martes, 2 de mayo de 2017

La Comunión Reparadora de los Primeros Sábados




La Comunión Reparadora, por supuesto, es el acto más importante de la devoción de Reparación. Todos los demás actos están concentrados alrededor de ella. Para entender su significado e importancia, debe considerarse en relación con la Comunión milagrosa del otoño de 1916; esta comunión ya estaba completamente orientada hacia la idea de Reparación, gracias a las palabras del Ángel. La Comunión Reparadora también debe considerarse en relación con la Comunión de los nueve Primeros Viernes del mes, pedida por el Sagrado Corazón en Paray-le-Monial.

Alguien podría objetar: Recibir la Comunión el primer sábado de cinco meses consecutivos es casi imposible para muchos de los Fieles que no tienen Misa en su parroquia ese día...

Es la pregunta que el Padre Gonçalves, el confesor de Lucía, le hace en una carta del 29 mayo de 1930:


“Y quien no pueda cumplir todas las condiciones el sábado, ¿no puede hacerlo los domingos? La gente del campo por ejemplo no podrá muchas veces por vivir lejos...”

Nuestro Señor le dió la respuesta a la Hermana Lucía la noche del 29-30 de mayo de 1930: “Será igualmente aceptable la práctica de esta devoción el domingo siguiente al primer sábado, cuando Mis sacerdotes, por justos motivos, así lo concedan a las almas.” Entonces, no sólo la Comunión, pero también la recitación del Rosario y la meditación sobre los misterios, pueden transferirse al domingo, por motivos justificados que los sacerdotes deberán juzgar. Es fácil pedir este permiso durante la confesión. Note otra vez el carácter católico y eclesial del Mensaje de Fátima. Es a Sus sacerdotes, y no a la conciencia individual, que Jesús da la responsabilidad de otorgar esta concesión adicional.





Después de tantas concesiones, ¿quién podría argüir todavía que no pudo cumplir los pedidos de la Virgen María?




“LAS CRUZADAS DE FÁTIMA”

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