1. ° El Ángel ante María.
— El Ángel de la Encarnación, es uno de los espíritus más grandes y
hermosos que rodean el Trono de Dios.
— Contémplale tan magnífico, tan sublime, tan brillante y
encantador que al decir de muchos nos parecería el mismo Dios.
— Considera la importancia
de la embajada que lleva a María y la dignidad de la misma, cuando el Señor no
se la encarga a un hombre, como lo solía hacer en otras ocasiones, en que
fueron sus embajadores Moisés, Elías, Eliseo, los profetas y patriarcas,
etc..., sino que
es un ángel y de los más elevados el que envía a la Santísima Virgen.
— Así convenía que la que
era más que ángel por su original pureza, fuera visitada por un ángel del
Señor.
— Y ¡cómo la visita!
— Entra el Ángel en la habitación
de María y la ofrece sus respetuosas reverencias — él que nunca se había postrado
más que ante el trono de Dios... ahora se postra ante las plantas de María — ¿qué vería el
Ángel en Ella?
—Acostumbrado a ver las
maravillas del Cielo... ¿qué podría ver de maravilloso en la tierra?... Y, sin
embargo, al ver a María, queda asombrado, lleno de pasmo y admiración.
— Después de la belleza y
hermosura de Dios nunca, ni en el mismo Cielo, había él visto algo semejante a
aquella Virgen escondida en su retiro de Nazaret.
— Y el mundo no la conocía..., y es que para conocerla, hay que
mirarla con ojos de ángel, no con ojos de tierra.
2. ° El saludo.
— «Dios te salve, la llena
de gracia»... «El Señor es contigo y bendita eres entre todas las mujeres».
— Es fruto de esta admiración...
es una explosión de entusiasmo..., cada frase viene a ser un desahogo de cariño
y de amor.
—
¡Cuánto ama el Ángel a María!... Parece que no acierta a acabar su saludo de
alabanza.
—Esas palabras, en boca
humana, hubieran parecido una adulación ridícula y desde luego una apasionada
exageración: pero ¿qué decir de las palabras de un Ángel que no puede adular,
que no puede mentir, ni exagerar?
— ¿Qué será María?
3. ° La Embajada.
—
El Ángel expone su objeto: la Concepción y el Nacimiento de un hijo que será el Mesías.
— Pide a María su consentimiento.
— Toda la creación, los hombres, los ángeles..., el mismo Dios habla
ahora por boca del Ángel.
— Todos esperan con anhelo, con impaciencia, la respuesta de
María...; momento sublime, grandioso..., de esa palabra pende la Redención...,
la salvación de la humanidad.
— El Ángel va delineando la figura del Mesías..., se llamará
Jesús..., será el Santo de los Santos..., será el Hijo del Altísimo, y a la vez
el Hijo de María.
— ¡María será verdadera Madre de Dios!
— Por vez primera se oyen en este paso, los deliciosos nombres
de Jesús y de María.
— Ésta, ha sido hasta
ahora la doncellita humilde y escondida de Nazaret.
— Desde este momento será María, la Madre
de Jesús. En esta embajada del Ángel, se encierra toda la fe, todos
los deseos, todas las esperanzas de la humanidad; asimismo todas las grandezas
y todas las riquezas de gracias de que María se veía colmada desde su
Inmaculada Concepción.
— Eternamente memorable será la embajada del Ángel a María.
4. ° Tu presencia ante
María.
— ¿Te presentas tú ante Ella con ese entusiasmo,
fervor y cariño como el Ángel? ¿Sabes estudiar, apreciar y reverenciar como él
a tu Madre?
— El Ángel una vez..., tú
muchas veces puedes conversar con María.
— ¿Lo haces así, viviendo
constantemente en su presencia..., haciéndolo todo con Ella y por Ella?
— Piensa en las embajadas
que Dios a ti también te envía por medio de sus ángeles..., el de tu Guarda...,
de tus superiores..., de la Virgen..., a veces Él mismo directamente... ¿Cómo recibes estas inspiraciones, llamamientos, toques al
corazón?... Pide a Dios ojos de ángel para
conocer y estudiar bien a tu Madre..., para amarla con locura..., para vivir
siempre para Ella.
— Pídele deseos de
cooperar a la gracia, recibiendo sus inspiraciones con espíritu de fe, vengan
de donde vinieren y procurando seguirlas en todo.
— Invoca al Ángel de la
Anunciación y al Ángel de tu Guarda.
“MEDITACIONES SOBRE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA”.
ILDEFONSO RODRÍGUEZ VILLAR— 1940.
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