Evangelio estaba dispuesta para muchas gentes, que fueron privadas de ella por no haber querido negarse a sus placeres, a sus intereses particulares, a mil cuidados inútiles, a mil embarazos del todo mundanos. Entre los mismos que asistieron al convite, fue severamente castigado aquel que se halló sin las disposiciones con que debía asistir. Todas las fiestas que celebra la Iglesia son una especie de banquete, por decirlo así, a que Dios nos convida. ¿Y no se encuentran personas que se dispensan de asistir a él por razones tan poco cristianas, tan frívolas como las de los convidados al banquete?

 

   Un día de campo, negocios de interés; porque, en fin, quién no sabe que todo esto se guarda para los días de fiesta? Compré cinco yugadas de bueyes: negocios domésticos; me he casado, y por eso no puedo asistir. ¿Cómo se santifican los días de fiesta el día de hoy? ¿Por ventura son días de negocios, de indevoción, de diversiones, do pasatiempos? ¿Con qué disposiciones se celebran? ¿Qué preparaciones se hacen la vigilia de las grandes festividades? Para una fiesta mundana, para una fiesta profana se disponen muchos días antes; pero tratándose de una fiesta de religión, quién hay que piense en ella ya desde la vigilia? ¿por ventura se piensa en ella aun el mismo día? ¿Debemos admirarnos de que estos días consagrados, de que estos días de bendición, sean unos manantiales tan estériles? La Iglesia en estos santos días ¿no franquea sus tesoros? Y los santos, cuya memoria se celebra, cuyas virtudes se ensalzan, cuya intercesión, cuyo poder se implora, emplean todo el favor que gozan con Dios para derramar sobre nosotros todos los tesoros de su misericordia. ¿Qué gracias no reciben entonces los que asisten al banquete con el vestido de boda, los que se encuentran con santas disposiciones, los que se han preparado desde la vigilia para la solemnidad? ¡Cuánto nos daña, Dios mío, nuestra insolencia, nuestra poca vigilancia y nuestra poca devoción!

 


 

PUNTO SEGUNDO.

 

   Considera que hay pocas fiestas entre año que nos deban interesar más, y que nos puedan ser más útiles que la de mañana. Como la Virgen santísima mira la gracia, el privilegio, la insigne prerrogativa de su Inmaculada Concepción como el más insigne favor que ha recibido de Dios; no puede dejar de mirar con el mayor agrado la fiesta solemne que la Iglesia le celebra: discurre, pues, con qué complacencia, con qué benevolencia, con qué gusto mirará a los que procuran celebrar esta fiesta con devoción, con fervor, con solemnidad. ¡Con qué gozo se celebra el dia del nacimiento de un monarca! ¡qué magnificencia en los vestidos, qué alabanzas en los cumplimientos! pero ¡qué benevolencia, qué liberalidad en el monarca! La fiesta de la Inmaculada Concepción de la santísima Virgen la honra más, le es más agradable que la de su santa natividad. ¡Con qué alegría, pues, verá las acciones de gracias que sus hijos dan al Señor por un privilegio tan singular! ¡con qué complacencia escuchará las súplicas que se le hacen! ¡con qué liberalidad derramará entonces los tesoros de las misericordias del Señor, de las que es la dispensadora! Considera cuánto importa celebrar esta gran fiesta con devoción, con fervor, con magnificencia. Pero considera igualmente cuán importante es el prepararse para ella. Si alguna excusa frívola nos impidiera en este dia hacer nuestros obsequios de religión a, la santísima Virgen; si nos faltara el celo, el fervor y una santa impaciencia para mostrar a nuestra amada Madre la parte que tomamos en su gloria; si careciéramos del vestido de boda en un dia tan solemne, si no distinguiéramos este día de todos los otros por una devoción particular, qué pérdida no sería todo esto para nosotros? Estemos persuadidos de que no podremos dar mayor gusto a la Madre de Dios, que honrando con un culto particular y con la más tierna devoción su Inmaculada Concepción, y la gracia singular que recibió en aquel primer instante.

 

 

   Alcanzadme, o Virgen santísima, esta tierna devoción, para que os dé pruebas de mi amor, de mi respeto, de mi celo y de mi veneración: desde hoy en adelante procuraré disponerme como es razón para esta grande festividad; haced por vuestra intercesión que sea eficaz esta preparación.

 


JACULATORIAS.

 

 

   Hacedme ver en este día, Virgen santísima, que sois mi madre; alcanzadme de vuestro Hijo que oiga las súplicas que le hago.

 

 

No ceso, Señor, de implorar vuestra misericordia, ni cesaré de pediros que me miréis con rostro propicio, especialmente en este día. (Sal. 26)

 

 



PROPOSITOS.

 

1. Puesto que el fruto que podemos esperar de las mayores solemnidades depende de las disposiciones con que las celebramos, procura prepararte desde este día para la fiesta de la inmaculada Concepción de la santísima Virgen. Se viene a los ojos que la primera disposición necesaria es un corazón puro: aplícate, pues, desde hoy a tener esta pureza por medio de una confesión más exacta y más perfecta que las regulares. Hermosea tu alma, por decirlo así, con algunas buenas obras, con alguna limosna, que darás con intención de prepararte para la fiesta de mañana y como empieza desde las primeras vísperas de esta tarde, procura asistir a ellas; y si no puedes, suple este defecto con el recogimiento interior, el que puedes observar en medio del tumulto de tus empleos; pero haz cuanto puedas por pasar algún rato en oración esta tarde en la iglesia.

 

2. Procura exhortar a tus hijos, a tus criados, a tus inferiores a celebrar la fiesta de la inmaculada Concepción con toda la devoción posible, haciéndoles conocer las grandes utilidades de esta devoción. Procura, sobre todo, disponer tan bien todos tus negocios, y tomar tan bien tus medidas para mañana; que no haya nada que te ocupe o distraiga. Es una santa preparación la de ayunar la vigilia de todas las fiestas de la santísima Virgen; pero singularmente esta. Sé diligente en levantarte mañana temprano, aún más de lo ordinario; y haz que todo el día se pase devotamente.

 

 

 

AÑO CRISTIANO.


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