martes, 2 de mayo de 2017

LOS QUINCE MINUTOS DE MEDITACIÓN SOBRE LOS MISTERIOS DEL ROSARIO



La meditación es una forma de oración poco usual entre los laicos. Nuestra Señora de Fátima la ha pedido, probablemente, para que se aprenda a rezar el Rosario meditándolo.

¿Qué es una meditación? Para los que han hecho un retiro de San Ignacio, esto ya no constituye una novedad. La meditación es una oración mental, silenciosa, sin palabras prescritas, por la cual el alma se pone en comunicación directa con Dios, hablando con Él de corazón a Corazón. Es un contemplar, reflexionar y saborear los misterios de la Fe y los acontecimientos vinculados a nuestra Redención, y esto, poniéndose mentalmente en presencia de Dios recordando que Él nos ve, nos oye e incluso lee todos nuestros pensamientos.


He aquí lo que Sor Lucía misma dice acerca de la meditación pedida por la Santísima Virgen.


“Los quince minutos de meditación es lo que, paréceme, podría causarle alguna dificultad. Sin embargo, es muy fácil. ¿A quién le es imposible pensar en los misterios del Rosario, en la Anunciación del Ángel, en María y en la humildad de nuestra querida Madre, quien, viéndose exaltada de tal manera se llama a sí misma la esclava del Señor; en la Pasión de Jesús, que tanto ha sufrido por amor a nosotros, y en Nuestra Santísima Madre junto a Jesús en el Calvario? ¿Quién no puede pasar quince minutos con estos santos pensamientos junto a la más tierna de las madres?”

“He aquí mi manera de hacer la meditación sobre los misterios del Rosario los primeros sábados:


-Primer misterio: la Anunciación del Ángel a Nuestra Señora.


Primer paso: representarme, ver y oír al Ángel saludar a Nuestra Señora con las palabras: “Dios te salve María, llena eres de gracia”.

Segundo paso: pido a Nuestra Señora que infunda en mi alma un profundo sentimiento de humildad.

Primer punto: meditaré la manera en que el Cielo proclama que la Santísima Virgen es llena de gracia, bendita entre todas las mujeres y destinada a ser la Madre de Dios.
Segundo punto: la humildad de Nuestra Señora reconociéndose y llamándose la sierva del Señor.
Tercer punto: cómo debo imitar a Nuestra Señora en su humildad, cuáles son las faltas de orgullo y soberbia por las cuales suelo disgustar más a menudo a Nuestro Señor y cuáles los medios que debo emplear para evitarlos, etc.



EL SEGUNDO MES, hago la meditación sobre el segundo misterio gozoso.



EL TERCERO, sobre el tercero (misterio), y así sucesivamente, siguiendo el mismo método para meditar. Cuando he concluido estos cinco primeros sábados, comienzo otros cinco y medito los misterios dolorosos, luego los gloriosos y, cuando los he terminado, vuelvo a comenzar los gozosos.”

Aunque la Madre de Dios, en su gran aparición de Pontevedra, pidió que se meditara sobre los quince misterios, no debe entenderse por esto que se deba meditar cada sábado sobre los quince misterios completos del Salterio, sino que basta con elegir un ciclo de cinco, por ejemplo los cinco misterios dolorosos, o aun, como lo hace Sor Lucía, con meditar sobre un solo misterio cada sábado.






EJEMPLO DE COMO PODEMOS REALIZAR LA MEDITACIÓN PEDIDA POR NUESTRA SEÑORA LOS PRIMEROS SÁBADOS DEL MES



ORACIÓN PREPARATORIA



     Oh Maria, quiero ahora corresponder a vuestro fervoroso deseo y acompañaros durante quince minutos meditando sobre los misterios del Santo Rosario. Con ello quiero consolaros procurando quitar las punzantes espinas que rodean vuestro Inmaculado Corazón y aliviarlas heridas que os han infligido. Acordándome de la presencia de Dios y frente a vos, quiero meditar hoy los misterios de dolor.



MEDITACIÓN



     PRIMER MISTERIO DOLOROSO: La Agonía de Nuestro Señor en el Huerto de Getsemaní. Era de noche cuando Nuestro Señor, acompañado de sus Apóstoles, subió al monte de los Olivos pasando entre los viejos troncos de los árboles. Y tomando a Pedro y a los hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y angustiarse.


Entonces les dijo: —Triste está mi alma hasta la muerte; quedaos aquí y velado conmigo.

Y adelantándose un poco, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: —Padre mío, si es posible, pase de mí este cáliz; sin embargo, no se haga como yo quiero, sino como quieras Tú.

Y, viniendo hasta los discípulos, los encontró dormidos. Y dijo a Pedro: — ¿De modo que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad para que no accedáis a la tentación; el espíritu está pronto pero la carne es débil.

     En estos momentos Nuestro Señor se llenó de tanta angustia pensando en la amarga Pasión que le esperaba, que sudo gruesas gotas de sangre.

     Los Apóstoles, sin embargo, en vez de velar con su Divino Maestro, lo abandonaron dejándose vencer por el sueño. Así, para consolar a su Hijo Unigénito, el Padre Celestial tuvo que enviarle un ángel que lo confortó presentándole un Cáliz.





     Oh buen Jesús, al menos yo quiero acompañarte y consolarte agradeciéndote todo lo que Tú has sufrido por Mí. Quiero ofrecer al Padre Celestial estas gotas de sangre que sudaste en tu Agonía para ayudar así a mi Madre Celestial a salvar las almas de los pobres pecadores y a fin de que no las hayas vertido en vano.
     Oh buen Jesús, muchas almas están ya tan endurecidas que no se dejan más enternecer por tu Preciosísima Sangre. Por ello, quiero ofrecer las lágrimas de tu queridísima Madre para que, al menos de este modo, la rígida corteza de estos corazones se ablande y así se abran nuevamente a tu Divina Gracia.



SEGUNDO MISTERIO DOLOROSO:…(Como materia para la meditación puede recurrirse a la lectura de los pasajes del Evangelio).


     Si nuestra meditación, ya que no estamos acostumbrados a esta manera de orar, resultara árida, acordémonos que María, como bondadosa Madre, mira en primer lugar nuestra voluntad y no el resultado de nuestra meditación.


     Esta práctica puede llevarse a cabo no solamente en privado, sino también de modo público en la iglesia, con la meditación dirigida por un sacerdote. ¡Cuántas gracias se podrían atraer del Cielo para la salvación de las almas si los sacerdotes divulgaran esta devoción y ayudaran a sus fieles a hacer la meditación!






    “JESÚS QUIERE ESTABLECER EN EL MUNDO LA DEVOCIÓN A MI INMACULADO CORAZÓN. A QUIEN LA ABRACE PROMETO LA SALVACIÓN, Y SERÁN QUERIDAS DE DIOS ESTAS ALMAS COMO FLORES PUESTAS POR MÍ PARA ADORNAR SU TRONO”.



“FÁTIMA ROMA MOSCÚ”



Padre Gérard Mura

  

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