Por la señal, etc.
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús, que en este
Divino Sacramento estáis vivo e inflamado de amor por nosotros! Aquí nos tenéis en vuestra
presencia, pidiéndoos perdón de nuestras culpas e implorando vuestra
misericordia. Nos pesa ¡oh buen Jesús! de
haberos ofendido, por ser Vos tan bueno que no merecéis tal ingratitud. Concedednos
luz y gracia para meditar vuestras virtudes y formar según ellas nuestro pobre
corazón. Amén.
DÍA 9
EL SAGRADO CORAZÓN,
MODELO DE DESPRENDIMIENTO
I
La virtud que quiere
enseñarte hoy, alma mía, el Sagrado Corazón de Jesús, es la muy heroica del
desprendimiento. Tan desprendido de todo lo humano estuvo el Sagrado Corazón,
que nada ejercía sobre él peso, ni influencia alguna, como no fuese la voluntad
de su Padre celestial.
Estuvo
desprendido de todo interés material, hasta el punto de nacer privado de todo,
en una cueva, y morir desnudo de todo, en la cruz y en el intermedio de su
vida, nunca tuvo cosa que llamase suya.
Las limosnas
que le daba la piedad de los fieles, las volvía Él a los pobres, o las
depositaba en poder de sus discípulos.
En cuanto a los afectos de sangre, ninguno
de ellos embarazó para nada la libertad y desprendimiento del adorable Corazón
de Jesús. Niño aún, deja a su Madre y San José y se separa por tres días de su dulce
compañía y si éstos se atreven a formular una queja “¿No sabéis, les dice, que a Mí me toca atender primero a las cosas
de mi Padre celestial?”
¡Oh sublime libertad de
espíritu! ¡Oh total desprendimiento de lazos humanos! ¡Oh soberana
independencia del corazón entregado únicamente a Dios!
—Medítese
unos minutos.
II
No es así ¡oh Jesús mío! mi pobre corazón, esclavo de tantos señores y atado a tan
miserables cadenas, que de todas partes detienen su vuelo hacia Dios.
Me ata el amor a los bienes temporales, me
ata el ansia por las comodidades de mi persona; me ata el afecto exagerado a
los amigos. Mi corazón ha echado tan profundas raíces en esta tierra vil que le
rodea, que no sabe vivir sino con ella y por ella. Y así como la planta se
nutre y forma de los jugos que bebe del suelo por medio de sus raíces, así mi
corazón vive y se nutre sólo de la miseria del mundo por medio de los mil y un
afectos que le tienen atado a él.
¡Oh! Desarraigad, Jesús mío,
desarraigad mi alma de esta tierra de pecado, donde no crece, ni medra como
debiera sólo para Vos. Viva yo en este mundo sólo corporalmente, pero viva
espiritualmente fuera de él. No me llenen afectos humanos a mí, que estoy
llamado a poseer un objeto divino. Haced que encuentre amargura y desabrimiento
en todo lo que no seáis Vos, para que no se pegue mi corazón más que a Vos.
Si con Vos tan sólo he de
reinar eternamente, ¿Cómo soy tan fácil en entregar mi corazón a esas tristes criaturas
que tan presto he de abandonar?
—Medítese,
y pídase la gracia particular.
ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN.
Rendido a vuestros pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras
de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo
vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros
y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y
bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y
sirven.
¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y
necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, ¡oh soberano
Maestro!, y necesito de vuestras
divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia. ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo
amparo de los flacos y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no
desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi
miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio
en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y
convidasteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en
vuestro Evangelio: “Venid a Mí, … Aprended de Mí ... Pedid, llamad ...” A las puertas de vuestro Corazón
vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme,
formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha
de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
—Aquí se rezará tres veces el
Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz,
corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa
Margarita María Alacoque.
LETANÍA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.
Señor, ten
piedad de nosotros.
Cristo, ten
piedad de nosotros.
Señor, ten
piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten
piedad de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten
piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que
eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Hijo
del Padre Eterno, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen Madre, ten piedad de
nosotros.
Corazón de Jesús, unido
substancialmente al Verbo Divino, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de
majestad infinita, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, templo
santo de Dios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, tabernáculo
del Altísimo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, casa
de Dios y puerta del Cielo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, horno
ardiente de caridad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, Santuario
de justicia y de amor, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, lleno
de amor y bondad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, abismo
de todas las virtudes, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, dignísimo
de toda alabanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rey
y centro de todos los corazones, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús,
en quien están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en
quien habita toda la plenitud de la divinidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, en
quien el Padre tiene todas sus complacencias, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, de
cuya plenitud hemos participado todos nosotros, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, deseado
de los collados eternos, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, paciente
y de gran misericordia, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, rico
para con todos aquellos que te invocan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente
de vida y santidad, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, propiciación
por nuestros pecados, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, saciado
de oprobios, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, despedazado
por nuestras maldades, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, hecho
obediente hasta la muerte, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, traspasado
con la lanza, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, fuente
de todo consuelo, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra
vida y resurrección, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, nuestra
paz y reconciliación, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, víctima
de los pecadores, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, salud
de los que en ti esperan, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, esperanza
de los que en ti mueren, ten piedad de nosotros.
Corazón de Jesús, delicia
de todos los Santos, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros,
Señor.
℣.
Jesús, manso y humilde de Corazón.
℟.
Haz nuestro corazón semejante al tuyo.
ORACIÓN
¡Oh
Jesús, Señor nuestro, que por un nuevo beneficio de tu gracia te has dignado
manifestar a tu Iglesia las riquezas de tu Corazón! haz
que podamos pagar a este divino Corazón amor con amor, y reparar con dignos
desagravios los ultrajes que te ha hecho la ingratitud de los hombres.
Omnipotente y sempiterno Dios, pon los ojos
en el Corazón de tu muy amado Hijo, y en las alabanzas y satisfacciones que te
ha ofrecido a nombre de los pecadores, y aplacado con ellas, perdona a los que
imploran tu misericordia en nombre del mismo Jesucristo, que contigo vive y
reina por los siglos de los siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del
Espíritu Santo. Amén.
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