viernes, 20 de julio de 2018

MATER INTEMERÁTA.



MADRE INCORRUPTA.


Posedit me in initio. Prov. 8.
Me poseyó desde el principio.


Portae inferí non prevalebunt adversus eam.
Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.


CONSIDERACION I.


Imaginémonos cuatro monstruos infernales como vencidos y postrados a los pies de la Virgen Santísima, y a un león teniendo el estandarte de la Cruz. De verdad que por dichos monstruos se diseñan cuatro victorias que María alcanzo de sus enemigos, por la asistencia del león de la Tribu de Judá. María dice de sí; “el Señor me poseyó desde el principio”: por cuyas palabras se indica, que en el principio o al punto de su concepción inmaculada, quebrantó la cabeza de la serpiente infernal;  ¡he aquí la primera victoria!
Además de esto María siempre conservó inviolada su virginidad, antes del parto, en el parto, y despues del parto: pregunto ¿no son estas otras tres victorias?


CONSIDERACION II.


Mas aunque esta verdad sea muy congruente a la escritura y a la razón, no obstante alguna herética pluma se ha atrevido a escribir que María Santísima despues de Cristo, todavía tuvo muchos hijos siendo el padre San José: pero ¡o temerario aserto! Di hombre embusterísimo, ¿cuál era el nombre de estos hijos? ¿Cuál su patria? ¿En dónde habitaron? ¿Cuantos fueron? ¿De qué modo murieron? y ¿en dónde están sepultados? Di, ¿Por qué encomendó Jesucristo en la cruz  a María a Juan, y no más bien a sus hijos?


MEDITACION III.


Dirás acaso, que Cristo cuando resucitó de entre los muertos, dijo: “id, y anunciad esto a mis hermanos”: luego es verdad que Jesucristo tuvo muchos hermanos. A esto se responde: que unos son hermanos por naturaleza, como Abel y Caín: otros se dicen hermanos por ser de una misma nación: y así San Pablo llamaba hermanos a todos los judíos: finalmente, otros se dicen hermanos por el afecto y mutua caridad; y por esta llamaba Jesucristo de hermanos a sus Apóstoles.


ORACIÓN.


¡Oh María Madre incorrupta! que en pureza, virtud y gracia en gran manera excedes y aventajas a todos los ángeles y santos; pero no menos padeces gravísimas injurias y detracciones por tus enemigos. Yo en gran manera me duelo contigo, y te ruego también me des poder contra estos mismos enemigos para que defienda siempre tu honor, predique sin cesar tus alabanzas y de día en día aumente tu gloria. ¡Oh María!

Madre incorrupta, ruega por nosotros.


P. FRANCISCO JAVIER DORNN
DEAN Y PREDICADOR DE PRIDBER
(1834).   

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