miércoles, 2 de mayo de 2018

MISTERIOS GLORIOSOS meditado (Se rezan los días miércoles, sábados y domingos) Por el Padre Roger – Thomas Calmel O.P.




I-RESURRECCIÓN


   Que la Virgen nos obtenga alegrarnos con Ella, viendo a Jesús glorificado y exaltado en cierta medida proporcionalmente a sus abatimientos y sus humillaciones.

   Que Ella nos ayude a encontrar el reposo y la seguridad, viendo que el Padre, por esta resurrección, manifestó su complacencia por la obra de su Hijo bien amado.


II- ASCENCIÓN


   Que Ella nos consiga igualmente creer en fianza ilimitada en su Hijo Jesucristo, que vive y reina sentado para siempre a la derecha del Padre.

   Que Ella nos consiga igualmente creer en Él como Sumo y Eterno Sacerdote, que presenta al Padre las cicatrices irradiantes de su Pasión, así como no deja de ofrecer su sacrificio, sacramental pero realmente, en nuestros altares de aquí abajo.


III- PENTECOSTÉS


   Por la acción del Espíritu Santo, he aquí que la santidad de Cristo, la santa conformidad a la Pasión y Resurrección, continuarán por siempre en el interior de la Iglesia, en cada uno de los fieles de Cristo. Para que sea así, que la Virgen nos obtenga entregarnos a las sugestiones y los movimientos del Espíritu Santo.


IV- ASUNCIÓN


   La Virgen, Madre de Dios, la bienaventurada Virgen María, estaba unida muy cerca a la Encarnación y a la Pasión redentora de su Hijo para no estar unida igualmente, primera de todas las creaturas, a su Resurrección. El poder de su intercesión en la gloria es proporcional a la intensidad de su unión de amor en el momento del Fiat de la Anunciación y durante el Stabat de la Crucifixión. Estamos persuadidos que Ella intercede con una fuerza irresistible y que sólo le pertenece a Ella. No nos cansemos nunca de decirle con toda la confianza y todo el reconocimiento de que somos capaces: ruega por nosotros, pobres pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.


V- CORONACIÓN EN EL CIELO Y REALEZA DE MARÍA



   La Virgen está, pues, íntimamente unida a la incesante y multiforme acción de su Hijo Jesucristo, para aplicarnos las gracias y los beneficios de la Encarnación redentora. Ella es mediadora de todas las gracias. Ocupémonos de recurrir a Ella en la fe  y como niños pequeños. Ocupémonos de vivir con Ella y Ella se ocupara de llevar a su perfección, por encima de todo, la obra de santificación que Jesús ha empezado en nuestras vidas.   


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