“No se aparte María de tu boca,
No se aparte de tu corazón; y para
Conseguir la ayuda de su intercesión,
No te desvíes de los ejemplos de su
Virtud. Si la sigues, no te extravías;
Si la ruegas, no desesperas; si en
Ella piensas, no te pierdas. Si Ella
Te tiene de su mano, no caes; Si Ella
Te protege, nada temas; si Ella te
Guía, no te fatigas; si Ella te
Ampara, llegas al puerto…”
(San Bernardo).
DÍA
QUINTO (8 de mayo)
Por la señal… +
Acto de contrición…
ORACIÓN
PREPARATORIA
(Para
todos los días)
Santa maría, Reina de los cielos, Madre de
Nuestro Señor Jesucristo y de la Iglesia, mírame a tus pies humildemente
postrado, contemplándote como arco iris de paz, de bondad y de misericordia.
Acudo a suplicarte protección, porque sé que nadie se libra de males, ni
consigue salvación, ni logra gracia alguna, a no ser por tu poderosa
intercesión.
Concédeme, oh Madre de piedad, aquellas
interiores disposiciones que inculcaste a los tres niños pastorcitos por medio
del Ángel de la Paz. Unido a ellos, quiero hacerte esta novena para obtener la
solución favorable en los conflictos que me afligen (o para darte las más
rendidas gracias por los beneficios alcanzados).
Por
eso quiero también con ellos y con el Ángel repetir fervorosamente:
“Oh Dios mío, creo,
adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no
esperan y no os aman”.
“Santísima Trinidad,
Padre e Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco, con adoración profunda, el
preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes que
se os infieren”.
“Por los méritos
infinitos de tu Sagrado Corazón y por la intercesión del Corazón Inmaculado de
María, os pido la conversión de los pecadores”, y
las gracias que solicito en esta novena. Así sea.
LA
VIRGEN MARÍA PIDE VIDA DE PENITENCIA
CONSIDERACIÓN.
—En consecuencia con el Antiguo y Nuevo Testamento, así como con la hagiografía
cristiana, la Santísima Virgen pide en Fátima penitencia para estos tiempos de
placeres y de libertades excesivas. La vida de Jesús fue cruz y martirio, y tema de su
predilección aquella advertencia: “Si no haces penitencia, todos por igual
pereceréis”. La vida de la Virgen
está entreverada de gozos y dolores, de aquella misteriosa espada que
atravesara su Corazón. De ahí que aparezca en la Salette lamentando la
violación de las leyes del ayuno y abstinencia, y en Lourdes, haciendo comer
yerbín amargo a Bernardita y reclamando la necesidad de la penitencia.
Los tres niños videntes de Fátima comprendieron enseguida
la necesidad de la vida mortificada, al contemplar el rostro dolorido de la
Señora que se les aparecía.
Cumplirán ante todo sus obligaciones, con
su deber. Guardarán el secreto que la Virgen les confiara. Dirán siempre la
verdad. Se resignarán en las persecuciones y enfermedades. Darán sus meriendas
a los pobres, hasta a las ovejas. Comerán bellotas amargas. Sujetarán su cuerpo
con una soga como cilicio. Todo para reparar propios y ajenos pecados.
Dos
puertas tiene el paraíso: la inocencia y la penitencia. Habiendo perdido la mayoría de los hombres la
primera, no le queda otra solución que
emprender la senda de la expiación y de la mortificación, considerada por los
santos como termómetro de la perfección.
El jardín debe estar
amurallado; el campo, encerrado por alambres de púas; el lirio, circundado de
espinas; el cofre, asegurado con doble llave; y el redil, vigilado por fieles
pastores.
¡Cuánto más precisan ser custodiados los imponderables
tesoros de la gracia, de que son portadoras
nuestras almas, y que llevamos en los frágiles y quebradizos vasos de
barro, que son nuestros cuerpos, siempre expuestos a los peligros, a las
debilidades, a las miserias y a las cobardías!
Nuestras fatigas, mortificaciones y
trabajos, por pequeños que sean, si los soportamos bien, se convertirán en
flores y piedras preciosas, que adornarán nuestras cabezas en la vida eterna.
¿Has comenzado tú por
cumplir con todos los mandamientos de la Ley de Dios, con los preceptos de la
Iglesia Católica? ¿Haces las obras de misericordia, espirituales y corporales?
¿Añades algo más de supererogación?...
MEDITA.
— Pide esa vida penitente.
EJEMPLO
—
Rufina Manzanares Zarco, niña de 12
años, natural de Madrid, calle Sagasta n° 22, hacía dos años sufría ataques
epilépticos que duraban hasta cinco horas. Padecía además enfermedades
desconocidas. Tenía días con 14 ataques. Se le retorcían brazos y piernas.
Entre varios hombres no la podían sujetar. El 30 de mayo de 1949, en la plaza
de la Armería de Madrid, se honraba a Nuestra Señora de Fátima. Allí piden
madre e hija la curación. La Virgen Blanca y Peregrina les hizo la gracia.
Nunca más fue atormentada Rufina por las frenéticas convulsiones, que le
hacían perder el conocimiento. La fe
ardiente en el poder de la oración, hecha con alma limpia y arrepentida, llega
al trono de Dios, y más, cuando se pone por intercesora a Nuestra Señora de
Fátima.
ORACIÓN FINAL
Oh dulcísima Reina del mundo, Madre de
Dios y nuestra, que, al aparecerte con rostro dolorido a los tres niños
pastorcitos, nos has pedido la fiel observancia de los mandamientos divinos, el
rezo cotidiano del Rosario, la reparación y la consagración a tu Inmaculado
Corazón, a fin de conseguir la ansiada paz mundial; impulsado por el filial
anhelo de complacerte, acudo a prometerte la real correspondencia a tus deseos
y a implorar que protejas al Papa, a los obispos, a los sacerdotes, a los
religiosos y demás fieles cristianos. Orienta, bondadosa Reina de la paz, a los
gobernantes; convierte a los pecadores y paganos; consuela a los afligidos y
perseguidos. Cura, oh Virgen de las fuentes milagrosas, a los enfermos; asiste
a los agonizantes y alivia a las almas del Purgatorio. Te ruego, en fin, oh
Blanca y Peregrina Señora del Rosario, por todas mis necesidades… (Pida cada uno la gracia que desea
alcanzar).
Yo, confiado en tu omnipotencia
suplicante, me abandono en tus amorosos brazos. Recíbeme, como hijo, en tu
maternal regazo. Y no me desampares en la vida ni en la muerte.
Así sea.
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, REINA DE LA PAZ,
RUEGA
POR NOSOTROS.
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, REINA DEL ROSARIO,
RUEGA
POR NOSOTROS.
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, SALUD DE LOS ENFERMOS,
RUEGA POR NOSOTROS.
NUESTRA SEÑORA DE
FÁTIMA, CONSUELO DE LOS DESAMPARADOS, RUEGA
POR NOSOTROS.
¡OH DULCE CORAZÓN DE
MARÍA, SED LA SALVACIÓN DEL ALMA MÍA!
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