“No se aparte María de tu boca,
No se aparte de tu corazón; y para
Conseguir la ayuda de su intercesión,
No te desvíes de los ejemplos de su
Virtud. Si la sigues, no te extravías;
Si la ruegas, no desesperas; si en
Ella piensas, no te pierdas. Si Ella
Te tiene de su mano, no caes; Si Ella
Te protege, nada temas; si Ella te
Guía, no te fatigas; si Ella te
Ampara, llegas al puerto…”
(San Bernardo).
DÍA SÉPTIMO (10 de mayo)
Por
la señal… +
Acto
de contrición…
ORACIÓN
PREPARATORIA
(Para
todos los días)
Santa maría, Reina de los cielos, Madre de
Nuestro Señor Jesucristo y de la Iglesia, mírame a tus pies humildemente
postrado, contemplándote como arco iris de paz, de bondad y de misericordia.
Acudo a suplicarte protección, porque sé que nadie se libra de males, ni
consigue salvación, ni logra gracia alguna, a no ser por tu poderosa
intercesión.
Concédeme, oh Madre de piedad, aquellas
interiores disposiciones que inculcaste a los tres niños pastorcitos por medio
del Ángel de la Paz. Unido a ellos, quiero hacerte esta novena para obtener la
solución favorable en los conflictos que me afligen (o para darte las más
rendidas gracias por los beneficios alcanzados).
Por eso quiero también con ellos y con el
Ángel repetir fervorosamente:
“Oh Dios mío, creo,
adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no
esperan y no os aman”.
“Santísima Trinidad,
Padre e Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco, con adoración profunda, el
preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes que
se os infieren”.
“Por los méritos
infinitos de tu Sagrado Corazón y por la intercesión del Corazón Inmaculado de
María, os pido la conversión de los pecadores”,
y las gracias que solicito en esta novena. Así sea.
LA VIRGEN MARÍA PIDE VIDA DE APOSTOLADO
CONSIDERACIÓN.
— La práctica del apostolado pertenece a la esencia del cristianismo. Jesús,
por salvar a los hombres, baja del cielo a la tierra, nace en destartalado
portal, vive en pobre taller y recorre humildemente aldeas, villas y ciudades,
predicando el Reino de Dios. Consuela a las almas, cura a los enfermos y
resucita a los muertos. Por la humanidad entera sufre toda clase de ignominias,
y muere en la cruz perdonando a todos sus enemigos…
A los Apóstoles les encarga que vayan por
todas las naciones y que hagan otro tanto.
La Madre de Jesús y nuestra, participó de
ese mismo espíritu evangélico. Las distintas apariciones a través de veinte
siglos, lo confirman.
Pero en Fátima aparece como la MISIONERA por excelencia, que insiste y
habla con más claridad, al pedir sacrificios
para reparar tantos pecados con que se ofenden a su Divina Majestad, y
para conseguir la conversión de los pecadores. Y así suplica que “que se ore por los que no oran”, que “se hagan penitencia por aquellos que no lo hacen”.
Ruega que se
ore por el Papa, los sacerdotes, los religiosos y los gobiernos.
Pide la delicadeza en el trato con el
prójimo, disculpar defectos, olvidar agravios, saludar a todos con la sonrisa y
ejercer la servicialidad.
Ello exige sacrificios de dinero, tiempo y
salud. Hay que hacerlos.
No
te olvides en tus plegarias de rogar por las misiones. Piensa con
frecuencia en los abnegados misioneros, que abandonando su patria y sus seres
queridos, únicamente por amor a Jesús y a las almas, se han lanzado a la
conquista de los infieles, para conducirlos al redil de Cristo.
La Virgen también quiere que la Confesión y la Comunión
reparadora de los primeros sábados de mes tengan ese sentido de conquista
espiritual:
“Vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón
Inmaculado y la Comunión reparadora de los primeros sábados. Si mis peticiones
son atendidas, Rusia se convertirá y habrá paz; de lo contrario, ésta propagará
sus errores por todo el mundo, promoviendo guerras y persecuciones contra la
Iglesia; muchas personas buenas serán martirizadas, el Padre Santo sufrirá
mucho, y muchas naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón
triunfará. El Padre Santo consagrará Rusia a mi Inmaculado Corazón; Rusia se
convertirá y habrá en el mundo un período de paz.”
MEDITA.
— Pide el
llevar vida de celo, de
servicialidad y de apostolado.
EJEMPLO
—
Sor
Mercedes, religiosa escolapia de Carabanchel Alto.
Era el 30 de mayo de 1949. En la plaza de la Armería de Madrid se realizaban
los homenajes a la Virgen Blanca y Peregrina de Fátima. La mencionada religiosa
hacia 10 años que estaba paralítica. Ruega que la lleven ante la Virgen de
Fátima. Se sintió allí tan mal que suplica le administren la Santa Unción.
Minutos después comienza derramar sangre. Inconscientemente empieza a moverse.
Se incorpora. Se acerca al altar para dar gracias. Acaricia y besa las palomas.
Todo lo hizo descalza y envuelta en una manta. Pesaba 30 kilos. En el curso de
la enfermedad por tres veces había recibido la Santa Unción. Los males y
achaques no volvieron a producírseles. La fe y confianza de la buena religiosa obtuvieron del
poder de la Virgen el milagro.
ORACIÓN
FINAL
Oh dulcísima Reina del mundo, Madre de
Dios y nuestra, que, al aparecerte con rostro dolorido a los tres niños
pastorcitos, nos has pedido la fiel observancia de los mandamientos divinos, el
rezo cotidiano del Rosario, la reparación y la consagración a tu Inmaculado
Corazón, a fin de conseguir la ansiada paz mundial; impulsado por el filial
anhelo de complacerte, acudo a prometerte la real correspondencia a tus deseos
y a implorar que protejas al Papa, a los obispos, a los sacerdotes, a los
religiosos y demás fieles cristianos. Orienta, bondadosa Reina de la paz, a los
gobernantes; convierte a los pecadores y paganos; consuela a los afligidos y
perseguidos. Cura, oh Virgen de las fuentes milagrosas, a los enfermos; asiste
a los agonizantes y alivia a las almas del Purgatorio. Te ruego, en fin, oh
Blanca y Peregrina Señora del Rosario, por todas mis necesidades… (Pida cada
uno la gracia que desea alcanzar).
Yo, confiado en tu omnipotencia
suplicante, me abandono en tus amorosos brazos. Recíbeme, como hijo, en tu
maternal regazo. Y no me desampares en la vida ni en la muerte.
Así sea.
NUESTRA SEÑORA DE
FÁTIMA, REINA DE LA PAZ,
RUEGA
POR NOSOTROS.
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, REINA DEL ROSARIO,
RUEGA
POR NOSOTROS.
NUESTRA SEÑORA DE
FÁTIMA, SALUD DE LOS ENFERMOS,
RUEGA POR NOSOTROS.
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, CONSUELO DE LOS DESAMPARADOS, RUEGA POR NOSOTROS.
¡OH DULCE CORAZÓN DE MARÍA, SED LA SALVACIÓN DEL ALMA MÍA!
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