“No se aparte María de tu boca,
No se aparte de tu corazón; y para
Conseguir la ayuda de su intercesión,
No te desvíes de los ejemplos de su
Virtud. Si la sigues, no te extravías;
Si la ruegas, no desesperas; si en
Ella piensas, no te pierdas. Si Ella
Te tiene de su mano, no caes; Si Ella
Te protege, nada temas; si Ella te
Guía, no te fatigas; si Ella te
Ampara, llegas al puerto…”
(San Bernardo).
DÍA SEXTO (9 de mayo)
Por
la señal… +
Acto
de contrición…
ORACIÓN
PREPARATORIA
(Para
todos los días)
Santa maría, Reina de los cielos, Madre de
Nuestro Señor Jesucristo y de la Iglesia, mírame a tus pies humildemente
postrado, contemplándote como arco iris de paz, de bondad y de misericordia.
Acudo a suplicarte protección, porque sé que nadie se libra de males, ni
consigue salvación, ni logra gracia alguna, a no ser por tu poderosa
intercesión.
Concédeme, oh Madre de piedad, aquellas
interiores disposiciones que inculcaste a los tres niños pastorcitos por medio
del Ángel de la Paz. Unido a ellos, quiero hacerte esta novena para obtener la
solución favorable en los conflictos que me afligen (o para darte las más
rendidas gracias por los beneficios alcanzados).
Por eso quiero también con ellos y con el
Ángel repetir fervorosamente:
“Oh Dios mío, creo, adoro, espero y os amo. Os pido
perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman”.
“Santísima Trinidad,
Padre e Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco, con adoración profunda, el preciosísimo
Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos
los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes que se os infieren”.
“Por los méritos
infinitos de tu Sagrado Corazón y por la intercesión del Corazón Inmaculado de
María, os pido la conversión de los pecadores”,
y las gracias que solicito en esta novena. Así sea.
LA SANTÍSIMA VIRGEN PIDE EL REZO
DEL SANTO ROSARIO
CONSIDERACIÓN.
—Esta devoción fue introducida en las prácticas cristianas por la Santísima
Virgen, comunicándosela a Santo Domingo de Guzmán como arma para desbaratar y vencer a los herejes.
La Iglesia se propone, con la difusión del
rezo del Santo Rosario, restaurar el espíritu de oración.
El
hombre moderno no ora, porque ignora la importancia de la plegaria,
verdadera respiración del alma. Piensa que el mundo logrará sus mejoras con
discursos, diarios y revistas. Abundan los suicidios, los desesperados, los tristes
y encadenados por los vicios, porque no se levanta el corazón a Dios, el único
que puede curar todas las calamidades.
Con
el rezo del Rosario adquirimos el hábito de la oración. Y como debemos orar
en Cristo y por Cristo, en el Rosario se entreveran la Encarnación, Vida,
Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, a fin de atraer las miradas
misericordiosas del Padre Eterno, y nos envíe su Espíritu para sanar la
sociedad y enfervorizar la vida cristiana.
La práctica del Rosario aúna los
corazones, los hogares y los pueblos.
Los Sumos Pontífices la aconsejaron y
encomiaron (alabaron) repetidas veces. De
San Pío X son estas palabras: “La oración del Rosario es la más bella de todas, la más
rica en gracias y aquella que toca más el Corazón de la Madre de Dios. Si
queréis que reine la paz en vuestros hogares, rezad el Rosario en común.”
En Lourdes se había
aparecido a Bernardita repasando entre
sus dedos las cuentas del Rosario.
A
San Antonio María Claret, llamado el segundo Santo Domingo, le dijo: “Predica mi
Rosario, porque en él está la salvación de las naciones.”
La Santísima Virgen prometió que:
“Todo el que
recitase devotamente el santo Rosario con la consideración de los sagrados
misterios no será oprimido por la desgracia, no será castigado por la justicia
de Dios, no morirá de muerte imprevista, sino que se convertirá si es pecador ,
se conservará en gracia y se hará digno de la vida eterna.”
Pero nunca como en Fátima recomendó la Virgen Santísima el santo Rosario tantas
veces y con santa insistencia. Lo hace
en las seis apariciones.
Quiere
que todos recen el Rosario diariamente. Del vidente Francisco dice que
antes de ir al cielo tendrá que rezar muchos Rosarios. Encareció a los tres
pastorcitos que rezaran el Rosario, para lograr el fin de la guerra de 1914. Se proclama la VIRGEN DEL ROSARIO.
Al recorrer su imagen el orbe, enciende en
las almas esta devoción como cruzada de salvación. Un misionero había
comprobado que, rezando el Rosario, jóvenes en peligro de muerte, a causa de
grandes accidentes, se habían salvado milagrosamente. Una madre, en gravísimo
estado durante un parto, se salvó con su niño; hombres alcoholizados habían
vencido el vicio; vidas disolutas habían encontrado el camino del Espíritu;
almas alejadas habían vuelto al regazo de la fe; familias sin hijos habían
alcanzado la bendición de la fecundidad; muchos soldados se habían salvado en
el fragor de la batalla. Muchas angustias espirituales habían sido vencidas, y
muchos paganos habían alcanzado el puerto de la conversión.
Y
tú, ¿ya
te has comprometido a rezarlo todos los días? ¿Sabes rezarlo? ¿Has introducido
la costumbre en tu casa?...
MEDITA.
— Pide a la
Virgen comprender y practicar la devoción del Rosario.
EJEMPLOS
— Don
Cándido Bacelar, médico de Cervaes, Villa Verde, después de una intervención
quirúrgica, quedó casi totalmente paralítico de los miembros inferiores. El 13
de octubre último, empeoró notablemente. “Ese mismo día — escribe — gran parte de mi familia pedía en el
Santuario de Fátima mi curación. Allí se encontraba mi nietecita, que
recientemente se había curado por intercesión
de la Virgen, de una enfermedad pulmonar. Beso ese día a la Virgen,
pidiendo la curación de su abuelito médico. Lo cierto que del día 13 al 14
comencé a andar y desde entonces mejoro incesantemente, por lo que hago público
mi agradecimiento.”
—“Un padre de familia numerosa, hacía más
de cuarenta años que no ponía los pies en la Iglesia. Cuando pasó Nuestra
Señora de Fátima, hallábase enfermo y renegaba de Dios por su enfermedad.
Manifestó el deseo de ver la imagen. Allá se la llevamos a su casa. La beso
conmovido, y al día siguiente se confesó y recibió la Sagrada Comunión, que en
todo aquel tiempo nunca había recibido.
Continúa enfermo, es cierto, y los médicos ya le desengañaron, pero se muestra
resignado y acepta los sufrimientos con mucha paciencia.” No recibió este hombre la cura del cuerpo,
pero si la del alma.
ORACIÓN
FINAL
Oh dulcísima Reina del mundo, Madre de
Dios y nuestra, que, al aparecerte con rostro dolorido a los tres niños
pastorcitos, nos has pedido la fiel observancia de los mandamientos divinos, el
rezo cotidiano del Rosario, la reparación y la consagración a tu Inmaculado
Corazón, a fin de conseguir la ansiada paz mundial; impulsado por el filial
anhelo de complacerte, acudo a prometerte la real correspondencia a tus deseos
y a implorar que protejas al Papa, a los obispos, a los sacerdotes, a los
religiosos y demás fieles cristianos. Orienta, bondadosa Reina de la paz, a los
gobernantes; convierte a los pecadores y paganos; consuela a los afligidos y
perseguidos. Cura, oh Virgen de las fuentes milagrosas, a los enfermos; asiste
a los agonizantes y alivia a las almas del Purgatorio. Te ruego, en fin, oh
Blanca y Peregrina Señora del Rosario, por todas mis necesidades… (Pida cada
uno la gracia que desea alcanzar).
Yo, confiado en tu omnipotencia
suplicante, me abandono en tus amorosos brazos. Recíbeme, como hijo, en tu
maternal regazo. Y no me desampares en la vida ni en la muerte.
Así sea.
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, REINA DE LA PAZ,
RUEGA POR NOSOTROS.
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, REINA DEL ROSARIO,
RUEGA
POR NOSOTROS.
NUESTRA SEÑORA DE
FÁTIMA, SALUD DE LOS ENFERMOS,
RUEGA
POR NOSOTROS.
NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA, CONSUELO DE LOS DESAMPARADOS, RUEGA POR NOSOTROS.
¡OH DULCE CORAZÓN DE MARÍA, SED LA SALVACIÓN DEL ALMA MÍA!
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