miércoles, 31 de agosto de 2022

NOVENA EN HONOR A LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA.


 


COMENZAMOS: 31 de agosto.

 

FINALIZAMOS: 8 de septiembre (Festividad)

 

 

 

   Novena compuesta por el padre Pedro de Alcántara Suárez y Muñano, capellán rector del Real Hospicio y Colegio de Desamparados de Madrid, y aprobada por Mons. José de Lorenzo y Aragonés, Vicario eclesiástico de la Villa de Madrid el 26 de Agosto de 1867.

  

 

NOVENA EN HONOR DEL FELIZ NACIMIENTO DE 

LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA.

 

 

   Postrados ante el altar o imagen de la soberana Reina, se hará la señal de la santa Cruz, y el acto de contrición.

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 

 

ACTO DE CONTRICIÓN

 

 

   Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido: propongo firmemente de nunca más pecar, y de apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, y de confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, y de restituir y satisfacer si algo debiere: os ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y así como os lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis, por los merecimientos de vuestra preciosísima Sangre, Pasión y Muerte en la Cruz, y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.

  

 

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

 

 

   Santísima Niña María, delicia de los Ángeles, augusta Soberana de los Cielos, deseada de las naciones, cuyo feliz nacimiento regocija a todo el orbe, por ser el principio del venturoso día de la redención del humano linaje. ¡Oh tierna infanta!, vuelve a nosotros esos bellos ojos que derraman alegría y consuelo, y purifique tu graciosa sonrisa nuestras almas. Haz que participemos del espiritual regocijo de tu Nacimiento, viviendo en la abundancia de gracias que nos promete, para que podamos nacer nuevamente a gozar la felicidad eterna de la gloria. Amén.

 

 


 

DÍA PRIMERO - 31 DE AGOSTO

 

MEDITACIÓN: SANTA MARÍA, «AZUCENA ENTRE 

ESPINAS». (Cánticos 2, 2)

 

 

   Oh Niña gloriosa, criatura angelical, tesoro de gracias y perfecciones, que entre los hijos del crimen naces como Cándida azucena, siempre bella, brotando del tronco bendecido por el Omnipotente, para difundir el delicioso aroma de la virtud; vienes para curar las llagas de la humanidad abatida, para enseñarle el camino de salvación, para romper los grillos que envilecen su dignidad ultrajada. Pues eres la criatura de más sublime pureza entre las hijas del culpable Adán, inspíranos el noble sentimiento de la propia dignidad, que se extingue si no lo sustenta la virtud, de que eres celestial modelo. Niña todo amor, óyenos, pues te llamamos; aparece ante nosotros, pues te buscamos; hemos venido para hablarte; si te hemos hallado, ¡sálvanos, sálvanos, oh María! Amén.

 

 

 

—Ahora se rezarán tres Ave Marías a la celestial Niña, precediendo a cada una la siguiente jaculatoria:

 

 

Tierna infanta, Niña hermosa,

Perla de inmenso valor,

Nacida cual bella rosa

Para gloria del Señor.

 

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

 

 

   Preciosa Niña María, rica de inefables gracias, primogénita del Altísimo, delicia de los Serafines, que en tu feliz nacimiento recibes espléndidas ovaciones, homenajes y tributos como Soberana del universo, pues la magnificencia del Eterno Padre te contempla como a Hija muy querida, el entusiasmo del Verbo increado te acepta por su futura Madre, el tierno amor del Espíritu divino te enriquece y adorna como a su vivo santuario, y las inmensas legiones de celestiales espíritus, agrupados ante tu modesta cuna, te saludan como a su Reina y Señora, pulsando sus sonoras arpas con indecible regocijo. ¡Oh tierna y graciosa Niña!, también nosotros te saludamos con toda la efusión de nuestras almas en unión de los cortesanos celestes y de tus dichosos padres, que absortos te contemplan. Salve pues, Niña augusta, salve. A ti alabanzas, a ti coronas, a ti bendiciones, a ti las ofrendas del corazón, a ti los sacrificios de la humanidad. ¡Oh bella Infanta! Dios te envía a nuestro suelo cual lluvia de bendición: te aguardamos como la tierra árida, que suspira por el rocío de la mañana. En tu adorable nombre divisamos un porvenir venturoso: por eso el corazón se dilata, y los ojos vierten lágrimas de alegría. Pues vienes para remedio universal de nuestros infortunios, recíbenos bajo tu dulce amparo, disipa las densas tinieblas de nuestro entendimiento, destruye los desarreglados afectos de nuestro corazón, y reprime los esfuerzos y sugestiones de nuestros adversarios, para que, escudados con la divina gracia, podamos bajo tus auspicios arribar al puerto feliz de la vida eterna. Amén.

 

 

 

—Aquí exponga cada uno secretamente el favor particular que desea obtener de la celestial Niña.

 

 

 

GOZOS EN HONOR DE LA NATIVIDAD DE SANTA 

MARÍA VIRGEN

 

 

Niña agraciada y bella,

De perfección portento,

Tu excelso Nacimiento

Mi voz ensalzará.

 

Hermosa Virgen pura,

Reina de tierra y cielo,

Gloria, paz y consuelo

De la estirpe de Adán;

Encumbrada en el solio

De tu eternal grandeza

Te admira mi flaqueza

Con incesante afán.

Niña agraciada y bella,

De perfección portento,

Tu excelso Nacimiento

Mi voz ensalzará.

 

En este fausto día

Contempla arrebatada

La gracia reservada

A tu alta dignidad;

Y aquel dichoso instante

Que a la luz y la vida

Te vio salir vestida

De gloria y majestad.

Niña agraciada y bella,

De perfección portento,

Tu excelso Nacimiento

Mi voz ensalzará.

 

Mientras oscura y pobre

Te ve nacer el mundo,

Ignorando el profundo

Misterio de tu ser,

Conmuévanse los cielos,

Y absortos, la excelencia

Cantan de tu existencia,

¡Oh divina mujer!

Niña agraciada y bella,

De perfección portento,

Tu excelso Nacimiento

Mi voz ensalzará.

 

Por el etéreo espacio,

En célica armonía

Resonó la alegría

Y el grito de salud;

Y los brillantes coros

Que asisten al Dios santo,

Con inefable encanto

Proclaman tu virtud.

Niña agraciada y bella,

De perfección portento,

Tu excelso Nacimiento

Mi voz ensalzará.

 

El mundo desconoce

Tu celestial destino,

Tu carácter divino,

Tu excelsa vocación.

Madre de Dios, ¡qué asombro!

Vas a ser, Virgen pura,

Tú, tierna criatura,

Por eterna elección.

Niña agraciada y bella,

De perfección portento,

Tu excelso Nacimiento

Mi voz ensalzará.

 

Vas a ser de los hombres

La luz reparadora,

En quien Dios atesora

Sus dones y su honor.

Y noble y perfectísima,

Y en gracia confirmada,

A la empresa ordenada

Naciste, de su amor.

Niña agraciada y bella,

De perfección portento,

Tu excelso Nacimiento

Mi voz ensalzará.

 

Por eso amaneciste

Cual aurora esplendente

Del astro indeficiente,

Del mismo Hijo de Dios,

El que tomando carne

En tu impecable seno,

Sin mancha nació, y lleno

De eterna perfección.

Niña agraciada y bella,

De perfección portento,

Tu excelso Nacimiento

Mi voz ensalzará.

 

Y la salud del hombre,

En el feliz momento

De tu almo nacimiento

Se principió a operar:

De la infernal serpiente

La orgullosa cabeza

Tu insigne fortaleza

Logrará quebrantar.

Niña agraciada y bella,

De perfección portento,

Tu excelso Nacimiento

Mi voz ensalzará.

 

Feliz, feliz te aclama

Mi mente confundida,

Y ante tus pies rendida

Te presta veneración.

Allá en el alto asiento

De tu trono brillante,

Te invoca suplicante

Mi triste corazón.

Niña agraciada y bella,

De perfección portento,

Tu excelso Nacimiento

Mi voz ensalzará.

 

 

Antífona: Tu Natividad, oh Virgen Madre de Dios, 

anunció el gozo para el universo mundo, porque de ti ha 

nacido el sol de justicia, Jesucristo nuestro Dios, que 

rompiendo la maldición nos trajo la bendición, y 

confundiendo a la muerte nos dio la vida sempiterna.

 

. Hoy ha nacido la Virgen Santa María.

. Con cuya ínclita vida ilustra a la Iglesia

 

 

ORACIÓN

 

 

   Dígnate, Señor, conceder a tus siervos el don de la gracia celestial, a fin de que la solemnidad del Nacimiento de la Virgen Bienaventurada, cuyo alumbramiento ha sido para nosotros el principio de la Salvación, nos obtenga un acrecentamiento de paz. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Virgen concebida sin pecado original.

 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

 


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