lunes, 17 de noviembre de 2025

MARÍA CORREDENTORA.

 


Corredentora es el título que resume en una sola palabra la mediación de María entre Dios y el hombre herido por el pecado original, es decir, su cooperación a la redención del género humano.

 

La voz Corredentrix [Corredentora] (no la cosa significada) se la encuentra en el siglo XIV por vez primera, en el Tractatus de praeservatione gloriosissimae BVM [Tratado sobre la preservación de la gloriosísima y Santísima Virgen María], obra de un fraile mínimo anónimo, y luego en el XV, en un himno latino transcrito en dos manuscritos de Salzburgo: «Ut, compassa Redentori, Corredentrix fieres» (a fin de que, padeciendo junto con el Redentor, te hicieras Corredentora). Con todo, el título de Corredentora deriva de uno aún más antiguo (más antiguo en cuanto al vocablo, no respecto a la cosa significada), a saber, el de Redentrix [Redentora], que se halla nada menos que 94 veces (noventa y cuatro), desde el siglo X hasta el año 1750, con el sentido de “Madre del Redentor”. Dicha voz, con todo, podía ser mal interpretada y dar a entender que María era el “redentor” o el obrero principal de la redención de la humanidad. De suerte que de “redentora” se pasó suavemente, en 1750, a “corredentora” o cooperadora de la redención, sobre todo cuando los teólogos de la Contrarreforma comenzaron a estudiar de manera específica, para refutar las objeciones protestantes y jansenistas, el asunto de la cooperación inmediata de María, bien que subordinada, a la redención de Cristo. No obstante, no sólo permaneció la voz “redentora” hasta bien entrado el siglo XVIII, sino que, además, seguía superando al término “corredentora”.

 

   Fue precisamente el siglo XVIII el que hizo prevalecer el término “corredentora”. En efecto, una obra de sabor jansenista escrita por Adán Widenfeld (Mónita salutaria [Advertencias saludables]) reprobaba claramente el término “corredentora”, por lo que los teólogos católicos examinaron la cuestión a fondo y, como consecuencia, el mismo título de Corredentora empezó a prevalecer sobre el de Redentora.

 

   Por último, el título de Redentora comenzó a desaparecer en el siglo XIX, salvo raras excepciones, para dejarle el sitio al de Corredentora, que se usó asimismo en los documentos oficiales de la Santa Sede.

 

REDENCIÓN DE CRISTO Y CORREDENCIÓN MARIANA.

 

   Redención en general significa rescatar o recomprar una cosa que primero se poseía y luego se perdió. Por eso se rescata o se recompra pagando cierto precio.

 

   En sentido teológico, la palabra “redención”, aplicada al género humano después del pecado original, significa que la cosa poseída y luego perdida por el género humano después del pecado de Adán es la gracia santificante, que hace participar al hombre de la vida de Dios y tiene un valor infinito (Redimir significa en general liberar a una persona pagando un rescate por ella. Por eso redentor en sentido lato es el que libera a otro de la esclavitud pagando cierto precio por su liberación. De aquí que la redención en general exija el pago de un precio para (re) comprar a alguien. La redención del género humano en sentido estricto estriba en su liberación espiritual de la esclavitud del pecado y en su reconciliación con Dios. Jesús pago con su muerte en la Cruz el precio de nuestra liberación espiritual del pecado de Adán, reconciliándonos con Dios). Es por ello de un valor infinito el precio a pagar para recomprar o rescatar la cosa perdida. Ahora bien, la humanidad, al ser finita y creada, no podía pagar tal suma. De aquí que fuera menester la intervención de Dios para rescatar la gracia perdida en Adán por la humanidad. La Santísima Trinidad decretó libremente que el Verbo se encarnara en el seno de la Santísima Virgen María por obra del Espíritu Santo, de manera que, en sustitución de la humanidad incapaz de pagar tal precio, pudiera ofrecer un sufrimiento de valor infinito cual verdadero Dios y verdadero hombre.

   El elemento esencial de la redención de Cristo es el pago del precio para recobrar la gracia perdida. Supuesto esto, surge la pregunta de ¿cómo cooperó María a la redención de la humanidad obrada por Cristo?

   Los teólogos católicos aprobados por la Iglesia admiten, aunque con matices diversos, la realidad de la Corredención secundaría y subordinada de María, y especifican que la Corredención es remota en el “fiat” de María a la encarnación del Verbo redentor y próxima en el holocausto de Cristo y en subordinación a Él: un holocausto que se inició con la Encarnación y se consumó en el Calvario.

 

Sí, sí; No, no. (…)

Revista Católica antimodernista.

Año 2014







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...