sábado, 18 de mayo de 2019

BREVE PRÁCTICA, DEL MES DE MAYO CONSAGRADO A LA MADRE DE DIOS: MEDITACIÓN DÍA 18 DE MAYO.




POR FELIX SARDA Y SALVANY, PBRO.


ACTO DE CONTRICIÓN.


Por la señal, etc.

   A vuestra soberana Madre vengo a honrar, Señor mío Jesucristo, y al querer debidamente hacerlo, me avergüenza ante todo el estado de mi pobre alma, tan llena de ofensas a Vos. Os he faltado, Señor, mil veces, y agraviándoos a Vos, he agraviado juntamente a vuestra dulcísima Madre y mía. ¿Cómo he de poder, pues, presentarme en su presencia sin que le provoque a asco y enojo mi indignidad?

   Vos, Señor mío, que tan misericordioso sois y que desde las entrañas de vuestra dulce Madre habéis traído al mundo tesoros de bondad y de compasión, tenedla de ese pobrecito pecador, y perdonadle una vez más sus negras ingratitudes. ¡Pésame, Señor en lo más vivo de mi alma haber herido con ellas vuestro amante Corazón! ¡Pésame, Padre mío y no quiero ofenderos con ellas ya más! Ayudadme con vuestra gracia para perseverar en este mi arrepentimiento y firme propósito hasta el fin de mi vida. Amén.


ORACIÓN A MARÍA SANTÍSIMA.


   Vuestro permiso imploro, Madre y Señora mía, para acercarme, a pesar de mi indignidad, a vuestro altar sagrado. A él vengo, celestial Maestra, para que me instruyáis; a él corro, bondadosa Madre, para que me consoléis; a él me refugio, Abogada poderosísima, para que me protejáis. Todo lo sois, Señora, para el pueblo cristiano y para este infeliz pecador, luz, consuelo, amparo, fuerza, esperanza y segura protección. Enseñadme con el ejemplo de vuestra vida, especialmente con el paso de ella que me propongo hoy meditar; fortalecedme con la divina gracia que benévolamente me alcanzaréis de vuestro Hijo Jesús; consoladme y acariciadme con las infinitas dulzuras de vuestro culto y amor, singularmente en este vuestro devoto Mes. Amén.

   ¡Madre y Señora mía! De vuestro Soberano Hijo y Señor mío otorgadme en estos momentos el especial beneficio de hacer con fruto para mi alma estos breves puntos de meditación.



MEDITACIÓN DÍA 18 DE MAYO.

María en el Calvario. —Valor y constancia.

   Era este el espectáculo del Calvario. Cristo clavado en cruz. Los dos ladrones crucificados a par de El a derecha e izquierda. Los fariseos y escribas delante, insultando los últimos momentos del Divino Moribundo. María y las demás piadosas mujeres y San Juan firmes al pie del cadalso.
 
   Admira la constancia y firmeza más que humanas de esa animosa Mujer. Desde que buscó y encontró a Jesús en la calle de Amargura, fue siguiéndole paso tras paso, y no quiso ya separarse más de Él. Vio su desnudez, oyó el martillar sobre los clavos de sus pies y manos, le miró alzado en alto sobre el sangriento madero, una a una recogió sus últimas palabras y encomiendas, mantuvo rostro sereno ante el horror de los elementos perturbados al espirar el Divino Salvador. Esta es la imagen de lo que debe ser toda alma fiel en los azarosos momentos en que llega a su alma la amargura de la tribulación. Asida a la cruz de Cristo, sabiendo que allí está su seguridad y su apoyo, no ha de temer borrascas, ni retroceder por invectivas, ni cejar, sean cuales fueren las amarguras que haya de devorar su despedazado corazón. No se vive en amor sino a costa de graves dolores, que son la prueba de sus quilates. Almas tibias y desmayadas, que vaciláis a la menor contradicción, y huis despavoridas del lugar del sacrificio, cuando os lo exige la honra de lo que amáis, ¿es verdad que amáis? ¿0 es vuestro amor, amor de aire y de solas palabras, sin otra solidez ni consistencia? No amó así María, nuestra Madre y Madre de Dios.

   Mírate en ese espejo, alma cristiana, y aprende en María la fuerza y firmeza incontestables del verdadero amor a prueba de todo sufrimiento. Bebe como Ella tu cáliz de pasión hasta el fin, hasta lo más amargo de sus heces, si quieres reinar un día sin llanto ni pena alguna en el gozo de tu Señor.



DESPUÉS DE LA MEDITACIÓN.


   Ahora saludaremos fervorosamente el Nombre suavísimo de nuestra Divina Madre con las siguientes jaculatorias y Ave Marías:

Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí, pobre pecador. Ave María.

Arca de Dios y Tesorera del cielo, concededme abundantes gracias para detestar y llorar mis pecados. Ave María.

Reina de cielos y tierra, sedme amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos. Ave María.

Inmaculada Madre de mi Dios y Señor, alcanzadme lo que os pido para mi salvación. Ave María. 

Abogada mía y refugio mío, amparadme en el trance espantoso de la muerte y abridme las puertas del cielo. Ave María y Gloria.


ORACIÓN DE SAN BERNARDO.

(Memorare).


   Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que alguno de los que acudieron a vuestra mediación e imploraron vuestro auxilio fuese desamparado de Vos. Alentado con esta seguridad, a Vos acudo, Virgen Reina de las vírgenes, y aunque agobiado bajo el peso de mis culpas, atrévome á parecer ante vuestra presencia. No despreciéis mis ruegos, antes dignaos atenderlos y favorablemente despacharlos. Amén.


OFRECIMIENTO DEL DÍA...


   Cuanto piense, cuanto hable, cuanto obre y cuanto quiera en este día de vuestro sagrado Mes, os lo ofrezco, purísima Reina de los cielos, como florido homenaje de amor consagrado a vuestra devoción. Sean por Vos todas y cada una de mis respiraciones. Sean por Vos todos y cada uno de los latidos de mi corazón, sean por Vos los deseos más íntimos de mi alma. Os dedico muy especialmente el obsequio o flor espiritual de hoy, y deseo lo recibáis como nueva prenda de mi fidelidad a vuestro amor. Y haced, Señora, que según Vos viva, y en Vos muera, y con Vos reine felizmente por toda la eternidad. Amén.


   Aquí se leerá la Flor espiritual correspondiente al día, sacándola por suerte entre el catálogo que se hallará continuado al fin. Meditaciones Dará los diferentes días del mes.




FLORES ESPIRITUALES:


—18. Hacer un acto de perdón o de amor a cualquiera que nos haya agraviado.

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