sábado, 13 de mayo de 2017

COMO SE CELEBRABA, EL DÍA, 13 EN HONOR DE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA





“He venido a pediros que vengáis a este lugar el día 13.” (Palabra  de la Virgen María a los tres pastorcitos).


     En Cova de Iria se conmemoraba así:


     “No hay en el mundo ningún espectáculo comparable  al que presenta la Cova de Iria (Portugal) el día 13 de cada mes, principalmente en mayo y octubre.  Todos los caminos y senderos que allí conducen se convierten en otros tantos ríos, por los que fluyen  oleadas vivientes. La mayoría camina a píe. Las mujeres con la cesta de las provisiones en la cabeza. La primera visita  es para la capillita, lugar donde se halla el arbusto en el que posó la blanca Señora. Muchas personas dan vueltas de rodillas a la capilla. Algunas dejan huella de sangre. Se come donde se puede. Y para dormir lo mismo. La mayor parte a la intemperie.







     Se comienza en el atardecer del día 12 con la procesión de las antorchas. Un sacerdote dirige por el micrófono algunos cantos, plegarias y aclamaciones, mientras se desgranan las cuentas del Rosario. Se expone a continuación el Santísimo Sacramento. Sigue la adoración nocturna toda la noche. Los hombres forman colas ante los confesionarios. Se celebran un sinnúmero de Misas al amanecer. Se comulga en ellas. Muchos sacerdotes tienen que dedicarse a administrar la Eucaristía.







     Después del desayuno comienzan los preparativos para la procesión con la Blanca Señora sobre floridas andas, en las que viene a descansar casi siempre una blanca palomita. Esta procesión tiene lugar al mediodía, la hora en que la Virgen se apareció a los pastorcitos. Todas las veces se predica. En el atrio acomodan a los enfermos, que después de la procesión son bendecidos uno por uno con el Santísimo. Acontecen entonces los milagros. Los enfermos han sido antes y después examinados por los médicos especialistas, para evitar engaños.

     En la despedida de la Santísima Virgen se agitan pañuelos, se canta, se ora en alta voz, y lloran mujeres, hombres, sacerdotes y obispos.





     La lluvia es el fenómeno curioso que acompaña estas ceremonias. En las peregrinaciones nadie se pone enfermo, lo que parece un milagro continuado.



     La superviviente de los pastorcillos lo celebraba así:


     “Se llama Sor Lucía del Inmaculado Corazón de María. Vive en el Convento carmelitano de Coimbra (Portugal). Conmemora desde allí las apariciones del día 13. Se traslada en espíritu la víspera a Cova de Iria. Allí se postra entre la muchedumbre de los fieles peregrinos y devotos, y reza por todas las necesidades de los hombres. Hace la Hora Santa pasando la noche de rodillas. Al alba, oye la primera Misa pensando en Fátima; y comulga como unida a los que allí están.






     Al rezar por la tarde el Rosario con la comunidad se imagina hallarse en Cova de Iria. Recorre mentalmente el paisaje recogiendo flores para su Madre Celestial; y le parece estar oyendo el dulce  acento de la celeste voz. Escucha los cantos de la muchedumbre y asiste a la procesión y presentación de los enfermos. Ve pasar el Santísimo en medio de ellos, y le pide su bendición.



    

Al anochecer del día 13, su espíritu se enfrasca nuevamente en sus tareas cotidianas.”    




Padre Celso Mejido Díaz

Misionero del Sagrado Corazón






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